Capítulo 6

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El representante del hotel y los paramédicos se retiraron de la suite, sin conseguir que Jungkook los acompañara. Se había mantenido en su obstinación diciendo que se sentía perfectamente bien y solo estaba "un poco borracho".

Yoo Bi estaba tan furiosa como asustada.

_ ¡Dios santo, Kook! No tienes dos años.

Él no se inmutó.

_ Debiste hacerle caso al médico e ir al hospital para que te chequeen. ¿Acaso no escuchaste cuando dijo que podría tratarse de un ataque de pánico o de un episodio cardíaco?.

_ ¿Acaso tú no escuchaste cuando dije que solo bebí más de lo acostumbrado?.

_ Sí, te escuché. Pero creo que el médico tiene razón. Aunque, opino que también tienes que dejar de beber.

_ No te pedí tu opinión, Yoo Bi.

_ Pero te la daré de todos modos _ dijo alzándose de hombros _ Ya no eres un niño, Kook. Tienes veintinueve. No deberías beber tanto o tendrás el hígado destruído antes de los cuarenta.

_ "¿Cuarenta? _ pensó él _ Como si quisiera vivir once años más de esta mierda".

No después de ver como Tae se fue sin siquiera decir 'Adiós'.

No se esperaba eso. Hubiese querido decirle todas las cosas que había preparado de antemano en su cabeza. Hubiese querido hacerle daño. Herirlo de algún modo. Mentirle diciendo que era feliz con Yoo Bi. Contarle una fábula donde no lo necesitaba, donde había olvidado el sonido de su risa y el ondular de su pelo revuelto por la brisa andina. Una historia de ficción en la que ya no recordaba sus manos jugando con la nieve en la montaña, o sus hermosas piernas corriendo entre los surcos. Ni su piel acaramelada perlándose de sudor mientras se amaban.

También hubiese querido tenerlo un poco más. Pero se fue, y él volvió a romperse. Aunque no en demasiados pedazos. No aún.

El pelinegro suspiró agotado. Necesitaba anestesiarse lo suficiente como para llegar a la cama y quedar inconsciente, o esta sería otra de esas noches en las que querría acabar con todo de una vez por todas. Tenía que apagar su cerebro o el recuerdo fresco de Tae lo mataría. Acababa de tenerlo en sus brazos y había estado en su interior tal como lo había soñado por años. Pero lo único que eso le provocaba ahora, era dolor. Ni siquiera le quedaba el consuelo de querer masturbarse recordándolo porque, en este momento, el vacío era mayor.

Se levantó del sofá para dirigirse otra vez al bar.

_ ¿Qué diablos crees que haces?.

Yoo Bi lo siguió, y cuando vió sus intenciones de seguir bebiendo le arrebató la botella. El azabache le dedicó una de sus peores miradas.

_ Aclaremos esto _ su voz se escuchaba peligrosamente tranquila _ En ningún momento de nuestro acuerdo, te dí el derecho a meterte en mis asuntos. Menos aún, cuando acabo de cancelarlo.

_ Solo me preocupo por tí, Kook.

_ Te preocupa quién seguirá pagando tus tarjetas si me muero.

Solo por un instante ella bajó la cabeza. Luego, tomó una profunda inhalación antes de hablar.

_ Quisiera tener una charla contigo, Kook _ susurró _ Solo escucha lo que quiero decirte y luego, si aún lo deseas me iré. Lo prometo.

Jungkook resopló cansado. Lo único que quería era encerrarse en alguna habitación, Sólo él y un buen whisky. Pero cedió. Regresó al sillón y se sentó. Ella interpretó su silencio como una muda aceptación a su pedido y se sentó frente a él.

Entre Viñas y Cerezos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora