Capítulo 32.

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—Obvio no lo creí a la primera, pero después al ver el rostro de todos los integrantes, supe que de chiste no tenía nada —Becky pudo sentir como las lágrimas de Freen mojaban su piel pero no le molestaba, sabía que aquella estaba soltando todo lo que le dolía—. Me hundí, no supe que hacer. Nunca vi su cadaver y mi padre tampoco.

—¿No? —soltó una Becky sorprendida —. ¿Por qué?

—No nos dejaron, decían que no merecíamos verlo; ella había muertos de dos balazos, uno en la frente y otro en el corazón, fue horrible. No sé donde está su tumba Becky, por eso solo visito a Billy, aunque Friend dice que el no merece mis flores, lo hago en consolación, porque... —gimoteó. Becky sin saber, ya estaba llorando con ella, pero se secó aquellas lágrimas, no quería llorar porque quería ser fuerte para Freen.

—Hey —Freen se apoyó de su codo y miró a Becky a los ojos. La castaña se enterneció al ver esos ojos llorar, era nuevo para ella, pero los veía tan preciosos, la luz era poca pero le dejaba perfectamente ver la cara de su menor —. Estoy contigo, no quiero que hagas esto más, sé que duele, y seguirá doliendo, pero se también sé que eres fuerte, princesa.

Freen la miró sorprendida por el apodo, era la primera persona en llamarla así, pero le gustó. Las dos se miraban a los ojos, Freen apreciaba lo hermoso de esos ojos, unos ojos grises, suaves y calidos, no había frialdad en ellos. No había tensión en el ambiente, y Becky ya podía saber como se sentía Freen al repecto de ello y el poco tacto que tuvieron los padres de la madre de Freen al no dejar que su propia hija vea el cadaver de su madre.

—Me gusta.

—¿El qué?

—Como me llamaste.

—¿Y podré seguir haciéndolo o me condenarás?

Freen sonrió, y sus lágrimas desaparecieron. Becky se sintió orgullosa de ello.

—Creo que... estarás condenada con mis besos —Freen se estiró un poco y dejó un beso en los labios de Becky, uno que no era como los demás. Uno muy diferente, no sabían como descrirlo pero les había gustado.

—¿Es un castigo o un premio?

—Depende de como lo veas.

—Pues me gusta muchoooo —abrió sus ojos, dramatizándolo—. No me duele.

—¿Ya no?

—No, te lo dije, tú calmas mi dolor —y otra vez estaba esa mirada—. ¿A qué parte del mundo te gustaría viajar?

Freen se emocionó por la pregunta, —Puede ser a Italia o a Paris, es la ciudad del amor. O no, Avenida de los Baobabs, Madagascar, ¿lo conoces?

Becky se quedó pensando, —Creo que he escuchado hablar de ello, pero ¿sola o acompañada?

—¿Por qué la pregunta? —la comisura de los labios de Becky se elevaron—. ¿Quieres ir?

—No lo sé —se encogió de un hombro—. Si me invitas, pero eso sí, pagas todo tú.

—Oye, no, eso es trampa. Mitad y mitad, y eso, que yo pago el vuelo.

—Bueno, estoy de acuerdo, pero me gustaría viajar a Canadá, dicen que tiene lugares maravillosos.

—Paris es mejor, nos hospedaríamos en el mejor hotel de todo el lugar, luego iríamos a una pequeña cafetería, comeríamos hasta más no poder...

—Hasta rodar, o creo que tú lo harías y yo te empujaría hasta cansarme —ambas rieron a carcajadas.

—No creo que ruede, tú lo harás —Freen picó la nariz de Becky de una manera juguetona—. Y por último, miraríamos las estrellas.

—Freen.

𝐂𝐔𝐈𝐃𝐀𝐃𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐒𝐔𝐒 𝐋𝐀𝐁𝐈𝐎𝐒 || 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora