Capítulo 41 ༒

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Una vez que se fue, entré a la casa, en silencio, sabiendo que por ahí están todos. En serio, considerando que a Darcy no le gusta la atención, sabe muy bien cómo llamarla.

Entré a la cocina para levantar los platos que había dejado ahí luego de cenar.

—¿Ya se fue Circe? —me preguntó mi madre al entrar.

—No, está aquí sentada, ¿no la ves? —contesté con la atención en los trastos que apilaba.

—No te burles —se molestó un poco.

—Perdón. Se acaba de ir —llevé todo al fregadero.

—¿Y... ya son novias?, ¿van en serio?

—Vamos en serio con intentarlo —repuse—. Llevamos muy poco tiempo como para saber si va a funcionar.

—Quiero conocerla —dijo de la nada.

Volteé a verla.

—¿Qué?

—Solo quiero conocerla y que sepa que tienes una mamá que te cuida —frunció el ceño.

Me reí de lo que dijo.

—¿No crees que es muy rápido como para que la conozcas?

—Así lleven un día, si no tiene nada que esconder, no te va a decir que no.

Entrecerré los ojos.

Lo que está intentando es ponerla a prueba. Quiere saber si se atrevería a cruzar esa puerta, sabiendo todo lo que puede encontrar aquí dentro; mi madre, Marcel y, sobre todo, Darcy.

—Bien —contesté tranquilamente.

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Sí, me vi muy valiente diciéndole que sí a mi madre, aceptando que planeara invitarla a cenar el sábado, cuando casualmente Marcel no estará en la casa.

La dejé armar todo un espectáculo y, conforme más veía que me retaba, más le aseguraba que yo estaba perfectamente de acuerdo.

Y no lo estaba.

Llevaba como diez minutos con la frente recargada en una mesa de la cafetería en la escuela e ignorando el desayuno que se supone iba a comer.

Tengo hambre, solo que no tengo ganas ni de levantarme.

—No va a pasar nada malo —dijo Majo por segunda ocasión.

—Ni siquiera le he dicho —mi voz se perdió en la madera.

—¡¿No le has dicho a Circe de la cena?! —preguntó Ray.

Negué.

—Nadia, es mañana —esa voz fue de Álvaro.

—Me da miedo.

—¿Circe te da miedo? —al escuchar la pregunta recelosa de Anna, me levanté.

—Ella tiene una paciencia así de chiquita —les mostré mi pulgar e índice a un pelito de juntarse—. No es el tipo de persona que va y se presenta con la familia de nadie, tiene muchas cosas que hacer como para dejarlo todo por una cena que nada más es capricho de mi mamá.

—No respondiste —insistió la chica—. ¿Circe te da miedo?

—... No.

Desvié la vista, pensando en ello.

No quería ir a mi casa, así que gasté el tiempo en el instituto antes de ir a Solitarie e igual llegué muy temprano porque quería hablar con Circe.

Solitarie | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora