Trabajaré el viernes, el sábado y el domingo, los días que Solitarie estará abierto y todos estaremos cumpliendo con el tiempo completo.
Pero, por la poca gente que había, Liz nos reunió en la sala de tarot y nos dio los primeros detalles sobre la caravana.
Hay algunas opciones de lugares y, dependiendo del tiempo y el presupuesto, visitaremos tantos como sea posible.
Según las estimaciones de Liz, estaremos realizándolo durante las últimas semanas de enero. Para que no nos confundan con los reyes magos ni con cupido.
Tenemos que empezar a hacer que más gente reconozca Solitarie por sí solo.
El punto es que, a pesar de no tener todavía todo listo, todos aquí están dispuestos a ir.
Y estaba muy emocionada con la idea hace unos días, en cambio, justo ahora no estoy segura. Iré de cualquier manera, eso es definitivo, pero quisiera que ese viaje tardara un poco más de lo planeado.
Todos se retiraron a sus labores y yo me quedé para limpiar las cartas. Por lo menos estas no las comparto, cada quien tiene su mazo.
Limpié una por una, con el desinfectante de siempre.
Con respecto a mis propias cosas, soy igual de estricta en la limpieza que Marcel.
—¿Estás enojada?
Levanté la vista y vi a Circe en la cortina.
—No —respondí al seguir con lo que hacía—, pensé que tú sí, no te había visto.
—Acabo de llegar —tomó asiento al otro lado.
—¿Estabas en uno de tus trabajos?
—No, tengo vacaciones —Eso no me lo había dicho—. Fui a ver a Brak.
La miré.
—... ¿Está bien?
—Mejor que aquí —contestó—. Fui a preguntarle algo que siento que deberías saber.
—¿Brak tiene algo que yo debería saber? —me sorprendí—. ¿Qué es?
—... Es... —hizo una mueca—. Él sí se acordaba de Sofía.
Enserié.
—Los dos la conocieron —asumí.
—Él la conoció antes.
—¿Cómo? —pregunté un tanto inquieta.
—Brak le surtía anfetaminas.
Tenía que ser eso, claro. La verdad esperaba algo más interesante.
—Tengo entendido que las tiene recetadas, desde siempre, pero cuando se dan cuenta de que tienes una dependencia, te limitan la venta. En algún lugar tenía que haber conseguido suficientes como para haberle alcanzado para darle a Darcy.
—¿Qué? —enserió.
Ah, no le dije sobre eso.
—Darcy y ella eran pareja, por eso esa mujer me trataba tan mal.
—... ¿Eran...? ¿Eran novias?
—Pues sí, supongo. No sé qué tan en serio iban, pero estaban involucradas —le resté importancia.
—¿Por qué terminaron?
Me encogí de hombros.
—No sé, no le pregunté. Y la verdad no quiero saber, no quiero saber nada sobre Sofía. Se fue de mi vida y no la quiero de regreso.
Agarré otra carta, le rocié el limpiador y la sacudí.
—Nadia... —al mirarla, guardó silencio.
—Mande.
Se quedó callada por un momento más.
—Nada, voy a... ver a Liz —se puso de pie—. Te veo después.
—Claro —musité, viéndola irse.
Y ahora, ¿qué le pasó?
⭑⭑✮⭑⭑
El lunes, luego de haber pasado a comprar algo para comer, llegué con Santos a la casa de Ray. Le dije que nos encontráramos en el centro comercial para llegar juntos y que él pagara por el presente de ambos.
Toqué el timbre, en cambio, quien abrió fue un chico de cabello rubio y ojos muy verdes. Muy guapo.
—Hola —saludó algo cohibido.
—Hola... —respondí—. ¿Está Ray?
—... Sí. Está adentro. Yo... ya me iba —al hacer ademán de salir, me hice a un lado—. Con permiso —se fue por la calle.
Santos y yo nos miramos.
—¿Es el...? —los dos hicimos la pregunta a medias y entre los dos asumimos que era ese chico con el que Ray había estado saliendo.
Entramos a la casa. Santos cerró la puerta y yo puse la comida en el comedor
—¡Ray! —hablé, al quitarme la chaqueta.
Volteamos al escucharlo bajar por las escaleras. Nos miró a ambos, con una muy triste expresión.
—¿Se fue? —preguntó, supongo que por el chico.
—Sí, ¿qué pasó? —cuestioné.
Suspiró, jaló una silla y tomó asiento.
—Dijo: «No voy a ser tu experimento».
Eso significa que le dijo que no está seguro de si le gustan los chicos y él no lo tomó bien.
—¿Por qué estás así? —Santos tomó asiento a su derecha. El otro se pasó las manos por la cara.
—Quisiera sentirme mal. De alguna manera jugué con él y creí que, si justamente esto pasaba, me sentiría tan mal que me daría cuenta de que de hecho sí lo quiero..., pero no..., no me siento mal. No siento nada.
—No es tu culpa, Ray —hablé—. Fuiste sincero antes de lastimarlo más.
—Si te sientes confundido, tal vez sí te gustan los chicos, pero no te gustaba él —completó Santos.
Suspiró, mirando a la nada.
—Es que me la pasaba muy bien con él, pero... no sé, faltó algo.
—Hay conexiones que no puedes compartir con muchas personas —dije—. Algunos creen que se construyen con el tiempo, pero no, se dan desde el primer momento y, con el tiempo, las descubres. Si estás con la persona que realmente amas, cuando menos te das cuenta, tienes todas las conexiones.
Sonrió para sí.
—No creo que quiera volver a verme y me hace sentir mal que esa idea no me haga sentir mal.
—No puedes obligarte a sentir nada —las palabras de Santos no solo dejaron en silencio a Ray, a mí también.
Para ser tan enfadoso, dijo algo valioso por primera vez desde que lo conozco.
Comimos mirando una película. No veníamos a hacer nada en especial, sino a pasar la tarde únicamente.
Puedo decirles en la cara que los detesto, sin embargo, me agrada pasar el tiempo con ambos.
Ellos son los únicos que me hacen pensar en las decisiones que tomo y, una vez segura de lo que haré, me apoyan sin condiciones.
Llevaba un rato sin sentirme así de tranquila.
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Solitarie | TERMINADA | ©
Ficção Adolescente🗡️La relación de Darcy y Nadia tiene que atravesar el que ahora son hermanas por todas las de la ley. ⚝ Vivir en la misma casa. ⚝ Las estrictas reglas de sus padres. ⚝ Y una a otra deberán probar lo que están dispuestas a hacer por su relación. ¡Y...