La boda de Jimin y Yoongi en la bodega había sido una boda de cuentos de hadas. Bueno... si obviamos la parte donde el juez tuvo que esperar cuarenta minutos para dar comienzo, ya que a los novios se les hizo tarde por estar cogiendo dentro del carruaje que los llevaba al altar.
Pero por el resto había sido perfecta. La ceremonia se llevó a cabo dentro de la bodega para que los invitados estuvieran a buen resguardo del sol de abril que aún era bastante fuerte, y la fiesta tuvo lugar en el parque para disfrutar la hermosa noche mendocina bajo un cielo índigo plagado de estrellas. En la decoración predominaron los tonos dorados, tal como le gustaba a Jimin. El altar estaba tapizado en color champagne, y lleno de arreglos de flores blancas y amarillas. Pequeñas velas aromáticas a lo largo de todo el pasillo replicaban el brillo dorado. En el parque, se había aprovechado los colores del atardecer sobre las hojas secas por el otoño, dando énfasis a decenas de guirnaldas de luces que trepaban por los árboles y caían como lluvia de estrellas sobre las mesas y la pista de baile.
Brillo, encanto y elegancia para un momento único. Todo acorde con los ilustres invitados de la nobleza, ya que en esta ocasión, la familia de Yoongi también los estaba acompañando. Habían llegado desde Daegu unos días antes del evento y quedaron deslumbrados por la belleza del lugar, y por la inmensa sonrisa que iluminaba el rostro de su hijo.
Por su parte, Jimin no había querido invitar a sus padres. Mucho menos a su hermano y a la nueva novia que parecía recién salida de la escuela primaria. A pesar que los señores Park se habían contactado con él al saber que estaba en el país, el rubio sabía que todo su interés radicaba únicamente en el hombre que estaba a su lado. Durante todo el tiempo que duró la charla telefónica con su madre, lo único que Jimin escuchó fue que sí "su novio era dueño de esto" o "si su novio poseía lo otro". Jamás le preguntó cómo estaba él, o si era feliz. Nada.
Y para cerrar, la mujer tuvo el descaro de pedirle que recomendara a Seo Joon con Yoongi, como su representante legal en el país. Ese fue el punto final. Sin levantar la voz ni mostrarse enojado, Jimin le aclaró que no lo haría, y de paso le dijo que lamentaba haber llegado hasta ese punto, pero que ya no lo llamara más, que siguiera haciendo de cuenta que él no existía, tal como lo había hecho siempre. Fue un golpe duro para él, pero su Gatito estuvo ahí para apoyarlo, darle fuerzas y colmarlo de mimos. Colmarlo en todos los sentidos, en realidad. Colmarlo bien duro hasta que Jimin se olvidó que alguna vez tuvo padres.
Lo importante, es que los que sí los amaban estuvieron todos ahí para vivir juntos ese bello momento, y que ellos se veían radiantes y felices rodeados de todos sus amigos.
Al final, Jimin se salió con las suyas y se vistió con un inmaculado traje blanco de la casa Valentino, mientras que Yoongi lució el mismo modelo pero en negro. Se veían hermosos. El toque de glamour en sus atuendos lo daban los impresionantes boutonnièrs que cada uno portaba en sus solapas. Estos habían sido un regalo de la familia Min, que estaban más que felices de que su antes ingobernable descendiente, al fin sentara cabeza con el único hombre que había logrado conquistarlo. Los finos adornos eran en sí una joya que representaban una mugunghwa de oro y piedras preciosas. Los señores Min las habían colocado en las solapas de los novios y habían dejado con ellas sus más sinceros deseos de felicidad.
Tampoco faltaron los buenos deseos de los padrinos de bodas. Taehyung y Jungkook, obviamente. Estos habían sido los más entusiasta a la hora de ayudarlos a llegar hasta ahí. Ambos colaboraron pidiéndole a Jimin que tuviera paciencia, y empujando a Yoongi a dar el paso decisivo hacia un matrimonio que, ellos juraban, sería para siempre.
Y al menos, después de un año en el que hicieron algunos cambios, como por ejemplo una nueva casa, su matrimonio era perfecto. Con algunos altibajos mínimos, pero con el mismo amor.
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Entre Viñas y Cerezos 2
Fanfiction2° libro. La hermosa vida de Tae y Jungkook en la finca terminó por culpa de una mentira. Ahora, varios años después, un nuevo viaje a Corea lleva al castaño a reencontrarse con un muy difirente pelinegro. ¿Podrán enderezar sus caminos esta vez, y...