Capítulo 18 ༒

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Después de darme un baño y ya arreglada, bajé a la cocina, donde estaban Marcel y mi madre desayunando.

Por los rastros que veo hoy y los de ayer, cenaron aquí, solo que sigo sin saber quién más vino.

—¿Vas a trabajar hoy? —me preguntó mamá, al reparar en que estoy vestida para salir.

—Limpieza —expliqué, yendo a servirme café. Precisamente por la fiesta de ayer, hoy no vamos a abrir la cafetería, estaremos haciendo limpieza para mañana funcionar como siempre.

Puse la taza en la mesa y me estiré para alcanzar el tarro de azúcar, solo que Marcel me lo acercó.

—Gracias —mascullé.

—Nadia..., ¿quién...?, ¿quién te trajo ayer? —mamá parecía en realidad no querer preguntar.

—Mi jefa —contesté, con la vista en el azúcar que le ponía a mi taza—. Le ayudé a cerrar y se ofreció a traerme.

Alzó la cabeza, al beber de su café.

—No tengo trabajo hoy. Si quieres que vaya por ti, avísame —se ofreció Marcel.

—Gracias —repetí en el mismo tono que hace un momento.

Me terminé el café y me despedí de ambos.

Para empezar, no tendría que estar yendo, por ende, no tengo hora de salida. Siempre que Circe no me diga nada, prefiero estar allá.

En el lugar solamente estaba Ruth, cubriendo su turno de ayer.

Ella ya había empezado, así que comencé con mi parte.

—¿Dónde conociste al que te invitó a salir? —le pregunté para hacer plática.

—En el hospital a donde llevo a mi niño a pediatría —respondió y la volteé a ver—. Cree que es mi hermano —se explicó.

—¿Y sí vas a salir con él?

—Pues... —murmuró—. Sí me interesa, solo que... —hizo una mueca—, no sé. Siento que... estaré haciendo el ridículo —sacudió la cabeza.

—Tienes veinticinco años. Y sí, ya tienes un hijo y una vida hecha, pero tienes derecho a salir con alguien.

Suspiró, con ambas manos en su cadera.

—Nadia, sabes que, cuando ya tuviste la relación más importante hasta el momento, es difícil solo salir con alguien más.

Me recargué en el palo de la escoba.

—¿Hace cuánto no ves al papá de tu niño?

—Uff... —expresó en un soplido—. La última vez que lo vi fue cuando le dije que estaba embarazada.

—¿Te preocupa que un día se aparezca?

—Si se aparece hoy, sí —antepuso—, en unos años..., ya lo podría entender —se refiere a su niño.

No le preocupa ella, sino lo que el crío hará o sentirá.

—Bueno, yo sigo creyendo que es buena idea que salgas con alguien. No estás comprometiéndote a nada, solo estás disfrutando un poco de tu vida.

Ladeó la cabeza al sonreír. Desvió la vista un momento y enseguida se tensó.

—No la escuchamos llegar, jefa —habló hacia la puerta a los vestidores.

Volteé y vi a Circe, solo de pie en la entrada.

—No las quería interrumpir —fue hacia el mostrador.

Solitarie | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora