Capítulo 13

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La música era muy sensual para como estaban bailando aquellos. Friend pudo ver al fondo como dos chicos más sacaban a bailar a sus amigas.  La luz había bajado y la música era lenta, para mover tu cuerpo contra el de tu acompañante, pero Friend no haría eso, en cambio Freen sí lo hacía.

Las manos del chico que se encontraba con Freen, paseaba sus manos por las caderas de la otra. Este había mantenido sus ojos en ella desde el momento en el que llegó, y Freen ahora no desperdiciaría esa oportunidad, dado que se le daba bien. La piel de Freen brillaba y las luces le daban un toque único a esta, estaba disfrutando el momento.

Estaba de espaldas al chico, y este la tomó y la giró para que quedaran cara a cara. La miró con deseo, pero en su mirada había algo más, y Freen notó que no era para nada bueno. Así que en su momento optó por alejarse un poco de él.

—Creo que es mejor dejarlo hasta aquí —dijo la castaña, cuando notó como las manos del hombre apretaban fuertemente su cintura, buscando hacerle daño, y ya no era lo mismo, ya no era como antes.

—¿Por qué? —el hombre buscó besar a la fuerza a la menor, pero esta desvió el rostro—. Ya me calentaste, ahora no me vas a dejar así —dijo de una forma tan grotesca, que eso no hizo más que darle asco a Freen.

—No, no quiero —buscó alejarse.

—No —la tomó de los brazos tan fuerte, que Freen estaba segura que le dejaría marcas—. No me dejaras así, aparte... me pidieron que hiciera un trabajo, y a mí me gusta dejarlos completos —rió con todos sus dientes.

Freen buscó a Friend con la mirada, al igual que a sus otras amigas, pero no sabía si era la desesperación o es que aquellas no estaban ahí. Sus piernas comenzaron a temblar como nunca y no pareció tener fuerza para apartar a aquel hombre. Él era alto, y fuerte, cosa que Freen sabía que se le haría muy difícil escapar de aquel.

Las manos del hombre se aferraron aun más a la pelinegra, haciéndole más daño y aumentando el miedo. Las luces eran molestas y la gente gritando no hacía más que dañar los oídos de Freen, sin dejar de mencionar el alcohol en su sistema. Se sentía debil, como si estuviera drogada. Pero dentro de ella sabía que no era así.

Se estaba quedando sin aire, así como un ataque de panico. De esos que le daban cuando era pequeña y se sentía atrapa en lugares muy pequeños o en peligro.

—No me toque —buscó apartarlo, pero nada.

—¡Que no, no lo haré, tengo que cumplir un trabajo y lo haré! —besó el cuello de Freen bruscamente.

Y ninguno de los presentes a su alrededor pareció darse cuenta.

—Suél-suéltame... —dijo con voz débil.

—¡Te está diciendo que la sueltes, idiota! —y una mano empujó al hombre, por fin separándolos de Freen, la cual frunció el ceño, no supo que había hecho aquello hasta que se giró y vio a Rebecca fulminando al hombre con la mirada—. ¿No te enseñaron a resptear a las mujeres?

La pelea ya no pasada por alto por las personas, sino que aquellas ya habían dejado de bailar para centrarse justamente en aquella. Freen con el corazón a mil se pegó a Becky, asustada.

—¿Becky, qué haces aquí?

—Protegiéndote de este idiota —ni siquiera la miró, parecía tener fuego en la mirada, el hombre no se sintió intimidado, al contrario, este estaba borracho y sentía el alcohol recorrer por todo su cuerpo—. Largate.

—¿Yo? pero si fue esta prostituta la cual se me ofre... —y no pudo ni terminarlo porque el puño de Becky ya había chocado contra la mandíbula de aquel, dejándolo tirado en el piso—. ¡Imbécil!

Becky apretó los puños y sus fosas nasales estaban dilatadas, el enojo que sentía en aquel momento no era normal. Quería sacar a todas las personas del bar para darle su merecido a aquel tipo. Las personas murmullaban entre ellas; incrédula ante lo que pasaba. Freen se colocó frente a Becky.

—Becky, es mejor que nos vayamos...

Becky estaba tan enojada, que puso a Freen a un lado, como si fuera cualquier cosa, y se acercó al tipo lanzándole dagas con la mirada. Esta veía rojo, de tan sólo recordar como aquel intentó propasarse con Freen, sus puños se cerraron con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos y rojos, por el golpe que le había propinado a este hace un minuto atrás.

—No la vuelvas a tocar —tomó al hombre de su camisa y lo levantó—. ¡No lo hagas! —gritó y le dio otro golpe, el cual hizo que este cayera otra vez en el suelo.

—Becky, ya basta —le pidió Freen.

—Ese imbécil intentó tocarte —por primera vez desde que Becky llegó, la mirada de Freen y ella chocaron, y vio el miedo reflejado en los ojos de la pelinegra, el como estos brillaban por las lágrimas que morían por salir, mientras que por lo de ellas sólo salía fuego, una rabia interna la cual no quería reprimir más—. Nos vamos de aquí —la tomó del brazo con brusquedad.

—¿Por qué? —eso no hizo más que dejar a Becky con la boca entreabierta.

—¿En serio me preguntas por qué? ese... estuvieron a punto de forzarte, y saliste sin permiso y sin mí, ¿sabes que hubiese pasado si no hubiera llegado? —peleaban frente a todas las personas.

Becky sabía que ese tipo no era una persona cualquiera, sino que vino específicamente a por ella, y no era el único, afuera pudo ver a unos hombres vestidos de negros. Tanto Irin como Rigoberto la dejaron pasar primero, para que ninguno sospechara nada, por lo mismo, sabía que corrían peligro. Y los guardias de seguridad no tardaría en entrar para ver que estaba ocurriendo.

El puño de Becky ardía, y no por los golpes que le dio a aquel, sino porque quería volver y sacarle sangre, por el simple hecho de intentar aunque sea tocar a Freen. Y se juró a ella misma que sólo era su trabajo, un deber, que no lo hacía porque quería, sino porque se veía obligada. Pero su cabeza decía otra cosa; algo que ella no quería admitir.

Becky la sacó por la parte trasera, donde esta toda la basura y el callejón casi que sin salida. En este sólo había una pequeña luz, la cual y a penas dejaba ver el rostro de ambas, pero Freen no tenía que ser muy inteligente para saber que Becky estaba furiosa.

Sus manos estaban colocadas en sus caderas y miraba hacia el cielo, cerrando sus ojos para tomar el aire suficiente y calmarse.

Jamás se imaginó poder verla así, era como un demonio transfomado, el cual si lo soltaban por completo, era capaz de prender en fuego el mundo entero.

°°°

Por mientras, Irin entró en busca de Friend, y vio el desastre que había causado la entrada de Becky. Esta tomó el aire suficiente, le molestaban mucho las luces de ese lugar. No entendía como a aquella chica le podía agradar.

Pero no se puso a pensar en eso exactamente, sino en como Friend era agarrada de la cintura por un chico, y se preguntó si estaba tan entrenida que no escuchó la pequeña pelea que se había formado.

Dejó de razonar cuando vio que ese tipo se había acercado a su oído a hablarle secretamente, y Friend reía. Inclinó la cabeza hacia un lado y ahuecó la lengua en su mejilla.

Ya veo, juegas a dos bandos. Pensó Irin, cuando vio a Friend pegarse un poco más al chico.

Se preparó y caminó a paso decidido y rápido hasta que llegó a ellos dos, tocó el hombre de Friend con su dedo índice. La menor se giró y cuando vio el rostro ya conocido de Irin, sus ojos se abrieron como platos. Surprise no entendía nada, se había quedado en el aire. Irin la miró con un semblante serio y prepara para llevársela por la fuerza si es requerido.

—¿Irin? ¿Qué haces aquí? —Friend apartó la mano del chico de sus caderas, y se colocó dándole el frente a Irin.

𝐂𝐔𝐈𝐃𝐀𝐃𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐒𝐔𝐒 𝐋𝐀𝐁𝐈𝐎𝐒 || 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora