Capítulo 29 ༒

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Anna y yo llegamos a la ubicación que Majo me envió hace una hora, cuando le dije que ya había salido de mi trabajo.

Yo esperaba otra cosa, no estoy segura de qué, pero sí sé que no tenía en mente una casa como esta.

Las dos llevábamos ya un rato observando la pequeña casa de un solo piso. No luce costosa, es muy normal, según yo, lo que llama la atención es la reja automática, las cámaras de vigilancia y el letrero de «No se acerque» en medio del patio, de donde emergen luces rojas eventuales y sin un orden específico.

—Son narcotraficantes —apuntó Anna, sin vergüenza alguna.

—Dijo que son fotógrafos —toqué el timbre.

Ya voy —la voz de Majo salió por el intercomunicador.

La reja se abrió, solo que ninguna se atrevió a entrar hasta que Majo abrió la puerta principal y salió.

Nos hizo pasar.

Por dentro tampoco parece costosa. Solo está ordenada y no hay muchas cosas, más que lo necesario y alguna que otra excentricidad, como un cuadro sobre el televisor y una venus en el mueble de este mismo.

—¿A tus padres les gusta el arte? —preguntó Anna, mirando de cerca una estatuilla en una repisa.

—Son coleccionistas, pero en realidad no les gusta, solo quieren parecer más cultos de lo que son —explicó la chica.

—Tu casa es muy bonita —mascullé.

—Gracias —respondió ella, con timidez—. ¿Quieren cenar?

—Sí —contestamos Anna y yo al mismo tiempo.

Pedimos comida a domicilio, que completamos con la ensalada que le habían dejado sus padres.

Cuando abrí la nevera para buscar una soda que ella me dijo que estaban ahí, vi bastante comida empaquetada.

Entonces tampoco la abandonan a su suerte.

Cenamos en la sala, mirando algo en el televisor y, al yo haber sido la que buscó algo que ver en la TV, también me di cuenta de que había muchos canales bloqueados que yo sé, por azares del destino, que son para adultos.

—¿A dónde fueron tus padres? —curioseó Anna.

—... Están en Canadá. El evento que están cubriendo es una boda.

—¿Y quién cubrió la boda de tus papás? —se burló un tanto.

—No están casados —respondió Majo—. En ese entonces todavía no estaba permitido.

Anna y yo nos miramos.

—¿No estaba permitido qué? —pregunté al volver a ella.

—El matrimonio igualitario —contestó.

Otra vez, Anna y yo nos miramos.

—Tus papás, literalmente son dos papás —anunció Anna, a lo que Majo asintió—. ¿Y eres adoptada o in vitro?

Puse los ojos en blanco. Eso no es algo que se pueda preguntar así a la ligera, menos sin conocerse.

—... Adoptada.

—Qué cool... —masculló Anna, con expresión seria.

Me reí.

—¿Y por qué no se casaron cuando se aprobó? —pregunté.

—El trabajo les quita mucho tiempo y... están bien así. Funciona para los tres.

Me gustaría ver una fotografía de ambos, solo que en realidad no hay, es más, no hay cosas personales, como si esto fuera en realidad un hotel.

Solitarie | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora