Capítulo 7: Los nuevos comienzos, son rompiendo todo

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Thomas no ha abierto la boca desde que hemos subido al coche. Ha puesto una cadena de radio envolvente y se limitaba a dedicarme miradas, asegurándose no se, de que no lloraba o no fuera a tirarme en marcha del coche.

A medida que avanza por las calles adoquinadas, un conflicto interno nace de mis pensamientos. Por un lado, la voz de mi madre resuena en mi cabeza con las acusaciones y las expectativas no cumplidas, siempre había sido igual, detallando hasta el último fallo pero hoy ha superado todas las barreras.

Sin embargo, a pesar de la carga de sus palabras, una sensación de liberación se mezcla en el auto cuando bajó la ventanilla recibiendo el aire en el rostro. La velocidad y el viento que acarician mi rostro parecen llevarse consigo las etiquetas y las normas que llevo toda la vida cumpliendo. ¿Estaba dispuesta a hacer lo que yo quería? ¿Incluso abrazar esa parte que mi madre tanto teme? ¿Puedo disfrutar de mi vida como yo quiero?

El coche avanza por las curvas familiares de Luminaria, y cada giro es una metáfora de las encrucijadas en las que me encuentro.

Thomas, en su silencio me brinda una extraña comodidad, como si el espacio entre nosotros permitiera que la tormenta emocional que estaba sintiendo se desplegara sin juicios, no me había mirado mal, no hizo una sola pregunta con la que hacerme pasar vergüenza. Mientras el motor ronronea me debatía entre la aceptación donde tendría que asumir el castigo de mi madre y la rebeldía, el anhelo de la libertad que anteriormente había probado y me vi obligada a retener en mis adentros.

Justo antes de llegar a la casa Thomas detuvo el auto, bajo las ramas de los pinos que proporcionan una agradable sombra bajo el sol abrasador.

—Me ha llamado un amigo y tengo que salir un par de días, me encantaría quedarme contigo pero no puedo negarme. — dijo Thomas, a lo que yo le dediqué una tímida sonrisa.

—Estaré bien, al menos mi madre ya no va a poder espiarme. — dije riendo, aunque me dolía en el alma haber perdido el móvil y lo que tenía en él.

—Hablando de eso, es casi una reliquia, pero es un teléfono. — dijo mientras de su bolsillo me mostró un pequeño teléfono de bastantes años atrás. Me quedé mirando su mano hasta que él volvió a hablar. — Estaré fuera pero si me necesitas tengo amigos que estarán para ti, o yo mismo me escaparé ¿Vale? — Puso el móvil en mis manos, al desbloquearlo estaba vacío, solo tenía en la agenda el número suyo, el de Theo y el de Marck. ¿Podría ser este un nuevo comienzo?

—Gracias, por todo Thomas. — dije guardando el móvil que llevaría en secreto.

—Es lo mínimo que puedo hacer. — dijo con una sonrisa, antes de poner en funcionamiento el coche, detuve su mano en la palanca de cambios, y dando un salto de fe, dejé un beso en su mejilla.

Él lo recibió con una sonrisa, para luego durante los escasos minutos hasta mi casa dejar su mano apoyada en mi muslo, sentía su apoyo. Y ha decir verdad, me haría falta.

Cuando Daniel abrió la puerta vi en su cara las ojeras, como seguía en su pijama corto que tantas veces he visto al quedarme a dormir en su casa. Mi corazón luchaba por contenerse, pero fue en vano. En cambio sentí la mano de Thomas en mi hombro.

—Te la entrego, de una pieza aunque, con algo de resaca, ayer se nos hizo tarde. — Se adelantó, dejándome respirar un poco más liviana.

—Os esperé en el salón hasta la cuatro de la mañana. — dijo cortante, sonaba ronco como si acabara de despertar hace no mucho.

—Nosotros cerramos el local a las siete, deberías sentirte bien por ella, lo pasó bien.

—Ya, ¿Y por qué no respondiste a mis mensajes Lys? — Fui a buscar una excusa, cuando escuché una pequeña risa de Thomas, quien se rascaba el pelo.

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