ME FALTA VALOR

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    Angela
  La parte de la cita que no quería ver llegar: la despedida, la abracé con fuerza por la espalda, mi boca estaba muy cerca de su cuello, respiraba su aroma, no quería dejarla ir y ella tampoco hacia nada por irse, por separarse de mí, su cuerpo delgado permanecía junto al mío, mi corazón se sentía en paz, yo quería quedarme ahí, así abrazada a ella, cerré los ojos, ella parecía ser un bálsamo en una piel lastimada, parecía ser la luz a mi oscuridad y yo, yo quería decirle que la amaba. 
  Daniela
  Sentir su abrazo, sentirla tan cerca de mí, suspire, me quede ahí, sin moverme, quería detener el tiempo, sentirla cerca, sentir que jamás volveríamos a separarnos, pero la gente empezó a pasar por donde estábamos ella me soltó, aclaro la garganta. 
  -Estaré esperando esos boletos para verte jugar- ella me sonrío, me acerque tímidamente, bese su mejilla, cerca de la conmensura de sus labios, sus ojos se posaron en mí, tomo mi mano. 
  -Gracias por la tarde- sonreí, me anime, bese nuevamente su mejilla- la pase muy bien, extrañaba su compañía- era verdad, extrañaba conversar con ella, verla reír.
  Angela
  Me dejo sin palabras, escuchar que me extrañaba, me hizo pensar que sentía lo mismo, me sentí importante, especial, me dejo sin palabras, en silencio, con una sonrisa en el rostro, con el pulso acelerado, con las manos y piernas temblando de emoción, tratando de ocultar mi alegría le dije. 
  - Gracias, por la invitaciòn, es un honor compartir un café con una jugadora tan reconocida- suspire, con la mirada posada en ella y sin dejar de sonreír, nos recargamos de mi auto, ese auto, conversando, sonriendo, mirándonos. 
  -El placer es mío- ella tenía la mano recargada del auto, yo acerque mi mano, con mi dedo la rose, ella no dijo nada, solo se sonrojo, lo cual me pareció tan tierno, sonreí, una sonrisa pícara, su actitud me hacía pensar que yo no le era indiferente.
  -Gracias- suspiré, valió la pena la espera pensé, cuando la vi frente a mí, cuando me regalaba una sonrisa, cuando, su perfume invadía mis sentidos, cuando su atención era solo para mí. 
  -Gracias a ti, Angie- guiño de ojo, nos quedamos en silencio mirándonos, pasaron unos minutos, ella rompió el silencio. 
  -¿Cuándo viajas? - no se me ocurrió otra pregunta más tonta?, deseaba escuchar que no se iría que se quedaría ahí conmigo, para siempre. 
  -El lunes — mi tono desanimado, ella me miro a los ojos, acaricio mi rostro con la yema de sus dedos, yo suspire, era un momento con el que soñaba, ella me miro, en tono suave, con esa voz un tanto ronca que la caracteriza. 
  - Me siento orgullosa de ti —mi amor—tuve la suerte de ser tu profesora— y desearía formar parte de tu vida, pensaba mientras mis ojos la miraban fijamente, me sonroje, ella me miraba fijamente.
  -Usted- no sabía cómo continuar no encontraba las palabras y menos el valor para decirle lo que sentía, para describir el sentimiento que guardaba en mi corazón.
  -¿Sí? —Deseaba escuchar que sentía lo mismo que yo, esperaba su respuesta, con ansias, con tantas ganas de responder un: yo también, pero mis ilusiones se esfumaban poco a poco, como ese silencio, que sus labios rompieron. 
  -Usted siempre será importante para mí- me anime, acaricie su rostro con la yema de mis dedos, no podía dejar de mirarla, de desear decirle lo que sentía, 
  -Señorita usted también, siempre tendrás un lugar especial, en mi corazon- ¿cómo decirte que estoy enamorada de ti?, suspire, ella sonrío.  
  Daniel 
  Mis ojos, estaban perdidos en su mirada, buscando respuestas, las piernas me temblaban, quería acercarme, robarle un beso, pero me faltaba valor, ella se acercó tímidamente, quedo frente a mi yo seguía recargada del cofre de su auto, ella me miro sonrió, en tono suave, me recordó. 
  -Esperaré mis boletos, quiero ir a verte jugar- Sonreí, tomo mi mano, engancho con los míos, era un momento perfecto, único y especial, un momento que guardaré en mi corazon por el resto de mis días. 
  - Los tendrá y en primera fila- ella sonrió, me encantaría que me vea jugar pensé
  -Soy tu fan número uno- sonreí, su teléfono sonó, ella me soltó, saco de su bolsillo, el celular, lo miro, yo también lo vi, era el nombre de una tal Jenny, ella rechazo la llamada, yo me incomodé, me hice a un lado. 
  -Disculpa- la mire, su postura, su rostro, había cambiado, su sonrisa se borró, llegue a pensar que estaba celosa, pero eso es imposible, pensé. 
  - Puedes contestar- la mire, tenía ganas de reclamarle, pero no debía, no podía, en ese momento odie a la tal Jenny, por romper ese momento tan lindo y tierno. 
  - No es importante -me acerque a ella, ella quito su mano, yo me pare frente a ella, su mirada había  cambiando tanto, estaba seria, incomoda, y yo no quería seguir molestando. 
  - Quizás sea importante- evite su mirada, sentí un hueco en el estómago, una molestia, un calor que me recorría de la cabeza a los pies.
  - Es mi compañera del equipo, supongo que quería saludarme, pero puedo marcarle más tarde- sus ojos me miraron. 
  - Mejor que me vaya, debo ir por mi hija: mentí, no sabía cómo comportarme, me ganaban los celos, me estaba comportando como una adolescente, como una adolescente, enamorada, si estaba enamorada de ella y celosa, di un paso hacia mi auto, ella me tomo de la mano. 
  - Está bien, que le vaya muy bien, me dio gusto verla, saludarla- nuestros ojos se encontraron, solté su mano, ella se acercó. 
  - A mí también me dio gusto verte, gracias por acordarte de mí- suspire, eso me hacía pensar que soy importante para ella. 
  - Debo irme- dije alejándome de ella, volteando la mirada hacia otro lado, con la cabeza hecha un lio, di apenas unos pasos cuando ella dijo mi nombre. 
  - Daniela- mi amor, no te vayas, Dany se detuvo- quiero darte algo, espera por favor- suplique, ella se detuvo, dio media vuelta, me miro, yo camine hacia ella, quite de mi gargantilla- Espero te gusté- le mostré el dije en forma de colibrí quería dárselo, quería sentir que me llevaba con ella, sentirme cerca, en su corazón. 
  -Gracias, es muy lindo- dije admirando el dije, ella se acercó, levanto mi cabello y coloco el dije.  
  - Mi futbolista, preferida- suspire, deseaba tanto decirle mi amor, mi niña, sentía la necesidad de confesarle mi amor, no quería que se fuera sin saberlo. 
  - Gracias, mi profesora preferida- sonreí, me animé y le di un beso en la mejilla, ella se movió y el beso fue cerca de la comisura de sus labios, me separe, me quede frente a ella, en silencio.  
  Angela
  Mis ojos se posaron en sus labios rojos, delineados perfectos, sus labios me parecían y eran tan deseados por mí, nos miramos, me acerque, di un paso hacia ella, mi cuerpo, mis sentimientos tenían el control, mi cabeza no estaba pensando, nos acercamos, yo la abrace por la cintura, mi frente quedo a la altura de su mentón a ella se inclinó un poco.

ANGELA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora