En la oscuridad de la noche, Cassian y yo corríamos frenéticos, dejando atrás el caos y la confusión del pub. La adrenalina pulsaba en nuestras venas mientras nos adentrábamos en la penumbra de calles desiertas. En un momento, Cassian, sintiendo la urgencia y temor, tomó mi mano, invirtiendo los roles y dejándome seguir su liderazgo.
Finalmente, llegamos a una casa de dos pisos, con una fachada imponente de piedra que contrastaba con la oscuridad circundante. Las cortinas estaban cerradas, ocultando el interior de miradas indiscretas. Sin plantas cerca, la entrada revelaba un aire de aislamiento, como si el lugar estuviera diseñado para mantener secretos.
Cassian, con la respiración agitada, se apresuró a abrir la puerta con un toque de urgencia. Al entrar, nos sumergimos en un silencio que solo era interrumpido por nuestros jadeos y el latir apresurado de nuestros corazones. La casa, en apariencia tranquila desde afuera, ahora nos envolvía con la incertidumbre de lo que nos depararía en su interior.
En la acogedora casa, el salón rústico emanaba el cálido aroma característico de la madera, proporcionando un ambiente hogareño y confortable. En ese espacio, Carlos y Derek, amigos cercanos de Cassian, compartían la atmósfera tranquila del lugar. Sin embargo, su semblante cambió abruptamente al vernos entrar, sus rostros reflejando una mezcla de asombro y consternación.
Los dos amigos de Cassian nos observaron con ojos amplios y sorprendidos, como si estuvieran desconcertados por la visión que se presentaba ante ellos. La tensión en el aire era palpable, acentuada por la expresión de incredulidad que se reflejaba en sus semblantes.
El silencio se apoderó momentáneamente del ambiente, interrumpido solo por el crujir de la madera bajo nuestros pasos. La dualidad entre la aparente tranquilidad del entorno y la sorpresa en los rostros de Carlos y Derek generaba una sensación surrealista en el salón, como si el contraste entre lo cotidiano y lo extraordinario se hubiera materializado en ese instante.
—¿Qué diablos ha pasado Cassian? —dijo Carlos, con sus ojos puestos en ambos mientras se acercaba.
—He tenido que confesarlo todo, iban a matar a Lys. —contestó con la voz tomada.
—Me llamo Lysandra. —corregí a Cassian, que me miraba con el alma rota. Hace unas horas era su pelirroja. Y ahora dudaba de serlo también.
Carlos y Derek tuvieron que notar el abismo entre los dos. Un abismo frío y cortante.
Carlos frunció el ceño, tratando de procesar la revelación. Asimilando la gravedad de la situación.
Mientras el peso de mis secretos se disipaba ante la claridad, Derek se acercó, notando las heridas en mi cuerpo.
—Lysandra, necesitas que te ayude con esas heridas. No podemos dejarlas así.
Aunque dolida, acepté su ayuda. Tomé su mano mientras me guiaba hacia el baño sintiendo la mirada de Cassian taladrando mi nuca. Cada paso era un recordatorio del caos que se desató, pero confiaba en Derek para cuidar de mí en ese momento oscuro, él también me había mentido, pero su motivo era la lealtad hacia Cassian.
En el baño, Derek me indicó que me sentara en el borde de la bañera. Con delicadeza, empezó a limpiar las heridas, y mi rostro reflejaba el dolor. Pero también sentía un extraño consuelo al tener a alguien a mi lado.
—Lo siento si duele un poco, pero necesitamos asegurarnos de que esto no empeore. ¿Estás bien?
Asentí, luchando contra el dolor. Derek continuó, y nuestras miradas se cruzaron. En ese instante, encontré un destello de consuelo en la presencia de alguien dispuesto a ayudarme a sanar, no solo físicamente, sino también emocionalmente.
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Lunas Cruzadas
Misterio / SuspensoEn Luminaria, donde las sombras danzan con la luz, cada ciudadano guarda un secreto en los pliegues de su alma, y las verdades se entretejen en la penumbra de sus destinos entrelazados. "¿Puede el amor, como un cigarro encendido, desafiar la oscura...