Capítulo 24 No hay oscuridad sin luz

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Durante esa intensa semana en la casa de Carlos, me vi envuelta en un frenesí de entrenamiento junto a Cassian, Liam y Derek. La misión de desmantelar la orden se volvía más palpable con cada día que pasaba, y estábamos decididos a enfrentarla, sin importar las consecuencias.

Con Derek, encontré un confidente cercano. Entre risas compartidas y momentos de entrenamiento, surgieron lazos de amistad que iban más allá de la misión. Derek admiraba mi determinación y fuerza de voluntad, reconociendo en mí una aliada valiosa. Sus consejos y apoyo se volvieron pilares en mi camino hacia la preparación.

La conexión con Cassian se intensificó hasta el punto en que las palabras se volvían innecesarias. Compartíamos miradas intensas y gestos que hablaban de complicidad y amor. En medio de la incertidumbre, encontrábamos consuelo mutuo, forjando una fortaleza que nos sostenía.

Liam y Carlos, inicialmente escépticos hacia mi presencia, se encontraron impresionados por mi habilidad para aprender y adaptarme. Juntos, disfrutábamos de sesiones de entrenamiento, donde demostraba mi determinación y ganas de aprender. Su admiración y el sentido de pertenencia que empezaban a sentir hacia mí me convertían en una más de la familia carmínea.

La casa de Carlos se convirtió en el epicentro de la preparación. Entre risas, sudor y determinación, tejíamos lazos que iban más allá de la misión compartida. La semana de entrenamiento no solo fortaleció mis habilidades, sino que también consolidó mi lugar en el grupo como una carmínea más, lista para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino. La confianza que depositaban en mí era un honor y una responsabilidad que llevaba con orgullo.

Mientras Cassian y yo preparábamos la comida en la cocina, el ambiente estaba lleno de risas y complicidad. De repente, sin previo aviso, Derek se subió a mi espalda, sorprendiéndonos a ambos. Su sonoro beso en mi mejilla era más un gesto juguetón que una muestra de afecto romántico, pero podía sentir la mirada intensa de Cassian.

Derek elogió la comida con entusiasmo, mientras Cassian, con una sonrisa burlona, no pudo evitar hacer algún comentario juguetón. La atmósfera se volvía cómplice y divertida, y aunque sabía que Cassian fingía no estar afectado, podía percibir la chispa de celos en sus ojos.

La situación se volvía más juguetona con cada interacción. Cassian y Derek competían en tono de broma por mi atención, convirtiendo la cocina en un escenario de risas y camaradería. La rivalidad amistosa entre ellos sólo fortalecía los lazos que compartíamos, y, en medio de todo, disfrutábamos de la simple alegría de cocinar juntos como una peculiar familia carmínea.

La alegre actividad en la cocina se vio interrumpida bruscamente cuando Liam ingresó a la casa, llevando un saco que se estaba tiñendo de rojo, revelando claramente sangre fresca. Su expresión tranquila contrastaba fuertemente con el contenido macabro que sostenía en sus manos.

Cassian, Derek y yo nos quedamos perplejos, observando en silencio mientras Liam avanzaba con paso sereno. La tensión en el aire era palpable, y la curiosidad nos mantenía a todos en vilo. Cassian, con una ceja alzada, fue el primero en romper el silencio.

—¿Qué demonios has hecho, Liam? —preguntó con incredulidad, mientras Derek y yo compartíamos una mirada llena de desconcierto.

Liam, con total calma, abrió el saco, revelando el cuerpo de un lunático recién asesinado. La atmósfera se cargó con la sorpresa y el desconcierto, mientras intentábamos comprender la naturaleza de lo que estaba sucediendo.

—Relájense, no es lo que piensan. —dijo Liam, como si llevar un cadáver fuera algo completamente normal. —Carlos me pidió que consiguiera un espécimen para una prueba que está llevando a cabo.

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