23. Mabel

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Mabel

La mansión era muuuy tétrica.

Mientras recorría los helados y silencios pasillos sentía como si estuviese metida en una película de terror y suspenso, donde en cualquier momento algo aparecería para asustarme y sacarme las tripas.

Al momento de recibir la llamada de Pacifica, no tardé ni dos minutos en subirme al carrito de golf y manejar a una velocidad poco prudente hacia la mansión.

Terminé pinchando dos ruedas y explotando el motor de vehículo, lo cual hizo que llegara muuucho mas tarde y que me ganara un próximo castigo, pero luego me ocuparía de ello.

Tardé bastante tiempo en llegar y luego en encontrar un lugar por donde entrar, ya que todas las puertas estaban cerradas.
Cuando me di cuenta de que no encontraría ninguna entrada, decidí crear la mía.

Con una enorme piedra que encontré en los jardines de la mansión, partí una ventana en pedazos y me abrí el paso hacia la mansión.

Pacifica había mencionado algo sobre un fantasma, por lo que me aguanté las ganas de llamar a Dipper a gritos y tuve que conformarme con buscarlo en silencio.

Pasados varios minutos, anhelé la compañía de mis tios.
La rubia me había pedido que los llevase, pero ese mismo día tanto Stan como Ford habían salido a navegar y yo no estaba en condiciones de quedarme esperando hasta que volviesen para decirles lo que ocurría.
No lo pensé dos veces y salí directo a la mansión.

Ahora me arrepentía un poquito.

Estaba subiendo las escaleras hacia el segundo piso cuando lo vi.
Y él me vio a mí.

Tenía una pinta de haberse batido con un ejercito entero de hombres lobo. Sus ojeras estaban más marcadas que nunca, tenía el pelo revuelto como un nido de pájaros, y respiraba agitadamente.

El aire se retuvo el mis pulmones y dejé de respirar mientras los ojos se me llenaban de lágrimas.

-¡Dipper!

-¡Mabel!

Nuestras voces emitieron el mismo alivio por habernos encontrado.

Corrimos y nos estampamos en un fuerte abrazo, donde yo me aferraba a mi hermano como si su vida se fuera a escapar de mis manos.

-¿¡Cómo se te ocurre!? ¡Te fuiste sin avisar y me mentiste sobre dónde estabas! ¿¡Qué tal si te pasaba algo!? ¿¡Y si no volvías!? ¡¿Y si morías?! - le grité desesperada mientras seguíamos sumidos en el abrazo.

Me separé de él y lo tomé del rostro.

-¡Jamas, jamas, volverás a hacerlo de nuevo! ¿entendiste?- dije.

Dipper ni siquiera pudo responder porque yo lo tomaba demasiado fuerte de sus cachetes. Lo solté y volví a abrazarlo.

-¿Estas bien? - preguntó él luego de que el tiempo de abrazos cesara.

¿QUE SI ESTABA BIEN?

ÉL ERA EL QUE SE LA HABÍA PASADO ENCERRADO CON UN FANTASMA A PUNTO DE MORIR.

-¡Yo debería preguntártelo! - remarqué. - ¿Qué rayos pasó? Pacífica me llamó y yo...espera, ¿y Pacifica? -

La mención de la chica pareció prender algo dentro de Dipper, su rostro se tornó mas serio y preocupado cuando contestó.

-Te lo explicaré en unos segundos...primero debemos salir de aquí.

-¿Ella está...?

-Está bien. Pronto la verás, pero primero debemos salir de aquí, ¿recuerdas por dónde entraste?

Destinos EntrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora