ESTAR ENAMORADA

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  Daniela
  Estaba nerviosa totalmente nerviosa, no sabía que decir y menos que hacer sus ojos negros estaba fijos, mirándome, él aula estaba vacía y yo tenía tanto por decir, que no era capaz de decir nada, se acercó, me abrazo.
 
  - Te deseo todo el éxito del mundo- suspiré, al tenerla entre mis brazos, cerré los ojos, era un abrazo que necesitaba, que deseaba, sus brazos me rodearon, yo no quería soltarla, quería quedarme ahí, así, dejé un beso en su mejilla, fue imposible ocultar un suspiro, un discreto suspiro, no poda soltarla, en tono suave escuché su voz decir.
 
  - Gracias, profe- estaba hecha un lío, no quería soltarla, necesitaba su abrazo, necesitaba, su aroma inundaba mi olfato, suspire, suspiramos, pasaron varios minutos y nos soltamos, ella sostenía mi mano, sus ojos me miraban con ternura, ella sonrió, volvió a abrazarme, al separarnos beso nuevamente mi mejilla, el rose de sus labios, suaves, me aceleraron el corazón, me dejaban sin palabras, ella estaba callada no sé en qué pensaba, pero estaba mirándome, eso era lo único que me importaba.
 
  Ángela
  Era mi oportunidad quizás la última, tenía ganas de decirle lo que siento, pero no es correcto, no debo hacerlo, ella se acercó a mí, volvió a abrazarme, ese abrazo me armo el corazón, tocaron a la puerta.
 
  - Cuídate mucho mi – amor, quería decir- mi niña- ella se acercó, beso mi mejilla, me abrazo nuevamente.
 
  - Gracias, usted también cuídese- mis pasos seguían su curso, pero mi mano estaba aferrada a la suya, no quería irme, quería quedarme abrazada a ella, cuando tuvimos el valor nos soltamos, estando en la puerta, le di una sonrisa, salí.
 
  Ángela
  Me quede ahí, intentando no llorar, me quede ahí, con el aroma de su perfume, con sentimientos encontrados, intentando comportarme como una adulta a pesar de estar enamorada como una adolescente, me senté sobre la banca, quería quedarme ahí y recordar ese momento, Veronica entro.
 
  - Llame a la puerta- me senté junto a ella.
 
  - No escuché- sonreí.
 
  - Claro, solo dime que no cometiste una tontería- estaba preocupada por ella.
 
  - No, solo pude abrazarla y desearle éxito en su nueva etapa- cuando dije eso me volví consiente de que ella, se ira, que dejare de verla, deje caer los hombros estaba recargada sobre el respaldo de la silla, mi amiga se quedó conmigo, en silencio por unos minutos, hasta que vio su reloj.
 
  - Vamos Angie- me puse de pie, extendí mi mano.
 
  - Vamos- respiré profundo, caminamos sin decir nada, hasta llegar al consultorio, me senté, ella me dio un vaso de agua.
 
  - Bebé te hará bien- sonrisa, mientras la miraba pensaba: que rara es la vida, primero sufrió por su divorcio y ahora está aquí sufriendo por amor, hacia una niña, su alumna.
 
  - Gracias- tomé el agua, me levante, debo ir a clases, te veo más tarde- camine hacia la puerta, antes de salir dije- Gracias por tu apoyo Vero, te quiero- sonreí.
 
  - Yo también te quiero loquita enamorada- le di una sonrisa, ella salió del consultorio, yo me quedé ahí preocupada por mi amiga. 
 
  Daniela
  Su aroma, estaba en mi piel, en mis manos, en mi suéter, el cual no quería lavar, sonreí, al recordar, en mi cabeza recordaba ese momento, ese abrazo, Alejandro apareció.
 
  - Hola, bebé- le di una sonrisa.
 
  - Hola- dije sonriendo- ¿Cómo estás? - pregunté preocupada.
 
  - Estoy bien mi amor, mis padres vinieron- dije sin preocupaciones.
 
  - ¿Pero qué te dijeron? - pregunte preocupada.
 
  - Me dijeron que tenía derecho a tener novia- sonreí- les mostré una foto tuya y dijeron que eres muy linda, pero por reglas del colegio no puedo tener tanto contacto contigo, abrazarte o darte un beso aquí- dije molesto.
 
  - No te preocupes, nos veremos más tiempo a la salida- sonreí, Elizabeth empezó a bromear.
 
  - Si, se pueden besar fuera del colegio- le un codazo amistoso a Alex y cuando vi que la profesora Angela iba pasando dije en tono alto- me encanta la pareja que hacen- sonreí.
 
  Ángela
  Pase cerca de ella, al verme su amiga mencionó lo lindos que se veían ella y el chico, yo me quede parada a unos pasos de ellos con la excusa de revisar mi teléfono, su comentario me molesto tanto que seguí mi camino, no podía evitarlo estaba celosa, a pesar de no tener derecho a estarlo.
 
  Daniela
  El abrazo de Ángela lo reafirmo, yo sentía algo más que una amistad y necesitaba hablarlo con alguien, pero Elizabeth no era opción, sé que no le agrada en lo mínimo, cuando pensé eso, vi pasar a mi coach, ella se acercó a saludarnos.
 
  - ¿Cómo está la futura futbolista profesional? - la abrace.
 
  - Muy bien profe- le di una sonrisa, Elizabeth dijo.
 
  - ¿Solo existe ella? -  mi tono de broma.
 
  - Jaja no, Eli, hola a todos- ella sonrió- las veo en las canchas- estaba por irme cuando Daniela me detuvo.
 
  - ¿Puedo hablar con usted unos minutos? – pregunte, ella sonrió.
 
  - Claro, vamos, caminemos- le di una sonrisa, estando alejados de sus amigos, ella dijo.
 
  - Tengo algo que quisiera contarle- ella me miró, se detuvo.
 
  - Podemos ir por una malteada, después del entrenamiento y me cuentas- la mire, la noté algo confundida.
 
  - Si, me parece, bien- sonreí- Gracias profe.
 
  - Ahora ve a los vestidores, mi estrella favorita, que tenemos entrenamiento- sonreí, ella se fue corriendo.
 
  Daniela
  Estaba dispuesta a hablar de lo que sentía, de lo que me pasaba, ya no quería cargar con esto yo sola, necesitaba decírselo a alguien, y la profesora Matilde me daba confianza, así que tomé mi ropa, me cambie y al salir le escribí a mi madre, avisándole que iría con mi profe y compañeros a tomar una malteada.
 
  Alejandro
  Esperé paciente que terminara su enfriamiento, desde las gradas la animaba, le hecha a porras, una sonrisa en mi rostro, al fondo estaba la profesora Angela, lo cual se me hizo raro, su hija no estaba en el equipo, estaba atenta con la vista hacia alguien.
 
  Daniela
  Terminé el enfriamiento, me fui a las regaderas al salir, ahí estaba Alejandro esperando por mí.
 
  - Hola, mi amor- sonreí, una rosa entre mis manos.
 
  - Hola, guapo- sonreí.
 
  - Esto es para ti, para la chica más guapa, la mejor jugadora del torneo, incluso me atrevería a decir que del país- ella sonrió, sus ojos se posaron en mí, tímidamente se acercó, beso mis labios, un beso rápido.
 
  - Gracia, bebé- sonreí- iré a tomar una malteada con la profesora Matilde- sonreí.
 
  - Vamos te dejo cerca del café- sonreí, ella tomo mi mano de manera tímida, caminamos por los pasillos, al salir del colegio yo la abrace, ella me abrazo también y así caminamos hasta el café, estando unas cuadras por llegar ella se detuvo.
 
  - Espera- lo mire, lo abrace por el cuello y lo bese, un beso largo, un beso que intentaba, me ayudara a olvidar, al soltarnos él sonrió, sus labios estaban rojos- Gracias por acompañarme- sonreí.
 
  - Cuídate mi amor, te veo mañana- sonreí, nos despedimos con otro beso, ella camino hacia la entrada del café y yo hacia la parada del camión.
 
 
  Daniela
  Entre a la cafetería ahí estaba la profesora al verme me sonrió, se puso de pie, yo me acerqué, la saludé.
 
  - Hola profe- deje un beso en su mejilla.
 
  - Hola nena- sonreí, nos sentamos, ordenamos un par de malteadas, unas hamburguesas, conversamos del equipo, hasta que ella se sintió en confianza y dijo.
 
  - Profe- respire profundo
 
  - Te escucho- centré mi atención en ella.
 
  - Es que no sé qué me pasa- dije apenada, al borde de las lágrimas, ella colocó su mano sobre la mía.
 
  - Tranquila, confía lo que digas, no se lo dire a nadie tampoco voy a juzgarte- se dibujó en su rostro algo parecido a una sonrisa.
 
  - Gracias, no sé cómo explicarlo, no sé ni siquiera como me paso- ella me observaba atenta- pero creo que estoy enamorada- ella sonrió.
 
  - Eso es muy normal y muy lindo- supuse que era de Alejandro, pero no lo dije.
 
  - Sucede que yo no estoy preparada para sentir lo que siento, que no está bien estar enamorada, que me siento mal por sentir lo que siento- una lagrimita recorrió mi mejilla.
 
  - Cariño- la abrace seque sus lágrimas - estar enamorados nos hace ser mejor persona, nos motiva, nos inspira y jamás estará mal enamorarte- ella levantó la mirada.
 
  - Estoy enamorada de una mujer.
 
 

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