CAMBIOS

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  Angela
  Me quede parada en medio de la nada, en los pasillos solicitarlos, de ese lugar, suspire, me quede inmóvil, con la mirada hacia la nada, llena de todo, de todos esos momentos que compartimos, suspire, me senté sobre el escalón, con el corazón en pausa, con la cabeza saturada de momentos de recuerdos, una lagrima salió de mis ojos, chocó con mi mano, seque mis lagrimas, respire profundo, intente ser valiente, me levante, camine sin decir ni hacer nada, llegue a mi auto, lo encendí, conduje, al llegar a casa, serví un vaso de agua, intentando que esa agua se llevara todo el dolor que su despedida causaba en mi, en ese momento lo entendí, me quede con tantas cosas que decir, con tanto por hacer, el agua no ayudaba, fui al sofá, cerré los ojos, sintiéndome culpable por no decir lo que sentía, por no abrazarla con fuerza, por no haber disfrutado de esos últimos momentos a su lado.
 
  Daniela
  No tuve mucho tiempo para llorar, el momento de irme estaba cerca, me tomo una semana empezar a aceptar la idea de no verla, de no coincidir en los pasillos, y de entender que mi vida indicaba en otro lado, con nuevas personas, las maletas en el auto, mis lágrimas rodando por mi mejilla, la tristeza de irme de casa, de dejar a mis padres, pero también en el fondo la tristeza y nostalgia de saber que no volvería a verla, mi madre se acercó.
 
  - Te amo, estoy orgullosa de ti y feliz por saber que harás realidad tu sueño- seque su lagrima, la abrace.
 
  - Te amo madre, gracias, por tanto- dije abrazada a ella, mi padre y hermana se unieron, mi padre intentó sonreír.
 
  - Es hora de irnos- intente animarlas, abrace a mi hija con fuerza, caminamos hacia el auto, el viaje será por carretera, queremos disfrutar hasta el último minuto con ella.
 
  Ángela
  Las manecillas del reloj, anunciando su partida, había pasado una semana, su última semana en la ciudad, y yo sentía que con el pasar de los días me faltaban más piezas para completar mi corazón, mi alegría, me sentía una mujer incompleta, perdidamente enamorada, caminaba descalza por la casa, en las noches, dormía de día, pasaba horas en la cama, con la pijama y a penas era el comienzo, pensaba con la espalda recargada sobre la cama, la mirada hacia la ventana.
 
  Daniela
  La lluvia resbalaba por la ventana, al ver ese anuncio que deseaba buen viaje fui consciente, me iba, dejaba todo, la dejaba a ella, ¿pero realmente la dejó?, ella no me ama, no siente lo mismo por mi, tampoco formo parte de su vida, de su proyecto, intente no llorar, el viaje continuo por horas, hasta que metí padres debieron parar, quedarnos en un hotel, yo dormí con mi hermana, mientras ella dormía, yo escuchaba música con los audífonos, con la pijama y sin intenciones de dormir, mi  vista se concentraba en la ventana, en esa luna que nos alumbraba, esa luna que ella y yo compartíamos.
 
 
 
 
  Ángela
  En la cama al medio día, sin intenciones de ducharme, con la cortina cerradas, sin ganas de nada, así estuve los siguientes días, intentando entender ¿porque me pasa esto a mi?, desean despertar el lunes y verla en el colegio, no importaba si estaba con ese chico coló quería verla, sentirla cerca.
 
  Daniela
  Llegamos al destino me instalé en casa, me presenté al entrenamiento con el equipo, las actividades del día a penas y me daban tiempo de pensar de extrañar, pero antes de dormir y al despertar pensaba en ella, deseaban hablarle, decirle: te quiero, o al menos escuchar su voz ronca diciendo mi nombre, su gesto en mis clases, sonreí, encendí el auto y me fui a mi entrenamiento.
 
  Veronica
  Después de esa última vez que vio a la chica no supe nada más de Ángela pasaron dos semanas no responde mis mensajes, ni mis llamadas, decida sábado por la tarde, conduje hacia su casa, llame a la puerta, insistí hasta que ella abrió, al abrir la puerta, vi a una Angela ojerosa, en pijama, al verme dijo.
 
  - Eres tú- mi tono desanimado, desinteresado, la casa oscura- pasa- regresé al interior.
 
  - Vengo por ti- la mire, ella me dio la espalda, como si ocultara algo, me acerque la abrace con fuerza, por la espalda, ella comenzó a llorar, con un sentimiento capaz de hacerte llorar a ti también, se desvaneció, el llanto, las lágrimas, la dejaban sin aire, yo solo podía abrazarla con fuerza, sin decir nada me mantuve ahí abrazando hasta quedar en el piso cual niño desconsolado, partita el alma, el corazón verla así ahí.
 
  Daniela
  La fiesta de bienvenida llegó, yo no estaba segura de ir, pero antes de salir de los vestidores mi coach se acercó, dijo en tono firme.
 
  - Las espero a todas a las 10:00 pm, tienen permiso para desvelarse, para beber un poco, mañana tendremos día libre.
 
  Ángela
  Las tempestades a veces son para mostrarnos quienes son nuestros mejores amigos, pensé al hacerme consiente, de lo que pasaba, estaba entre los brazos de Veronica, quien se aferraba a mi intentando consolarme, cuando estuve más tranquila ella preguntó.
 
  - ¿Mejor?- le pregunte sin soltarla, ella asintió con la cabeza, entonces la solté, fui a la cocina, prepare un té, al volver ella seguía en el mismo sitio, me senté a su lado- te traje esto- extendí la mano le di el té, lo tomo, mirándome a los ojos, sus ojos estaban tristes, ella estaba ojerosa.
 
  - Gracias- dije con una mueca parecida a una sonrisa.
 
  - Te hará bien- me levanté, abrí las ventanas, recogí los vasos y las botellas, ella me miró.
 
  - No era necesario que vinieras, para el inicio del curso- la mire- quizás antes mis hijas llegan en un mes, entonces estaré bien, tengo que estarlo- dije un poco animada,  Veronica se acercó.
 
  - Primero debes llorar lo que sea necesario, hablar de lo que sientes- ella me miró.
 
  - Estoy bien- esquive su mirada, realmente me sentía mal, no tenía ganas de nada, quería ir a buscarla.
 
  - Estarás bien, si, ahora es muy resiente ella hace poco se fue – la mire- es normal que la extrañes- ella empezó a llorar.
 
  - La última vez que la vi yo fui a buscarla- no logré hablar por las lágrimas- fui a buscarla para decirle lo que sentía- me sentí triste, molesta- pero no lo logré fui tan cobarde- me sentía culpable.
 
  - Si tú le decías lo que sentías ella no iba a irse, no iba a cumplir su sueño- la mire, sus ojos buscaban la respuesta en los míos.
 
  - Quizás Renatas razón- pasaron un par de horas, yo hablando de ella de sus cualidades, de lo linda que es, hasta que Veronica dijo.
 
  - Levántate, iremos a cenar, y mañana al spa, cuando vuelva debe ver a una Angie bien cuidada, conservada- intente animarla.
 
  Daniela
  Sin ganas de ir con la ropa sobre la cama, yo recostada sobre la cama, con la mirada al techo, me levante, fui al tocador, intente animarme, pero no lo logré, mi teléfono sonó, era Jenny mi compañera de equipo.
 
  - Chica, pasó pro ti en media hora- sonreí.
 
  - No, tengo ganas de ir- ella me interrumpió.
 
 
  - Las fiestas del equipo son importantes, para convivir, conocerme más así que tiene que ir, aparte tu eres una de las razones de esa fiesta, voy en camino- colgué sin darle tiempo de decir más.
 
  Daniela
  Debía ir, fui al guardarropa, elegí u pantalón negro, una blusa palta de brillos, sin manga, en esta ciudad hace mucho calor, pensaba mientras, me vestía, coloqué un poco de maquillaje.
 
  Ángela
  No se que voy a hacer el día que vuelva a clases, pensaba mientras, el mesero traída dos tragos más, una sonrisa en los labios de Veronica, se acercó a mi.
 
  - Me gusta ese tipo y creo que yo le gusto- sonreí.
 
  - Creo que que si- sonreí, el tipo camino hacia nosotras- viene para acá- le dije en modo secreto.
  - Viene con otro chico, quizás sea bueno que conozcas más gente- le di un codazo amistoso, el tipo se acercó.
 
  - Buena noche señoritas- le di una sonrisa, a la chica de cabello largo y piel blanca, ella correspondió.
 
  - Buena noche- le di una sonrisa, el se acercó.
 
  - ¿Me permite invitarle una copa?- la mire.
 
  - Tenemos para pagar nuestros tragos- dije en tono firme me levante, antes los ojos de Veronica y del tipo.
 
  - No quise ofender- me puse de pie.
 
  - Tengo prisa- no di tiempo de nada, salí del lugar, caminé hacia un bar cercano, entre, parecía tranquilo, hasta que una chica se acercó.
 
  - Buena noche- desde que entro me pareció atractiva.
 
  - Buena noche- mi tono seco y desinteresado.
 
  - ¿Me permite hacerle compañía?- ella levantó la mirada, nuestros ojos se encontraron.
 
  - No soy dueña de las sillas ni las mesas- si ojos marrón como los de Daniela, su piel blanca, ciertos rasgos me recordaba a mi niña.
 
  - Gracias- le di una sonrisa, ordené dos copas, ella sacó un cigarrillo de inmediato le ofrecí fuego.
 
  - Gracias- le di una sonreí, dos copas, sobre la mesa sus ojos con música trova de fondo.
 
  - No te había visto antes- intente iniciar la conversación.
 
  - Quizás no me lo creas, pero no se que hago aquí- ella soltó una carcajada.
 
  - Tu naturaleza te trajo hasta aquí- me miró confundida.
 
  - ¿Naturaleza?- no entendí porque lo decía, hasta que señaló una bandera.
 
  - Es un bar gay- sus ojos se abrieron como dos platos.
 

ANGELA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora