PAUSA

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    Daniela
  Mis ojos se posaron en ella, en sus ojos, mi cabeza le daba vuelta esa frase, "tener algo", una sonrisa en mis labios estaba nerviosa, pero me alegraba la idea, la mire. 
  - Podemos ser lo que tú quieras- sonrío, se acercó, me abrazo por cuello,  era un momento unico y especial, era como encontrar un tesoro, nuestros ojos se miraron, se veian con amor.
  - Quiero que seamos- mejillas sonrojadas- seamos pareja- suspire, al fin tuve el calor de decirle lo que siento, y proponerle que sea mi pareja, sonrei.
  - Acepto- no tenía mucho que pensar, no tenía duda alguna, estábamos enamoradas, la cena pasó entre risas, bromas, besos, sonrisas, ella se acercó, acarició mi pierna en forma de círculos, yo me coloqué nerviosa, las mejillas sonrojadas. 
  - Tu piel es suave- la mire, me acerque lentamente, bese su mejilla, su piel era suave, tersa, jamas pense que estariamos asi, juntas teniendo algo mas que una conversacion por los pasillos del colegio, suspire.
  - Tus labios son suaves- los bese, estaba besando los labios de mi profesora, esos labios que yo sentia inalcanzables, su aroma inundaba mis fosas nasales, ese aroma tan familiar.
  Ángela
  No estaba pensando, estaba dejando que las cosas siguieran su curso, me estaba dejando llevar, estaba sintiendo, dejando que mi corazón me guiara, cerré los ojos, Daniela se acercó, me beso, un beso profundo, largo, único y especial, mis manos se posaron en su rostro, enmarcándolo. 
  Daniela 
  Mis labios, buscaban los suyos, pasaron unos minutos nos soltamos, yo tome su mano, las dos sentadas sobre la alfombra, su cabeza se recargó en mi hombro, yo le contaba mi vida de estudiante universitario, de Futbolista, hasta que levanto su cabeza, aclaró la garganta, me miro.
  - Debes tener muchos pretendientes- me moría de celos de solo imaginar, a esas chicas tras ella, Daniela se levantó se sentó frente a mi, yo moria de celos de solo pensarlo, de solo imaginar y mas cuando me veia a la mente esa chica, su compañera de equipo.
  - Algunas- dije bromeando, sus ojos me miraron molesta, con un toque de celos, su postura cambio.
  - Claro, lo sabía- mi tono, mi rostro, todo cambio al escuchar, eso ella se inclinó, se sentó sobre piernas y beso mi mejilla.
  - Yo no tengo admiradoras, no me interesan, mi cabeza y mi corazón estaban llenos de amor para usted- bese sus labios- mi sueño era poder estar – suspire- así aquí, contigo- enmarque su rostro y empecé a besarla, me hacia sentir tan especial, mi profe estaba celosa por mi causa, me parecia un sueño, hecho realidad.
  - ¿De verdad? - sus ojos miraban los míos, sus brazos rodeaban mi cuello, ese momento yo era la mujer más feliz del mundo. 
  - Así es- bese su mejilla, su frente, sus labios, su cuello me provocaba besarlo, pero no quería apresurar las cosas, pensaba, me recosté sobre sus piernas, ella acariciaba mi cabello, yo me quede dormida.
  Ángela 
  Daniela dormía sobre mis piernas, su cabello negro, su piel tan blanca, yo no podía dejar de verla, de admirar su belleza, quería aprenderme cada detalle de su rostro, suspire, ella dormía y yo, yo no lograba dormir, saber que en unas horas se irá, que tendré que esperar meses para verla, suspire, recargue la cabeza sobre el sofá, mis manos seguían posadas sobre su cabello, ese cabello tan suave, brilloso, su ceja negra, sus labios bien delineados, sus párpados, realmente te amo, estoy enamorada de ti, quisiera gritarlo, pasaron un par de horas, su teléfono sonó, se levantó, tomo su teléfono, se retiró de mi lado, al volver se sentó a mi lado, sin decir nada, pasaron unos minutos, en tono suave dijo. 
  - Jamás me han gustado las despedidas- la mirada al frente, mis piernas dobladas, las abrazaba con mis brazos, ella no dijo nada, estaba con la mirada al frente, en silencio, la volteé a ver se veía pensativa, yo acerque mi mano tímidamente, rose sus dedos, ella entrelazó sus dedos con los míos, pasaron unos minutos, yo debía irme, dije- Angie- ella me miró, se posó de pie, estando lejos de mi, en tono suave. 
 

  -Lo sé- cruce los brazos, la mirada hacia el frente- tienes que irte- esas palabras rompían mi corazón, ahora que la tengo no quisiera separarme ni un segundo de ella, no quiero dejar de ver esos ojos color miel, esa sonrisa, tan linda.
  -Si, debo irme-me acerque a ella, la abrace, quería irme, pero debía hacerlo, suspire, ella comenzó a llorar, se aferraba a mi, yo la abrazaba yo fuerza hacia mi pecho, ella recargaba su mentón sobre mi hombro, yo no tenía palabras para calmar su llanto, me destrozaba escucharla y verla llorar, quería quedarme renunciar a todo, cuando estuvo más tranquila, se separó de mi, yo enmarque su rostro- volveré pronto- ella suspiro, seco sus lágrimas. 
  - No, tú vas a segur con tus estudios, seguirás siendo la mejor futbolista- intente sonreír- y yo, estaré esperando por ti- quería romper en llanto una vez más, pero no debía intente, ser fuerte, sacar fuerzas de todo ese amor que ambas sentíamos, la abrace, me abrazo, me beso.
  - Estaré pensando en tu, tachando los días al calendario, para verte- bese su mejilla la abrace con fuerza. 
  - Yo también mi amor, estaré esperando por ti, aplaudiendo tus logros, animándote a la distancia- suspire, yo no creía en las relaciones a distancia, tampoco en el amor de pareja con diferencia de edades, y ahora yo hago todo eso de lo cual no creía, lo que hace el amor pensé. 
  - Serán unas semanas, luego de eso te invitaré a mi primer partido de temporada- la abrace, bese su mejillas- debo irme- su carita cambio, su semblante era triste, yo no quería irme y ella no quería dejarme ir, se acercó, me abrazo, me beso.
  Ángela
  Mis manos, mis brazos se aferraban a ella, mis deseos por pedirle que se quede, el nudo en mi garganta, ese sentimiento de vacío, cerré los ojos, me abrace con fuerza, su teléfono sonó, ella me abrazo, beso mi frente, yo la solté, ella enmarcó mi rostro. 
  - Nos vemos en dos semanas mi amor- bese sus labios, no me agradaba en lo mas minimo dejarla asi, triste, suspire, me costaba mucho salir de ese lugar, soltar su mano.
  - Escríbeme pronto mi amor- sonreí, aún cuando por dentro me sentía rota, camino hacia la puerta, yo la miraba como si estuviese perdiéndola, ella se detuvo, me miró, yo camine hacia ella, la volví a abrazar, bese sus labios, ella posó sus manos en mi cintura, mis brazos sobre su cuello mirando sus ojos, solo mirándonos, sin decir nada, beso mis labios, un beso largo y apasionado, al separarnos nuestras frente seguían juntas yo , solo quería que ese momento fuera eterno, que nuestro amor, lo fuera.
  - Ahora si, mi amor, debo irme- la abrace y bese, camine hacia la puerta, ella conmigo, tomadas de la mano, estando cerca de la puerta la abrí, le di una sonrisa, ella me sonrió, salí, estaba por cerrar cuando sus labios dijeron fuerte y claro.
  - ¡Te amo!.

ANGELA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora