Unos minutos atrás y cuando los amigos habían terminado de arreglarse para la velada, dos mozos, una muchacha y un chico, llegaron en un auto blanco con el nombre del servicio de catering escrito en un adhesivo de color púrpura pegado en ambos laterales del vehículo. El auto se veía insignificante junto a esas naves caras en las que habían llegado los invitados. Los dos jóvenes habían dispuesto las comidas frías sobre la encimera y organizaron todo en silencio de manera meticulosa.
La muchacha del servicio de comidas, que llevaba su cabello rubio peinado en una trenza, se apresuró a abrir la puerta para que los Svensen ingresaran, pero estos se quedaron allí, mirándose entre ellos. Solo Seren pareció dar un paso hacia adelante. Amara sacudió la cabeza creyendo que ellos eran jóvenes, mas un poco anticuados y llenos de modales. Como dueña de la casa decidió darles la bienvenida.
—Buenas noches. Pueden pasar a mi humilde casita. Aunque es de ustedes en verdad. Ya lo sé —comentó ella recordando la charla que había tenido con Esteban. Los tres hermanos sonrieron y se movieron con gracia para entrar a la casa.
Seren llevaba un vestido corto de color blanco ajustado al cuerpo y unas sandalias plateadas. Su cabello claro estaba arreglado en dos trenzas que se juntaban detrás de su cabeza. Los hombres se veían deslumbrantes. Finn tenía una camisa de una tonalidad de azul que Amara no había visto antes, pero su sonrisa blanca era lo que iluminaba su rostro. ¿Qué decir de Viggo sin quedarse contemplando al hombre como la mejor obra de arte de todos los tiempos? Si bien parecía ser alguien joven, menor de treinta años, en muchas formas se veía maduro. Su camisa blanca entallada hacía resaltar sus ojos grises junto con las facciones tan acentuadas en su cara. Su barbilla recortada de forma decidida le daba un aire de superioridad por sobre los demás. Su cabello ondulado seguía cayendo alrededor de su rostro, casi besando sus anchos hombros envueltos por la tela elastizada. Amara estaba segura de que un pelo como ese debía tener muchos cuidados.
—Nuestros arquitectos tienen buen gusto —comentó Finn y se cruzó de brazos, mirando con ojos interesados el recinto—. Aunque yo no podría vivir en esta caja de zapatos. Creo que no está mal para alguien como tú. Pero aquí me asfixiaría.
Amara por poco abrió la boca ante ese comentario ofensivo y Esteban fulminó al tipo con la mirada. Ante eso, Finn pareció darse cuenta de que lo que había dicho estaba fuera de lugar y se encogió de hombros, tratando de imprimir en su rostro unas disculpas que no parecían honestas.
—Hermano. ¡Qué pocos modales! —reprochó Viggo, torciendo un lado de su boca en una sonrisa y sacudiendo la cabeza—. No se ofende a la anfitriona de una cena. Y menos a quien compró una de nuestras casas y nos dio dinero. Disculpa a Finn. A veces no sabe cómo comportarse. Gracias por invitarnos, Amara. Has decorado el lugar con buen gusto.
—Deberías agradecerle la invitación a tu hermana en verdad —soltó Amara por lo bajo y Seren pareció escucharla porque hizo una mueca de molestia. En realidad, la cena había sido idea de la chica de pelo blanco.
—Y bien. ¿Dónde vamos a cenar? —preguntó la alta muchacha, interrumpiéndola para desviar el foco de la atención.
—Todo está listo en el patio. Vengan por aquí —dijo la moza, intentando que su voz se escuchara. La verdad era que Amara se había olvidado de la existencia de la muchacha. Incluso ella parecía algo distraída. Pero recobró su compostura y guío a todos hacia el deck de madera que se hallaba atravesando la gran puerta de cristal. Su compañero de trabajo ya estaba sirviendo champaña en altas copas de cristal y había una especie de parrilla metálica con una tapa donde mantenían caliente las variadas carnes asadas que eran parte del menú de esa noche.
—¡Qué bueno huele todo esto! —dijo Finn y movió una silla, mirando a Estaban. El chico se sonrojó y se sentó mientras el otro ocupaba el asiento junto a él. Seren se dejó caer en la silla junto al hermano de cabellos cortos y eso significaba que Amara y Viggo ocuparían las sillas del otro lado de la mesa, dándole la espalda al bosque y el frente a todas las miradas.
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Condena de sangre [Escarlata #1]
ParanormalAmara Iglesias se muda a una pintoresca cabaña en Aguas Negras para escribir su libro nuevo; una isla sobre un lago donde viven los misteriosos hermanos Svensen. Un extraño herido en una noche de tormenta caerá junto a la puerta de la escritora y le...