Capítulo 15.

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FREEN.

Y sí, quizá ella tenía razón, era una persona que no sabía lo que era amor, por eso mismo no lo podía entregar. Y aunque le llevé la contraria, sus palabras habían golpeado fuertemente en mi cabeza, tanto, que no habían dejado de rebotar desde anoche. Y no me quería parar de la cama, quería permanecer en ella hasta poder parar de llorar.

Había llegado la mañana, y tenía que prepararme para ir a la universidad, pero no podía, sinceramente, no quería ni verme a mí misma al espejo.

-Dime uno de tus amantes que después de pararse de tu cama te haya dicho cuanto le importas o lo mucho que te ama. O mejor aún; mencióname a uno de ellos que hasta el día de hoy te haya preguntado lo que te gusta, te haya besado con amor, con lentitud o te haya hecho el amor, Freen.

Ninguno, nadie nunca hizo eso. Nadie nunca siquiera me preguntó como había sido, sólo se paraban y listo. Ella tenía razón, era egoísta, no pensaba más que en mí, pero si no lo hago, ¿alguien más lo hará?

Me paré de la cama y me dispuse a posarme frente al espejo, me miré de arriba abajo, como mi rimel estaba corrido, como mi cabello estaba hecho una maraña, como mis labios estaban resecos y mi vestido desarreglado dado que ni siquiera me lo quité cuando llegué.

Sólo me tiré en la cama, y descansé mi cabeza en la almohada, mi cabeza dolía, sólo había dormido no más de dos horas; por lo mismo tanto, debajo de mis ojos colgaban dos bolsas negras las cuales eran muy notables y quitaría con maquillaje. Hacía mucho que no lloraba, recuerdo que la última vez que lo hice fue en el velorio de mi madre, y lo máximo que recibí aquel día fue un abrazo.

Nadie se quedó conmigo, a decirme que todo iba a estar bien, después llegó Friend y fue la única que me lo dijo, y me lo seguía diciendo hasta el día de hoy. Pero sinceramente, no me apetecía hablar con nadie anoche. No tenía ni idea de como Becky me había encontrado, y tampoco me interesaba ponerme en modo detective.

Tomé una bocana de aire, y fui a la ducha. Quité mi ropa y me entré debajo del agua, la cual me cayó de golpe en la cabeza, mojando primero mi cabello, luego mi espalda para luego recorrer mis pechos y rodar por mi estomago pasando por mis piernas y finalizar en mis pies. Le relajación se apoderó de este.

Cerré mis ojos por unos segundos, esos segundos fueron suficiente para seguir recordando las palabras de Rebecca.

-No eres importante, ¿qué no ves como la gente te usa? Sólo te quieren porque tú te entregas a ellos, no porque de verdad te amen; tienes un lindo cuerpo, pero ¿les importa lo que tú pienses?

No, nadie lo ha hecho, nadie sabe que es lo que quiero estudiar -sacando a Friend- pero después de ella, nunca nadie se me acercó, hablando sentimentalmente, nunca nadie me regaló una rosa, nunca nadie se preocupó por como estaba, nunca nadie me preguntó después de una larga noche; que si estaba bien.

Cerré el grifo y salí, tomando mi toalla para secarme y al final tomar el albornoz y ponerme este cubriendo mi cuerpo. Caminé con toda mi calma hasta que me detuve en mi closet. Saqué una sudadera lo más ancha posible, unos pantalones que se adhieran a mis piernas y unos tenis. Cuando terminé de aquello, me miré al espejo.

Arreglé mi cabello en una coleta alta dejándolo húmedo, lavé mis dientes y me eché un poco de perfume para luego ponerme algo para cubrir solo mis ojeras, sin brilla labios, sin nada en mi rostro más que eso. Fruncí los labios y me sonreí debilmente.

¿Qué era encontrarnos a nosotros mismos?

Ir por una montaña hasta tropezar con un oso y enfrentarte a él para demostrarte que eras valiente ¿Eso?

𝐂𝐔𝐈𝐃𝐀𝐃𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐒𝐔𝐒 𝐋𝐀𝐁𝐈𝐎𝐒 || 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora