MY YOU [kookv]

「capitulo treinta y dos - olvidadizo」

BAEKHYUN

La boda tuvo lugar en el palacio. Era grandioso y magnífico, y ¿Por qué no lo iba a ser? Después de todo, él era un heredero de la mafia coreana y ella la princesa del capo más poderoso del Cartel de México.

Hubo muchísima comida, baile tradicional, música, balazos, carreras de caballos, parecía un espectáculo.

Fue una gran experiencia.

Después de cuatro días volvimos a Corea y estamos aquí, en la isla Jeju ahora.

─ ¿Te gusta? ─preguntó Jungkook mientras caminaba hacia mí y me abrazaba por detrás. Nos quedamos en medio del pasillo mirando la foto de nuestra boda.

Asentí sin mover los ojos de la foto.

Ambos parecíamos niños que nunca se caían bien y ahora nos veíamos obligados a tomarnos una foto nueva.

En esa foto, Jungkook estaba mirando directamente a la cámara con una cara súper fría y una mirada dura; mientras que yo tenía esa mirada distante en mi rostro, con mis ojos rojos e hinchados.

─ Nos vemos... ¿Raros? ─dije y me volví para mirarlo de reojo.

También tenía una expresión extraña en su rostro mientras asentía con la cabeza.

─ Guárdala, no quiero asustar a nadie con esta foto.

─ SeokJin debió haberla colgado aquí. ─dijo mientras sonreía.

Besó mi mejilla antes de alejarse de mí, para guardar el marco.

Me volví para mirar alrededor de la casa y asentí con satisfacción. No era tan grande, pero tenía una sensación acogedora.

Los padres de Jungkook van a venir a quedarse con nosotros. De hecho, fue mi idea. Quería que la madre de él, la figura materna más cercana en mi vida, estuviera cerca de nosotros durante mi último trimestre. Y tuvieron la amabilidad de aceptarlo.

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─ ¿Cuando llegarán? ─pregunté feliz mientras Jungkook estaba acostado en la cama, sin camisa y una mirada perezosa.

─ Amor, no estarán aquí hasta el mediodía. Vuelve a la cama. ─dijo con su voz aún ronca por haberse recién despertado.

─ Ya son las diez de la mañana, flojo. ─dije mientras le quita a el edredón.

Agarró mi mano y me jaló hacia él, haciéndome caer lentamente boca arriba, luego se puso encima de mi, pero se aseguró de no acostarse completamente sobre mi vientre.

─ Tengo hambre. ─dijo mientras hundía su cabeza en mi cuello y comenzaba a dejar besos húmedos.

─ Entonces, levántate y desayuna. ─dije, haciendo mi mejor esfuerzo para controlar mis gemidos.

─ Creo que te invitaré a desayunar. ─dijo mientras se alejaba de mi cuello antes de agarrar el dobladillo de mí suéter y pasármelo por la cabeza »no llevaba nada más debajo« dejándome desnudo.

Apretó mi pezón pero no muy fuerte porque mis pechos estaban sensibles. Gemí, pasando mis manos por su cabello dejándolo más desordenado.

Bajó sus besos, y comenzó a chupar mi cuello mientras yo gemía como un desquiciado. Levantó la mano y comenzó a pellizcar mis pezones.

─ Sin juegos previos, por favor. ─le rogué mientras se alejaba.

Él sonrió.

─ Cómo mande mi esposo. ─él respondió y estaba a punto de quitarse el boxer cuando alguien llamó a la puerta principal.