LA AMO

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  Angela
  Cuando esa chica dijo que era un antro gay pensé en salir corriendo, pero no lo hice, la chica tomo mi mano, mis ojos chocaron con su mirada.
 
  -    Soy Diana- le di una sonrisa, desde que la vi entrar, atrapó mi atención.
 
  -    Un gusto- sonreí- yo soy Angela- una sonrisa dibujada en sus labios.
 
  -    Que lindo nombre- no dejaba de mirarla.
 
  -    Gracias – sonreí- princesa- ella sonrió, sus mejillas se sonrojaron.
 
  -    Eres muy tierna- mi mano seguía en su mano.
 
  -    Tienes nombre de princesa- no quise llamarla princesa pensé, me puse de pie quité mi mano.
 
  -    ¿Te vas? - la mire, me parece interesante.
 
  -    Si, ni duermo tan tarde- ella se puso de pie.
 
  -    Si te da pena estar aquí, podemos ir a un bar que está cerca- ella le miró.
 
  -    No es eso- realmente si le sentía fuera de lugar, jamás había venido a un sitio así y menos sola.
 
  -    Al menos regálame tu número- ella me miró, su mano entro a su bolsillo y salí con un par de billetes, sus ojos negros, sus labios delgados, su piel morena, el brillo en su mirada.
 
  -    Lo siento no tengo teléfono, por ahora, camine decidida hacia la salida, yo no tenía ojos para nadie, no quería que alguien me llamara y quedar para ir a tomar un café o una copa, estaba afuera, esperando un taxi, distraída, perdida en mis pensamientos, hasta que una mano me tomo del brazo, al voltear era ella- Diana- dije su nombre, sin tiempo de decir más.
 
  Diana
  Algo me atrajo, me pareció lindo y me anime a robarle un beso, a abrazarla, ella correspondió a mi beso, sus labios embobaban con los míos, sus brazos enmarcaban mi rostro, al soltarnos me miró a los ojos y en tono suave dijo.
 
  -    Daniela- suspire, el color café de sus ojos, sus labios, su piel.
 
  -    Que afortunada es Daniela- dije mirándola, ella se sonrojó, agacho la mirada- no te preocupes- acaricié su brazo- siempre nos enamoramos de alguien- sonreí- de un amor imposible, ella permanecía en silencio, sacó un cigarrillo, le ofrecí fuego.
 
  -    Gracias- quería esconderme bajo la tierra, desaparecer, no fue tan lindo decir el nombre de otra persona pensé.
 
  -    Con gusto- sonreí- ¿quieres contarme de Daniela? - la miré fijamente, ella sonrió, sus ojos se iluminaron, eso era amor, pensé.
 
  -    No tengo mucho que contar- suspiré, le di la ultima calada al cigarrillo, al terminarlo, metí las manos al bolsillo de mi abrigo, la noche era muy fría.
 
  -    Yo estoy segura de que si tienes mucho que contar- la mire, en sus ojos había un toque de melancolía, en su mirada un amor, que no era capaz de ocultar, suspiro.
 
  -    Quizás en otra ocasión- nuestros ojos se encontraron, ella sonrió, se acercó, beso mi mejilla.
 
  -    No habrá otra ocasión- caminé hacia el interior del bar, mi conquista no estaba interesada en algo conmigo, pensé, entre, me senté en la barra, el mesero preguntó.
 
  -    ¿Qué le sirvo?.
 
  Ángela
  Quizás me haría bien hablar con alguien , alguien diferente a Veronica, pensé, regresé, al bar tras esa chica, ella estaba en la barra yo me acerque y respondí al mesero.
 
  -    Dos copas de vino por favor- ella voltee hacia mi, sus ojos evocaban los ojos de mi chica, de mi niña.
 
  -    Pensé que irías a casa- en el fondo me alegraba verla ahí.
 
  -    Quizás tienes razón- sonreí- tengo mucho que contar- Diana tomo un sorbo a la copa de vino.
 
  -    Bueno, te cobraré varias botellas de vino- sonreí, levanté mi copa.
 
  -    Salud- sonreí- acepto pagar mi terapia contigo- una sonrisa en sus labios.
 
  -    Bien siéntate aquí- le mostré el Banco que estaba a mi lado.
 
  -    Tomemos esta copa de vino, vallamos a otro lugar más tranquilo para conversar- una risa en sus labios.
 
  -    Si no supiera que no tiene ojos para nadie más diría que estás seduciéndome- ella sonrió, sus mejillas se sonrojaron.
 
  -    Eres una chica muy linda- le di una sonrisa.
 
  -    Lo, sé- tomamos la copa y salimos del bar, caminamos un par de calles, las calles llenas de gente, un corredor de bares, restaurantes.
 
  -    Hace años no venia a este lugar- tono melancólico, venían algunos recuerdos a mi memoria.
 
  -    Bueno estás aquí- la tomé de la mano, ella hecho un vistazo a mi mano, sonrió de forma tímida.
 
  -    Si estoy aquí años después- sonrisa nerviosa- tomando la mano de una chica- suspire- de una chica que podría ser mi hija- suspire,  cuando dije eso fue imposible no pensar en ella.
 
  -    Supongo que tengo la edad de Daniela- levante una ceja la mire, sus ojos se llenaron de melancolía.
 
  -    Si, así es- suspire, caminamos.
 
  -    Ven este lugar me gusta, tiene un balcón, un espacio tranquilo- entramos, nos sentamos donde yo le dije, nos sentamos, una mesera se acercó, colocó las cartas, los menús, yo no tarde en elegir, Angela en tono tímido dijo.
 
  -    Yo tengo hambre- sonrisa nerviosa.
 
  -    Si me permites puedo recordarte- tomé el menú, di un vistazo- la pizza es muy rica, acompañada de una copa de vino o una cerveza- Angela sonrió.
 
  -    Me agrada la idea podemos compartir una pizza, una botella de vino- sonreí- debo pagar mi deuda- dije en tono de broma.
 
  -    Claro, no la olvido- sonreí.
 
  -    Eso me alegra- la mire fijamente.
 
  -    Podría pensar que estás analizándome- ella soltó una carcajada.
 
  -    No soy psicóloga- ella respire profundo y dejó caer los hombros.
 
  -    Eso me alegra- la cena llego, al igual que las botellas de vino, digo las botellas, porque nuestra conversación se alargó, las botellas eran varias, sonrisas, consejo, ella escuchaba atenta lo cual me pareció muy atento de su parte.
 
  -    Quiero felicitarte- me miró confundida.
 
  -    ¿Felicitarme por dejar ir a la chica de mi vida? - la mire confundida.
 
  -    Te felicito porque antepusiste su felicidad, antes que tu amor- ella me miró- no cual quería hace eso- ella respiro profundo , dejó caer los hombro.
 
  -    No fui valiente- me sentí apenada- al contrario, siento que fui muy cobarde por dejarla, pro hacerla sufrir y fui aún más cuando la dejé ir, sin decirle que yo- lo pensé por unos minutos- sin decirle que la amo.

ANGELA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora