Sweet Secret! | JimSu +18

13 +18

El agarre en su muñeca era fuerte, Yoongi podía jurar que los dedos de Jimin se quedarían plasmados en su piel por más tiempo del que se imagina, pero eso es lo que menos le preocupaba, pues ahora habían sido vistos salir de forma tan precipitada que ni siquiera les había dado tiempo de preguntar a donde iban, aunque Yoongi supone que posiblemente no les esté interesando en este momento, pues las cosas parecían tranquilas y el ensayo había sido un existo, solamente quedaban algunos ajustes y era específicamente para la coreografía que pudiera llegar a presentar Hoseok y Jungkook en el concierto, lo demás ya estaba perfeccionado.

—J-jimin —el mencionado solamente se concentraba en seguir su camino, importándole poco las miradas discretas que les daban al verlos pasar y caminar por los diversos pasillos en la empresa—, detente, me estás lastimando —pero el peliplata no escuchaba o al menos no quería hacerlo—, por favor, Jimin, tenemos que regresar al ensayo...

—Guarda silencio —demando Jimin en tono golpeado. Molesto era una palabra sumamente corta para como se sentía en ese momento—, teníamos un trato, Min, no debías interactuar con ninguno de los otros miembros, muchos menos de esa forma —Yoongi reprimió un quejido al sentir como el agarre en su muñeca se apretaba más, los nudillos de Park se hicieron blancos por la fuerza que estaba ejerciendo—, ¿cómo carajos permites que Jeon te tome de esa forma? Solamente yo puedo hacerlo.

—¿Qué? —Yoongi no comprendía del todo, intento jalar su brazo, pero Jimin tenía una fuerza descomunal una que ni siquiera Yoongi sabía que tendría—. Jimin, sólo fue un abrazo, además me detuvo, pude haberme caído de no ser... —la fría mirada que el peliplata le lanzo por sobre su hombro le hizo sentir escalofríos, ni siquiera pudo completar su propio dialogo.

—¿De verdad? —la ironía en la voz de Jimin no le gusto a Yoongi—. ¿Ibas a caerte? —dieron la vuelta en otro pasillo más y en cuanto Jimin vio la puerta más cercana abierta, no dudo en entrar, en cuanto lo hizo se percato de que las luces estaban apagadas, busco el interruptor y no dudo en encender las luces, la habitación de ilumino, era uno de los estudios de maquillaje, jalo a Yoongi para que ingresará y no dudo en empujarlo hacia el tocador más próximo.

El cuerpo de Yoongi choco con fuerza contra el tocador, haciendo que algunos productos de belleza cayeran al suelo, Yoongi se sorprendió ante aquel movimiento y el leve dolor en la parte baja de la espalda cuando el filo del tocador le toco por el golpe, le dolía, pero no podía quejarse, no cuando Jimin le acorralo en ese mismo sitio. Aquella mirada feroz no se apartaba de la suya.

El pelinegro como pudo logro sostenerse del filo de aquel mueble para intentar sentirse menos nervioso de lo que estaba, pero no podía, su respiración era rápida, errática, llena de pavor, los latidos de su corazón podía escucharlos claramente en sus oídos, estaba asustado, detestaba sentirse de ese modo y más que Park fuera la causa de su terror, trago saliva con pesadez, y trataba de desviar la mirada ante esos penetrantes orbes oscuros que le miraban con furia, a pesar del terror que sentía, Yoongi no podía evitar sentirse atraído por aquellos ojos.

En varias ocasiones logró ver a Park enojado, a veces lograba disimularlo un poco, pero casi siempre salía a la luz su disgusto, pero eso no quitaba el hecho de que se viera tan sexy ante sus ojos, porque le gustaba ese imponente carácter que se guardaba, pero que ahora mismo le estaba demostrando directamente a él, su coño se humedeció levemente y un ligero cosquilleo le invadió cerca de su clítoris, se maldijo en sus adentros por estar pensando en que Jimin enojado es lo más excitante que le podría pasar en el mundo. Jimin le sonrió con sorna.

—Caerte —soltó una risa gutural que le helo la piel—, que buena excusa, Min —Jimin llevo una de sus manos a la quijada de Yoongi y no dudo en tomarla con fuerza, Yoongi reprimió un quejido ante esa acción y llevo ambas manos hacia la mano de Jimin, intentando sin éxito quitarla de su rostro—, es lo más estúpido que has dicho desde que te conozco, gatito.