Desperté sola en la comodidad de la cama de Cassian, con la luz de la mañana pintando el espacio con tonos cálidos. Me tomé un momento para disfrutar de la serenidad que me envolvía, sumergiéndome en el aroma masculino que impregnaba las mantas a mi alrededor. Cauta, me deslicé fuera de la cama con la esperanza de no perturbar la paz que reinaba.
Sin embargo, cuando estuve por salir a buscar al hombre esperando disfrutar unos minutos de calma a su lado, mis oídos captaron una conversación proveniente del salón. La voz de Cassian resonaba con seguridad, mientras dialogaba con un hombre de cosas que no entendía hasta que pegué la oreja a la puerta.
—No puedo creer que esté viva después de lo que pasó en su casa, la puerta estaba destrozada. Eso no pasa cuando los lunáticos atacan Cassian. — murmuraba el hombre con un deje de sorpresa y diversión.
—No te preocupes, Derek. Eran novatos por eso pudo huir. Hablaré con Carlos, nuestro líder, y nos aseguraremos de eliminar a esos lunáticos cuanto antes. — dijo Cassian, con tono seguro y decidido, respondió a las inquietudes de Derek.
La confusión se apoderó de mí al escuchar esas palabras. ¿Líder, lunáticos? Llena de intriga y algo abrumada, abrí la puerta revelándome ante los dos hombres en el salón tras apoyarme de más.
Cassian, cruzó su mirada con la mía. No sé bien cómo debía verse mi cara pero su sonrisa amistosa se suavizó, mostrando una preocupación genuina. Se acercó hasta mí tomando suavemente mi brazo en un gesto protector, o así lo sentí yo.
—¿Estás bien, Lys? — preguntó con suavidad, mientras yo notaba la mirada preocupada del muchacho rubio en su espalda.
Algo inquieta, confesé haber escuchado parte de la conversación.
Cassian, no me reprendió, dejó escapar un suspiro, con un gesto de comprensión en su rostro. Con una mirada preocupada, me invitó a la mesa, donde ya había preparado tres tazas de café, como si hubiera anticipado mi despertar y quisiera incluirme en la discusión.
—No te preocupes, ahora mismo estás a salvo, pero necesito saber que eres lo suficientemente fuerte como para no volverte loca con los secretos de esta ciudad. — dijo una vez estábamos los tres en la mesa. El chico que creo recordar que se llamaba Derek era el mismo con quien choqué anoche, vi en sus ojos acaramelados como trataba de mantenerse al margen.
La conexión entre Cassian y yo era palpable en el aire, como si hubiera algo más que palabras no dichas entre ambos.
—Más que ser fuerte, creo que merezco saber lo que pasa, ayer podría haber muerto, ¿no? — dije sujetando la taza de café, tratando de concentrarme en su calor.
Cassian, me miraba fijamente, sentía la chispa en sus ojos así como esa sonrisa segura.
—Derek y yo, así como un grupo pequeño de personas pertenecemos a un grupo que se llama Los Hijos de la Luna Roja, llevamos cientos de años en este pueblo, con nuevas generaciones que relevan a las anteriores. Somos conocidos como los Carmíneos.
Nosotros, a diferencia de los Lunáticos de la Orden de la Luna Negra, nos mueven pasiones diferentes. Ellos son asesinos, que se camuflan entre la gente común para engañarlos y terminar matándolos, por gusto, de formas macabras. Nosotros no buscamos la muerte por placer, sino que les perseguimos a ellos, para terminar con la orden y poder librar a los mundanos del peligro que ellos generan. — explicó con calma, sin apartar un solo segundo su mirada de la mía. Estaba escuchándole atentamente, absorbiendo cada palabra que salía de sus labios. La tensión en la habitación aumentaba a medida que Cassian desvelaba los oscuros secretos del pequeño pueblo.
—Los Lunáticos, como los que entraron anoche a tu casa, son despiadados, te habrían matado de haberte encontrado. Su único deseo es ver caer sangre. Pero nosotros, los Carmíneos, perseguimos un propósito más elevado que es proteger a los inocentes, a los desprotegidos y luchamos contra aquellos en la oscuridad de la noche.
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Lunas Cruzadas
Misteri / ThrillerEn Luminaria, donde las sombras danzan con la luz, cada ciudadano guarda un secreto en los pliegues de su alma, y las verdades se entretejen en la penumbra de sus destinos entrelazados. "¿Puede el amor, como un cigarro encendido, desafiar la oscura...