Capítulo 6: Tu sombra siempre será tuya

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Abrí los ojos lentamente, sintiendo el dolor palpitante en mi cabeza. Al principio, todo estaba borroso, pero pronto me di cuenta de que solo llevaba puesta la parte de abajo de mi ropa interior mientras unas sábanas sedosas tocaban el resto de mi piel, unas sábanas que no eran las mías. La confusión me envolvió mientras intentaba recordar cómo había llegado a esta situación. Un escalofrío recorrió mi espalda al notar que estaba tumbada sobre el pecho de Thomas. El seguía dormido, con un rostro pacifico, mientras su piel clara desprendía un leve calor.

Intenté levantarme con el máximo cuidado posible para no despertar al chico, pero cada movimiento era una punzada en mi cabeza. Al incorporarme, una sensación de vacío y desorientación me golpeó con fuerza, dejando una sensación de miedo. Lagunas oscuras llenaban mi memoria, y no podía discernir lo que había sucedido exactamente durante la noche anterior, recordaba como hablábamos, las luces iluminando nuestras cabezas, los bailes, al hombre misterioso del baño, eran sólo fragmentos, trozos incoherentes entre sí.

¿Cómo había terminado así? ¿Había cruzado tanto mis límites que no podía recordar? ¿Volví a hacerlo? La incertidumbre me atormentaba, y la inquietud se apoderó de mí al enfrentarme a la posibilidad de que algo más pudiera haber ocurrido entre yo y Thomas, que hubiese podido tomar algo que no debía en lugar de las copas.

Decidí vestirme rápidamente para alejarme de la situación en busca de un poco de aire, que aquí sentía denso. Busqué entre la ropa esparcida en la habitación y encontré la camisa de Thomas que desfiló en la noche. La camisa era cómoda y grande, pero no lograba disipar el desconcierto que me envolvía.

Con la mente aún nublada, decidí buscar calma en el baño, donde al menos podría refrescarme la cara y con suerte las ideas.

Al abrir la puerta, me encontré con Theo, que se giró a mirar en mi dirección con intensidad. Sus ojos penetrantes parecían captar cada matiz de mí confusión, suavizando su mirada.

—Lysandra, ¿te sientes bien? —preguntó Theo con una voz calmada pero sin apartar sus ojos de los míos, provocándome cierta inseguridad.

—No estoy segura... Hay lagunas, y mi cabeza está a punto de estallar —murmuré, apretando la camisa de Thomas como si pudiera encontrar respuestas en ella.

Theo se acercó con cautela, manteniendo la distancia pero sin apartar la mirada. Me sentía como si pudiera leer mi interior, desentrañando los secretos que ella misma desconocía.

—El Elixir Lunar puede tener efectos curiosos en quienes lo consumen por primera vez. No todos reaccionan de la misma manera. ¿Recuerdas algo de la noche anterior? —preguntó Theo, sus palabras resonando en la habitación. Me esforcé por recuperar fragmentos de la noche anterior. Todo estaba borroso, como si se desvaneciera en la neblina de la memoria.

—No mucho... —murmuré, sintiendo la incomodidad de no tener respuestas. De no saber qué narices hice.

Theo asintió comprensivamente, pero su mirada seguía analizándome con detenimiento. Él debía saber más de lo que yo misma podía recordar, y eso me llenaba de un nerviosismo inquietante.

—Voy a preparar un desayuno para los cuatro, tu tranquila luego juntos hablamos un poco y quizá entre todos recuerdes algo. — dijo Theo, despejando el camino hacia la verdad mientras yo me tenía que preparar para enfrentar las consecuencias de la noche en el Rincón de las Sombras.

Con un poco más de calma, cuando salí al pasillo, observé cómo una chica salió de una de las habitaciones visiblemente molesta, cerrando la puerta de manera contundente tras de sí. Su expresión de fastidio y el portazo resonaron en el pasillo, sugiriendo un encuentro que probablemente no había sido del todo agradable. Un breve intercambio de miradas reveló la tensión en el ambiente, dejándome con la intrigante sensación de haber entrado en medio de una situación complicada.

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