Capítulo 51 ༒

789 99 25
                                    

Cerré el cajón de golpe en cuanto la puerta se abrió. Es Circe y se extrañó al verme aquí de pie.

—¿Qué haces ahí? —preguntó.

—Iba a... cerrar la... —señalé detrás de mí—, persiana... ¿Se fue la luz? —reaccioné.

—Sí, pero ya lo están arreglando. ¿Para qué la ibas a cerrar?

—No... —negué—, creí que... Estaba entrando mucha luz.

Se acercó.

—¿Qué tienes?

—... Nada... Tengo que volver, estaba en mi descanso. Te vine a buscar, pero no sabía que no estabas.

—Me quedaré hasta el cierre, te puedo ver más tarde.

—Sí..., claro —mascullé.

Me alejé y encaminé a la salida, luego me retiré.

Dejé de retener el aliento una vez que salí de la oficina.

A ver, las cosas en las que Circe está metida, siempre he sabido que no son legales. Los proveedores que vienen son de hierba, licor, tabaco y algunos a ofrecerle lo mismo que le vendían a Brak, los conozco y sé que son gente peligrosa.

Entiendo que ella tenga que tener cómo defenderse.

Brak casi no la dejaba sola aquí y nunca antes recibió ella misma a un proveedor. Ahora que es la única al frente de todo esto, sería ilógico que no tuviera un arma.

No es tanto el que la tenga lo que me da vueltas en la cabeza, sino saber si la ha llegado a utilizar.

—Las mesas —me indicó Liz, limpiando el mostrador.

Agarré una charola y fui a recoger los vasos de la mesa que recién se quedó vacía. Todo lo llevé a la cocina y salí a recibir a una pareja que yo atendí en todo momento.

Empiezo a querer mantener mi mente ocupada o hacer cosas a cada segundo para no darle vueltas a las mismas cosas de siempre, ahora agregando a Circe.

Siento que mi relación con ella sí está avanzando, solo que no veo hacia dónde, lo que me da la impresión de que en realidad no está avanzando.

Yo sé que fue un mal momento para empezar a salir con ella, pero no fui yo la que se lo pidió, más bien no la rechacé porque no tenía motivos.

Circe sabía que venía saliendo de una relación que conocía perfectamente, básicamente ella estuvo ahí desde el principio.

Es que, la consideración que ha tenido conmigo me hace sentir que se la debo.

Me siento en deuda con ella y lo mínimo que puedo hacer es no juzgarla por algo como tener un arma a la mano.

Eso y más cosas son las que vienen con ella y la vida que ha tenido.

Salí de la cocina al dejar lo que recogí de la mesa y le di a Liz el pago de la pareja, con todo y la propina porque eso se reparte.

—Gracias —cantó Liz, al tomar el dinero sin mirarme.

Iba a pasar de largo, solo que me detuve cuando la duda regresó a mí otra vez y vi la oportunidad, teniendo a Liz a un lado y viendo que no había más que dos clientes en la cafetería.

—Oye —le hablé.

—Oigo —contestó, todavía con la vista en el dinero que contaba.

—¿Tú sabes qué es la venta Kelly?

Me miró, al detenerse toda ella al instante.

—¿Por qué?

Lo sabe.

Solitarie | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora