MUJER

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  Daniela
  Lo dije, lo acepté, estaba enamorada de una mujer, logré decirlo con todas sus letras, lo acepté, mi corazón latió libre, enamorado, me sentí más relajada, recordé el abrazo que ella me dio, una sonrisa se dibujó en mi rostro mi entrenadora, me abrazo, beso mi frente, al soltarlo me miró a los ojos, con una mano sostenía mis manos y con la otra levantó mi mentón.
 
  - Jamás te sientas apenada por sentir amor, tampoco te sientas culpable por estar enamorada de una mujer, el amor es el sentimiento más lindo, sincero y verdadero, el amor mueve el mundo, nos hace ser mejor personas, así que la cabeza en alto, siéntete siempre orgullosa, de todo, de quien eres- le di una sonrisa- eres una excelente chica, una buena estudiante, excelente deportista, una chica muy linda- ella me sonrió, sus ojos dejaron de llorar.
 
  - Gracias profe- le di una sonrisa, me sentí más tranquila, pero faltaba un dato.
 
  - Ahora sí, unas malteadas por favor- le dije al mesero, él me sonrió.
 
  - Profe- ella me miró.
 
  - Dime- mi atención se centró en ella, la noté desanimada- te repito todo lo que digas aquí, será un secreto- una sonrisa ligera se dibujó en su rostro.
 
  - Estoy enamorada de la profesora- tomé aire, la miré, el mesero se acercó, colocó las malteadas, ella levantó la suya.
 
  - Salud por el amor- ella sonrió, le di un sorbo y dijo.
 
  - Estoy enamorada de la profesora Angela- cuando dije su nombre mi corazón se aceleró, me sentía algo apenada, con las mejillas rojas.
 
  - Secreto guardado- no supe que más decir, solo agregué- te espera un futuro brillante, el primer amor nunca se olvida, siempre se guarda en una parte del corazón- le di una sonrisa, la conversación cambio, empezamos a hablar de su traslado a la nueva ciudad.
 
  Ángela
  Que alguien me explique: ¿porque me pasan estas cosas a mí?, estoy enamorada de mi alumna, de una niña que podría ser mi hija, me sentí culpable, tanto que el fin de semana fui a casa de Veronica, llevé cena y una botella de vino, toque la puerta, ella abrió.
 
  - Hola que sorpresa- le dije mirándola, ella me sonrió, levantó la botella.
 
  - Disculpa por venir sin avisar, pero- Veronica Abrió la puerta, me dio una sonrisa, una sincera y amistosa sonrisa.
 
  - Pasa siempre eres bienvenida y no requieres invitación, mi mejor amiga siempre tendrá un lugar en esta casa- me abrazo.
 
  - Gracias guapa- entre, coloqué las cosas sobre la mesa, ella fue a la cocina.
 
  - Esa botella de vino no será suficiente- llevaba unos vasos y una botella de mezcal, Angela me miró sorprendida.
 
  - Hace mucho no bebo mezcal, pero hoy lo necesito- Daniela se va en dos meses, no dije mas, Veronica, sirvió dos vasos.
 
  - El tiempo es sabio- me acerque a ella- ven vamos al balcón- caminamos juntas, al estar ahí, la mirada de Ángela estaba hacia las luces de la ciudad, bebía el vaso, yo sostenía mi vaso y la botella, no decía nada solo llenaba su vaso, sin decir más, paso una hora, ella volteó la mirada hacia mí.
 
  - Se va- dije con los ojos llenos de lagrimas, con la voz entrecortada, con el corazón hecho pedazos.
 
  - Se va a hacer lo que le gusta, se va porque es hora de crecer- la abrace, ella empezó a llorar.
 
  - La voy a extrañar, me hará falta- seque mis lagrimas, pasaron unos minutos, seguía bebiendo- al menos me consolaba saber que estaba ahí, que podía verla, que podríamos coincidir- tomé la botella e intente servirme, estaba vacía y a mi todo me daba vueltas.
 
  - Entramos, esta frío- Angela, estaba ebria, triste.
 
  - Si- caminamos, yo me senté sobre el sofá, Veronica regreso de la cocina, me ofreció café- prefiero tomar el vino- reí.
 
  - Haz bebido mucho- la mire levantando una ceja.
 
  - Por hoy déjame beber- extendí mi vaso- no sé cómo manejar esta situación- Veronica viró los ojos.
 
  - Esta bien- fui a la cocina, traje una botella más, me senté a su lado.
 
  - Cuando la conocí, la vi como una alumna más, cuando coincidimos en el pasillo y me dio mi chaqueta que olvidé- sonreí- algo había en sus ojos, algo que me atrajo que me cautivó- sonreí.
 
  - Estás enamorada- sonreí, ella sonrió.
 
  - Un divorcio- sonreí- un enamoramiento de una mujer, una niña – suspire- mucho menor que yo- bebí un trago- empiezo a sospechar que el amor no está hecho para mi, ni yo para el amor- lleve las manos a mis ojos, seque las lágrimas- me duele tanto saber que se va, me duele verla besándose o abrazada a ese chico, estoy celosa, muy celosa- Veronica soltó una carcajada.
 
  - En los años que tengo de conocerte- la mire- jamás te había visto así, celosa- recordé- y tan enamorada- bebí.
 
  - A mi exesposo lo amé- bebí, pero Veronica tenía razón, algo era diferente.
 
  - Si, pero no estuviste así de enamorada, ahora te ves diferente, actúas diferente- se levantó, dio unas vueltas, no decía nada.
 
  Angela
  Sumergida en mis pensamientos, en mis recuerdos, tratando de recordar cada facción, cada gesto de su rostro, recordando y grabando esa sonrisa.
 
  Daniela
  Me costo dormir por la noche, mi habitación empezaba a quedarse vacía, al menos los closets, algunas fotografías quedaban, medallas, trofeos, libros, suspire, estaba melancólica, por irme, por dejar de verla, pero también estaba emocionada, por pertenecer a ese equipo, sonreí, tome mi celular, vi su foto, hasta quedarme dormida.
 
  Angela
  Un dolor de cabeza me despertó por la mañana, abrí los ojos, estaba en el sofá de Veronica, me levanté poco a poco, Veronica estaba en la cocina, colocó dos tazas sobre la barra.
 
  - Preparé café- sonreí- chilaquiles- ella se levantó.
 
  - Gracias- me acerque- hace años nos bebía tanto- lleve las manos a mi cabeza.
 
  - Lo que hace el amor- sonreí- bebé te hará bien.
 
  Daniela
  Unas voces me despertaron, abrí los ojos y ahí estaban mis padre.
 
  - Feliz cumpleaños mi amor- me acerque , bese su mejilla, la abrace.
 
  - Gracias, padre- sonreí, mi madre se acercó.
 
  - Princesa feliz cumpleaños, mi amor- la abrace con fuerza.
 
  - Madre- sonreí, mi hermanita extendió su mano.
 
  - Este es para ti, te amor.
 
  - Gracias hermanita- tome la bolsita- ¿llaves? - mire a mis padres confundida, mi padre dijo.
 
  - Ve a la ventaja- sostuve el pequeño pastel, ella sonrió, se levantó de prisa y fui a la ventana.
 
  - Wow- frente a mis ojos un auto, sonreí, volví hacia mis padres, los abracé- Gracias- empecé a llorar, estaba contenta, feliz por irme, pero sin duda iba a extrañar mi casa y a mis padres, mi madre dijo a mi oído.
 
  - Haz crecido mi amor y debes seguir tu camino, ir por tus sueños, estoy orgullosa de la mujer en la que te estás convirtiendo.
 
 
 
 
 
 

ANGELA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora