Capítulo 5

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La primera vez que estuvieron juntos, Jungkook puso tiempo y cuidado en hacer sentir cómodo y preparado a Taehyung. El castaño mismo le había enseñado a dilatarlo adecuadamente para que, cuando lo poseyera, la experiencia fuese buena para ambos. Las demás veces, solo alargaron el tiempo para disfrutarse todo cuanto fuese posible.

Esta vez estaba siendo muy diferente.

De pie contra la puerta del spa, y sin dejar de besarse de forma brusca y descoordinada, Jungkook prácticamente se arrancó la camisa, mientras el castaño se quitaba la suya sin siquiera desabotonarla. Sin querer, su mirada se deslizó por el amplio pecho del azabache, y pudo ver el imponente tigre que tantas veces había recorrido con sus manos y su lengua. Pero sus ojos vieron algo más. El calycanthus. No lo había borrado ni tapado. Todavía estaba ahí como prometió aquel día. El castaño lo miró a los ojos por un solo segundo, pero no pudo sostener la mirada y miró hacia otro lado. No quería pensar en eso. No quería torturarse buscando un significado.

El pelinegro notó su turbación, y temiendo que se arrepintiera, le bajó los pantalones y la ropa interior sin la menor delicadeza. No hubo caricias ni juego previo, solo ansias por llegar al coito lo antes posible. Debían hacerlo antes que la burbuja de irrealidad se rompiera y la cordura los obligara a detenerse. La urgencia y la necesidad dominaba a los dos por igual, y ninguno pisó el freno. Tae, soltó un sordo quejido cuando el largo dedo del azabache buscó la profundidad de su ano casi de inmediato. Se aferró a sus brazos y contuvo el aliento intentando no emitir ningún otro sonido.

Por su parte, Jungkook se sorprendió al encontrar tanta resistencia en los músculos perianales del castaño.

_ "¡Dios, está demasiado apretado!" _ pensó.

Pero aún así no disminuyó su embiste. No podría aunque quisiera. Estaba demasiado excitado como para pensar correctamente. Demasiadas sensaciones descontrolándose en su interior. Quería tenerlo ahora. Ya mismo.

Cuando Jungkook hundió un segundo dedo, Tae tembló, y sus ojos se cerraron con fuerza. Pero no le pidió que parara. No lo hizo y no lo iba a hacer. Necesitaba esto tanto como él, y no se quejó a pesar del ardor y la incomodidad. Solo mantuvo los ojos cerrados concentrándose en que su cara no reflejara sus verdaderas emociones. Ambos se sentían igual, y también ambos intentaban no demostrar lo evidente. El deseo de uno por el otro seguía tan intacto como el amor. Incluso, más intenso.

Cuando creyó que la apresurada dilatación ya era suficiente, Jungkook sacó un preservativo del bolsillo trasero y, dejando caer su pantalón, comenzó a extenderlo por su falo. Taehyung parpadeó al ver que el azabache estaba prevenido. Recordaba que cuando se conocieron, y a pesar de no tener compromisos con nadie, ninguno de los dos llevaba condones ni en sus bolsillos ni entre sus cosas.

_ "Eso quiere decir que acostumbra engañar a Yoo Bi. Debe tener amantes ocasionales y... Yo soy uno _ se dijo _ Soy un amante".

Ante esa revelación, Tae estuvo a punto de subirse la ropa y salir corriendo de allí. Pero, como si hubiese leído sus pensamientos, Jungkook se agachó y le arrancó las prendas de un tirón. Acto seguido, lo levantó por los muslos haciendo que sus largas piernas le rodearan la cintura. Taehyung tuvo miedo de caer y se agarró con fuerza de sus anchos hombros para mantenerse estable. Antes que pudiese reaccionar, el pelinegro alineó su pene a la ardiente entrada y empujó.

_ ¡Ahh! _ el castaño no pudo callar un profundo gemido.

Hasta el momento, Jungkook había podido controlarse, pero su miembro se sintió tan apretado que un gruñido vibró en su garganta obligándolo a esconder la cara contra el cuello de Taehyung. El conocido aroma de su piel le inundó las fosas nasales y se instaló en su cerebro encendiendo remembranzas.

Entre Viñas y Cerezos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora