EL FINAL

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Angela
Ahí estaba yo jugando con la suerte, jugando con mis deseos de robarle un abrazo o quizás un beso y conformarme con detenerla, para tonterías, suspire, un silencio, que ella rompió.

-    Profesora- mis ojos seguían posados en ella, sus ojos con ese brillo tan especial, con ese negro profundo, mágico, sonrió.

-    Dime- la mire atenta, sus ojos color miel, su piel blanca, suspire.

-    Usted fue quien me solicitó quedarme- la mire , atenta esperando su respuesta.

-    Oh, es verdad- en ese momento quería desaparecer, no sabía que decir, ella sonrió.

-    Que pase buena tarde- quisiera pensar que quería estar unos minutos a solas, pero no, a paré esa idea de mi mente, camine hacia la puerta, decidida a salir.

-    Daniela- mi amor, ella se detuvo sin decir nada, volví a decir su nombre- Daniela- ella volteo la mirada hacia mí.

-    Dígame- mi corazón latía con fuerza las manos me sudaban, deseaba con todo mi corazón, escucharla decirme que, sus palabras me trajeron de vuelta.

-    Quiero felicitarte- ella me miró sorprendida, deseaba decirle lo que sentía, pero no podía, no debía.

-    ¿Felicitarme? – la mire confundida, esas palabras derrumbaban mis esperanzas.

-    Si por terminar el curso, por ser uno de los mejores promedios, pero sobretodo por- está parte rompía mi corazón- por obtener esa beca, por formar parte de ese equipo de fútbol me acerque, peligrosamente estaba a centímetros de sus labios, los mire, ella sonrió, su sonrisa invitándome, sus labios provocándome.

-    Gracias, profesora- me quede ahí mirándola, admirando sus ojos, se me escapó un suspiro, mis mejillas se sonrojaron ella sonrió, sin decir más me abrazo, un abrazo que yo deseaba, que necesitaba.

-    Deseo que te vaya muy bien que tengas mucho éxito- suspire, cerré los ojos-espero algún día tener el autógrafo de la mejor futbolista del país- suspire- del mundo- la abrace con fuerza.







Daniela
Cerré los ojos, quería sentir, vivir ese momento, con el corazón, suspiré, sus brazos se aferraban a mi y yo a ella, quería que ese momento fuera eterno, que su aroma permaneciera en mi toda la vida, sin intenciones de soltarnos, nos mantuvimos así ahí, juntas, unidas, fundidas en un abrazo, largo, silencio, hasta que su teléfono sonó, la primera vez no respondió, la segunda, sus brazos parecían soltarle, la tercera vez ella me soltó.

-    Debo atender quizás es algo importante- dije molesta, Daniela sonrió.

-    Claro- suspire- debo irme- ella tomo mi mano, entrelazo sus dedos.

-    Cuídate- no supe que más decir.

-    Usted también- camine hacia la puerta sin mirar atrás, camine hacia mi auto, sin prestar atención a nada subí a mi auto, suspire, lo encendí y conduje, ¿era esa nuestra despedida?, me pregunté.

Angela
Caminar descalza por la estancia de la casa, siempre odie las despedidas, pensaba mientras me sentaba sobre el piso frío, con la cabeza llena de recuerdos, con la mirada hacia la nada, mi nada siempre es y será ella, Daniela, suspire, al pasar las horas, mis lágrimas salían, ella se iba, lejos de mí, cerré los ojos, di vueltas por la casa, quiero dejar de sentir todo esto, pero no podía, no sabía controlar lo que pasaba, no lograba dejar de sentir lo que sentía por ella.


Veronica
Caminaba por las áreas del colegio algo vacías, al levantar la mirada ahí estaba esa chica conversando con la profesora de educación física, me quede algo cerca, al escuchar que se quedaría un par de horas tome mi celular le marqué a Angela, quien respondió algo desanimada.

-    Vero no tengo ganas de hablar- dije dejando caer los hombros.

-    Daniela está aquí en el colegio y se quedará un par de horas- sonreí

-    Iré a verla- me levante de un salto de la cama, me vestí de prisa, camine hacia mi auto, al llegar la busqué en el lugar que más le gusta, las canchas de fútbol, no la encontré, recorrí los pasillos, los edificios, sin poder encontrarla, me di por vencida, me senté sobre la escalera que comunicaba a su aula, intentaba no llorar.

Daniela
Intentaba no llorar, intentaba no pensar en ella, no pensar que no volvería a verla, camine, recorrí, cada espacio del colegio camine con las manos dentro de mis bolsillos, con la mirada al frente, metida en mis pensamientos, escuchando una canción que a penas y recuerdo, realmente, no pensaba en nada, en nada que no fuera ella, recordaba su risa, la vez que la vi llorar y la consolé, camine , hasta llegar a la que fuera mi aula, subí las escaleras , al llegar a la mitad ahí estaba ella, cubriendo su rostro con sus manos, sin decir nada me senté a su lado, en total silencio, un silencio que se sentía bien, que hacía bien, así estuvimos por horas hasta que yo aclare la garganta, ella quitó sus manos, sin voltear a verme.

Angela
Cuando aclaró la garganta la vi de reojo, sequé mis lágrimas de prisa, permanecimos en silencio unos minutos, parecía un sueño, un sueño hecho realidad, no sabía que decir, deseaba decir tanto que no sabía por dónde empezar, ella tomó la iniciativa.


-    Pensé que no la vería- sonreí al verla aquí junto a mí.

-    Vine a firmar unos papeles- mentí, estaba aquí por ella, fue la esperanza de poder despedirme lo que me trajo hasta aquí, fue desesperante buscarte y no encontrarte, pensé, mientras la miraba a los ojos, mientras imaginaba que la abrazaba que ella y yo, no eso no puede ser.

-    Me alegra que viniera- sonreí, mis manos sostenían una libreta, una pluma, y la otra mi suéter, ella me miró.

-    Gracias- no podía decir nada.

-    Podría formarme mi libreta de recuerdos por favor- extendí la mano, ella me miró, sonrió.

-    Con todo gusto- la tomé, escribí algo muy corte, algo que no representaba ni la mitad de lo que sentí.

"te deseo éxito, En tu nueva etapa, que logres todas tus metas y que seas muy feliz"

Con cariño Angie

Daniela
Tomé de vuelta la libreta, nos quedamos en silencio, ella con sus manos apoyadas en su mentón y yo con las manos sobre mi libreta, nos miramos, ella sonrió, se puso de pie, yo también, caminamos sin decir nada, al llegar al final de la escalera al primer piso dije.

-    Gracias por haber sido mi profesora, gracias por su amistad – ella no decía nada, yo di media vuelta, estaba dispuesta a seguir mi camino, hasta que ella me detuvo.

-    Que te vaya muy bien, de todo corazón deseo que seas muy feliz, que todos tus sueños se hagan realidad- Guiño de ojo, estaba tan concentrada en no llorar, e no decirle lo que sentía, en no hacerme consiente de lo que pasaba.

Daniela
A unos centímetros de ella, a unos minutos de no volverla a ver, llena de nostalgia, di media vuelta seguí mi camino, intentando no llorar, caminé hacia la salida del colegio, al entrar a mi auto, las lágrimas empezaron a brotar, era la última vez que la veía, esa fue nuestra última conversación, su letra en ese cuaderno, era lo último que tendría de ella, una enorme tristeza se apoderaba de mi corazón, transformándose en lágrimas, era el final de una historia que nunca inició, era el final de un ciclo, de una experiencia nueva para mí.

ANGELA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora