Capítulo 15

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El corsé me estaba asfixiando lentamente mientras trataba de caminar. Mis senos estrictamente colocados en una exuberante manera para resaltarlos entre las telas y hacer que parecieran dos bolas de grasa blanda colocadas ahí para que los hombres pudieran deleitarse de la vista.

Repulsivo.

Además de tener los pechos que parecían que a la mínima que hicieran un movimiento brusco, iban a salirse de su lugar, irremediablemente también me estaba afectando a la capacidad respiratoria. Estaba tan apretado para marcarme la cintura que apenas podía tomar aire, y el poco que tomaba era tan doloroso que apenas podía contenerlo más de dos segundos en mi interior, era una angustia abrumadora tener que aguantar eso y encima poner buena cara a todo aquel que se me pusiera por delante, después de todo podrían ser futuros pretendientes y por obligación paternal, irremediablemente tendría que verme presentable y no romper las ridículas ilusiones de mis padres, muy a pesar de que ni siquiera me importa lo que crean o lo que quieran respecto a este enlace forzoso.

Sentía náuseas por las miradas a mi alrededor. Me sentía ridícula y observada, y no a la cara precisamente. Sentía rabia e impotencia por no poder quejarme o cubrirme el pecho. Era tan humillante no poderme ir de aquella sala a mi habitación para poder tomar un poco de aire y quitarme ese opresivo trozo de tela que era peor que un instrumento de tortura.

Para evitar pensar en aquello, me perdí entre mis pensamientos y disipé la sensación abrumadora anestesiando mi dolor con una bebida embaucadora. No iba a embriagarme, tan solo aliviar un poco la sensación opresiva de mi pecho. Algo bueno que tenía nuestra familia era la resistencia al alcohol, así que un poco de ponche con un embriagante whisky escocés no me afectaría tanto y sería sabrosamente relajante.

Me aferré a los recuerdos felices que había tenido al menos aquellos días. El combate de esgrima contra mi hermano mayor, aquello había sido cuanto menos algo agradable que conservaría en mi memoria. La conversación con mi hermano antes de ese enfrentamiento, analicé las preguntas y las respuestas, y disfruté de ese sentimiento de genuino interés que Aleister había mostrado por nosotros y por lo que nos había pasado.

Delineé mis labios con la lengua para realzar y revivir el sabor del ponche después de un solitario sorbo. Me arriesgué a un sorbo largo, volviendo a sumergirme en una reminiscencia un poco anterior. La pelea de Georgie con el vampiro, aquello había sido un recuerdo atrevido, una sensación escalofriante y fría que me retorcía las tripas, pero en ningún momento fue una reacción adversa que me hizo sentir mal en el estómago por lo que estaba tomando, fue un retorcijón en el pecho. Inspiré profundamente tomando otro sorbo, recorriendo lentamente el perímetro de la sala, ignorando el cotillón que en la zona central se había formado alrededor de Odette y Aleister. Aquella mirada tan enamorada...

"Odette es una vamp―"

Las palabras de Georgie resonaron en mi mente con un pinchazo doloroso que me hizo recordar algo peligroso. Completé aquella última palabra, y en ese momento sentí que el alcohol me cayó duramente contra mi estómago, haciendo que se retorciera y un repentino mareo me sacudió, y hubiera perdido el equilibrio si una mano rápida no me hubiera salvado a tiempo rodeando atrevidamente mi cintura, aunque no fue un contacto agresivo, sino modesto y amable.

- ¿Tal vez demasiado whisky, encanto?- me paralicé cuando reconocí la voz y mis ojos tétricamente viajaron de mi copa a la persona a mi izquierda.

Unos ojos rojos se clavaron sobre mí de manera seductora y una fina línea dura y varonil tan pálida que parecía brillar por la luz de las velas presentes en todos lados, aquella nariz de gancho y una pérfida sonrisa que me indicaba que claramente se burlaba de mí reacción.

Retrocedí al menos dos o tres pasos, soltándome abruptamente de su agarre, tomando distancia y entrecerré los ojos. Podría reconocer perfectamente aquella burlona mirada: "Jack", la voz de mi hermano volvió a resonar en la zona inferior de mi cabeza como si aquello hubiera sido susurrado desde ese lugar. Analicé sus intenciones de pies a cabeza, pero su postura formal y una sonrisa comprometida no tenía una sola presencia de colmillos afilados, aunque estos ciertamente eran bastante más afilados que los colmillos normales y aquello no es que me hiciera sentirme segura.

- ¿Cómo has entrado aquí?- amenacé con mi voz reduciendo el tono hasta que fue inaudible por el ronroneo de las conversaciones solapadas, inconscientemente busqué a Aleister y a Georgie.

- No entiendo a qué te refieres...- murmuró con una tranquilidad inimaginable.

- Sabes perfectamente a qué me refiero.- amenacé con un tono de voz grave y rasposo.- ¿Cómo has entrado aquí y cuáles son tus intenciones?- rechiné los dientes, mi garganta escocía por la gravedad de mi voz.

- Vas a hacerte daño hablando así.- murmuró con una inocente sonrisa, fruncí el ceño.- Esas arrugas no son agradables, encanto...

- No te atrevas a hablarme así.- dije con ferocidad.- Lárgate de aquí.

- ¿O qué harás si no? ¿Atacarme con un cuchillo de mantequilla?- alzó una ceja de manera divertida.- Son los únicos cuchillos que tienes cerca ahora mismo...- ronroneó.

Rechiné los dientes. Antes de abrir la boca, una voz tenue pero autoritaria silenció mis palabras cuando alguien interceptó nuestra conversación entre susurros amenazantes y burlas descaradas.

- Jack, no provoques a los anfitriones...- sonaba a una recomendación con énfasis autoritaria.- No hemos venido a causar problemas.

Sus rasgos sin la máscara tenían una jovialidad y belleza gentiles y modestas, una humildad en su mirada rojiza elegante y refinada, aunque sus ojos brillaban en una tonalidad más bien ponche. Tragué saliva con los ojos considerablemente abiertos. Sus cabellos claros contrastaban con aquellos ojos que se oscurecieron hasta un tono grisáceo casi negro, igual que los ojos del rubio a su lado. Portaba un vestido descarado, con un gran escote que no dejaba nada a la imaginación, aunque este no estaba tan marcado, pero sí provocador y escandaloso, por una línea abierta hasta por debajo de la separación de sus senos que iban sujetos por aquel escueto y deslumbrante vestido rojo escarlata. ¿De dónde había sacado la vanidad y poca vergüenza de llevar aquel vestido?

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Huelo un lesbian panic, Julia 👀✨

Aquí las opiniones -------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

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72.- Rosa y Julia (Lesbian/ Romance vampírico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora