ひとめぼれ (Hitomebore): Amor a primera vista.
Izuku Midoriya, un reconocido médico de Japón, a su corta edad de 20 años. No sólo ayuda a las personas en su hospital, también las ayuda con su pasatiempo, siendo un gran músico pero anónimo. ¿Será que este...
-¡Que no me digas que hacer! Pero con todo el gusto voy a matar al que dijo que es mi versión mujer.
Ví como Bakugo se aproximó hacia el chico que lo había hecho enojar, sonreí ligeramente, pues ese chico la iba a pasar mal.
-¿Por qué sonríes, guapo? ¿Acaso crees que somos como tus últimos villanos? No saben en qué se están metiendo con nosotros- me dijo la chica que había llegado. Tal vez eran muy confiados, o tal vez Bakugo y yo no debimos haber sido tan confiados...
-"Esto es ridículo"- pensé. Pues llevaba un buen rato peleando con las chicas, y aún así, por algún motivo lograban esquivar mis ataques, pero lo más raro era que, cada vez que lanzaba mis ataques, el que salía adolorido, era yo.
Cuando me di cuenta de esto, al principio pensé que era a causa de kosei de la chica que llegó junto al otro villano, pero estaba equivocado. Al parecer esa chica se hacía llamar "DrownAir", y su poder era el aire, podía controlarlo como quisiera.
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La chica podía hacer que su cuerpo fuera tan liviano como una pluma, logrando volar o incluso flotar, y también podía atacar lanzando grandes ráfagas de viento hacia mí. -"Espero que a Bakugo le esté yendo mejor que a mi"- Volví a atacar a la chica con una lanza de hielo, pero controlando el viento lo desvío y la devolvió hacia mí.
-Dejen de jugar, ya me estoy cansando de ustedes dos- dije claramente irritado.
-Vaya, pensé que el héroe Shoto tenía más resistencia. -"Si, yo también lo pensé"- dije en mi mente, pero la verdad era que desde la media noche estábamos despiertos, y yo personalmente, no he podido dormir bien últimamente. Además, llevan un buen rato jugando conmigo, lo único que están haciendo es agotarme.
-Bueno "héroe número 1", ¿quiere saber por qué me llamo DrownAir?- continuó la chica posicionándose frente a mi. La verdad no me importaba saber por qué se llamaba así. Pero qué grave error. Estaba a punto de congelar el piso para que se quedara atrapada, cuando de repente me quedé sin aire en mis pulmones.
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