Lunas Cruzadas

Capítulo 10 Nuestra marca de nacimiento

El resplandor de las luces del pueblo se extendía como un manto cálido bajo el manto de la noche, creando un paisaje encantador y brillante. Cansada del paseo por Luminaria, con una mezcla de emociones, me apoyé en el marco de la ventana de la casa de Cassian asomando parte de mi cuerpo, contemplando la quietud del lugar que empezaba a envolverla. La casa estaba alejada de los bares y pubs, siendo un ambiente tranquilo. El día había sido una sucesión de descubrimientos y sensaciones nuevas recorriendo cada calle del lugar, pero a pesar de las maravillas que vi en cada tramo, una sombra persistente me acompañaba, una sensación de vigilancia que me mantenía en alerta constante.

La suavidad del cigarrillo entre mis dedos y el humo que se elevaba al cielo se convirtieron en mi compañía mientras perdía la mirada entre las callejuelas iluminadas. Fue entonces cuando Cassian, con una delicadeza atrevida, se acercó a mi espalda. Su cercanía era palpable, cálida, una presencia segura que desafiaba las sombras que intentaban colarse en la paz que intentaba construir.

Los labios sedoso de Cassian buscaron la piel de mi espalda, recorriéndome los hombros y el cuello con besos suaves pero cargados de intención, sintiendo la electricidad correr por mi médula. Era como si cada beso fuera una promesa susurrada en la penumbra de la noche.

Fue reconfortante sentir la mezcla de sus labios y la brisa fresca que se colaba por la ventana, fue el momento donde pude perderme por un instante en la sinfonía de emociones que me rodeaban. La tensión interna cedía ante el toque de Cassian que se movía con fluidez sobre mi, pero la vigilancia persistente la mantenía en un estado de alerta que no podía ignorar. Era como tener unos ojos puestos en mi, criticando cada acción.

Aun así, me quise dejar llevar por el momento. Inhalé profundamente el humo del cigarrillo, dejando que la mezcla de sensaciones me atrapase. La oscuridad de la noche, la compañía de Cassian y el murmullo tenue del pueblo formaban un escenario único, lleno de misterio y promesas.

Cassian me envolvió entre sus fuertes brazos en un abrazo firme, como si fuera consciente de la fragilidad que estaba sintiendo en ese momento. Su mano se deslizó con determinación hacia la mía, donde sostenía el cigarro, tomando el relevo con suavidad. Guió mis dedos hacia sus labios, dando una calada profunda al cigarro antes de exhalar el humo con tranquilidad.

Aquel gesto compartido fue un acto de complicidad que no me dejó indiferente. Me giré hacia Cassian, encontrando sus ojos llenos de deseo que me observaban con intensidad hasta el alma. La bruma del humo se mezclaba con la tensión palpable que flotaba en el ambiente.

Los besos de Cassian decidieron explorar un poco más, rozando mi cuello y el escote, en una caricia que aflojaba mi sentido de alarma, que relajaba mis miedos. Entre cada beso, murmullos suaves escapaban de los labios de Cassian que parecía disfrutar cada segundo como si fuera la primera vez que lo hacía en la vida.

—Te noto distinta desde que salimos de la cafetería, pelirroja. ¿Qué está pasando en esa mente tuya tan intrigante? —preguntó, entre besos que ascendían por su cuello, clavando sus ojos en los míos.

Me sentí vulnerable ante su mirada penetrante, luchaba por encontrar las palabras adecuadas con las que no parecer una loca ni alarmarlo. La mezcla de deseo y curiosidad era abrumadora, pero al mismo tiempo reconfortante. La oscuridad de la noche nos ofrecía un refugio donde las verdades podían revelarse, donde las máscaras podían caer. Quizá podría ser yo misma.

—No lo sé, Cassian. Es como si algo me estuviera observando constantemente, algo que no puedo ver pero que siento muy cerca. —confesé, dejando entrever la intranquilidad que me acompañaba.

Cassian, con la paciencia que le caracterizaba, continuó explorando con sus labios y sus caricias, tratando de desentrañar los misterios que tantos años había tardado en esconder. Entre susurros y caricias, se desataba una danza íntima que amenazaba con desvelar secretos profundos en medio de la noche silenciosa.