4. Problemas

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Pacífica

No podía ser real.

Cuando ambos bajaron del autobús, escondida detrás de un árbol, me llevó contables segundos asimilar que el chico alto y crecido junto a Mabel era Dipper.

Y aunque seguía usando sus estúpidos shorts, un chaleco de abuelo y una gorra casi igual a la que usaba hace cuatro años atrás, algo en él había cambiado.
Aunque su cabello seguía siendo una maraña de rizos despeinados, su rostro habia dejado de ser el de un niño. Ahora era marcado, pero aún manteniendo esos ojos curiosos acompañados de leves ojeras.

Era alto.

Y se veía igual de estúpido que siempre.

Decidí no intervenir.
Durante la fiesta intenté charlar con algunas personas pero parecía que todos habían decidido odiarme ese día. Aún guardaban rencores hacia mí y mi familia.

Me replanteé la pregunta de porqué demonios había ido.
Me esforcé por aparentar estar confiada y segura, pero anhelaba volver a mi cuarto y encerrarme a hacer mascarillas para el rostro y cabello.

No quería estar allí.
No encajaba.
Iba a volver.
Al diablo con todos.

Me encaminé a lo que creía que era el lugar donde había dejado el carro de golf, pero un reflejo proviniente del bosque me cegó la vista por unos segundos.

-¡Que diabl...! - no terminé el insulto para cuando una fuerza invisible me tiró al suelo y comenzó a arrastrarme hacia el denso bosque.

Reprimí un grito chillón, pateé desesperada por no rasgar mi ropa, me sostuve de una raíz de arbol salida y aguardé a que la cosa extraña me soltara.

Creí que me largaría a llorar y comenzaría a pedir piedad, para cuando de un segundo a otro, me soltó.

Me arrstré lo mas lejos que pude, con el corazón en la garganta y las mejillas rojas de miedo y furia.

Por supuesto que las cosas extrañas habían vuelto justo cuando Dipper Pines volvía a Gravity Falls.

Dipper Pines.

El nombre salió de mis labios enfurecidos cuando choqué con el chico en mi intento de alejarme del bosque.
Un líquido naranja se volcó sobre mí y empapó mi ropa ya sucia por la arrastrada de tierra.

Eso y el episodio reciente de alguna cosa magica queriendo matarme me envolvieron en ira.

-También me alegro de verte- dijo él.

Gracioso.

Sus labios se fruncieron en algo parecido al disgusto.

-Siempre es un gusto.-respondí con amargura.

Compartimos algunas palabras, miradas de disgusto, y cuando creí que me libraria del chico, las vió

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Compartimos algunas palabras, miradas de disgusto, y cuando creí que me libraria del chico, las vió.

-¿Que estabas haciendo? - preguntó, con su tipico tono de "me creo un detective"

Finje demencia, pensé

-¿A qué te refieres? - dije siguiendo mi papel.

Bueno, el resto es historia. Evadí su pregunta lo mejor que pude y escapé de allí.

Podía resolver mis propios problemas.

Y comenzaría con esa cosa que habia intentado arrastrarme al bosque.

Destinos EntrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora