¡Cuántas veces había pensado en llamarla por teléfono! En vez de eso, sin tener el valor suficiente, se limitaba a buscar su nombre en el ordenador para al menos tener noticias suyas. Luego se perdía jugueteando por la Red y al final decidía dejar la llamada pendiente para otro día. Hoy supo de era demasiado tarde. El funeral de Teresa se anunciaba para el día siguiente a las doce de la mañana.
Se presentó en la iglesia y se sentó en un banquito de la última fila. Había bastante gente !mejor! Una iglesia casi vacía le había parecido siempre, una falta de respeto. Se imaginaba que de alguna manera el alma del difunto se presentaría allí para contabilizar las personas que habían acudido a despedirse.
Mientras el cura hablaba Juan rememoraba sus tardes con Teresa sentados en aquel bar, discutiendo de temas estrambóticos frente a un vaso de vino...
― !Que una mente científica como la tuya crea en apariciones, es algo paradójico!― le decía él.
―Tienes razón ―le contestaba Teresa, pero es algo que se repite en exceso para no tomarlo en consideración. La historia según me la contaron Isabel y Paulina fue la siguiente:
<<Bajaban por el camino en dirección a su casa del pueblo y al pasar vieron a una vecina faenando en el campo. La llamaron, ella se dio la vuelta y las miró seria y callada, como vacía. Al llegar al pueblo y comentar que se habían encontrado con Tomasa, que así se llamaba la vecina, les dijeron que era imposible porque estaba muerta>>
― ¡No son esas de decir mentiras!
―dijo Juan―pero tienen muchos pájaros en la cabeza.― Si, pero es una historia que como te digo se repite. Gente que ve a alguien que luego resulta que está muerta. Los llaman los aparecidos. ¡A ver, yo no creo que sea cierto que vean muertos, pero tampoco creo que mientan, solo que seguramente exista una explicación científica a todo esto que aún no sepamos! ― apuntó Teresa.
―!Quieres encontrar una explicación científica a ver fantasmas! ― ¡No bebas más vino! ―dijo Juan.
― Todo lo que para nosotros es hoy un fenómeno paranormal, en realidad no lo es. Lo único que pasa es que nos faltan datos para saber lo que ocurre. Antiguamente creían que las tormentas las producían los dioses mientras se peleaban.
― ¿Y estás segura de que no es así?
―!Anda cállate! Mi teoría en este caso es que naturalmente no vieron a Tomasa, pero esperaban verla. Nuestra mente trabaja de manera que con poca información que le demos completa la imagen esperada―dijo Teresa. Así que ambas vieron algo quizá una sombra o una roca y su mente completó la imagen de Tomasa.
―!Como un trampantojo!―dijo Juan.
― Si. Como las dos vieron lo mismo― continuó Teresa―el efecto se multiplicó. Luego cuando se enteraron de que estaba muerta, recordaron el hecho e inconscientemente le añadieron a la imagen mental, los datos ya conocidos de los aparecidos, cara pálida, seria, mirada ausente...
― ¡Y está es tu explicación para los fantasmas! ― Rio Juan
― Para esta en particular, sí. Para los demás, tendré que seguir investigando ― dijo Teresa.
Juan y Teresa se fueron distanciando poco a poco. Sin una razón aparente. En realidad era como si en sus conversaciones, las risas fueran disminuyendo y los diferencias aumentando. Llevaban años sin verse, cuando Juan se la encontró muerta en el ordenador.
"No tiene sentido", pensó Juan, "ella no creía en nada de esto. Si quiero honrar su memoria es mejor que me vaya. Ningún espíritu va a aparecer hoy por aquí".
Al levantarse vio a la madre de Teresa. La llevaban entre dos, parecía que no se encontraba bien y la sacaban de la iglesia, seguramente a que le diera el aire.
"Que golpe tan duro perder a una hija", pensó Juan, " voy a esperar a salir más tarde".
Juan abandonó la iglesia antes de terminar el funeral y encontró fuera a la madre de Teresa, ya más repuesta. No quiso marchar sin despedirse. La madre de Teresa le dijo:
<< Juan, hijo, que bien que estás aquí. Teresa te quería mucho y yo sé que tú a ella también a pesar de que os vieseis poco. Nunca quiso que te enteraras de que estaba enferma, no quería atarte. Me dijo que vendrías hoy, que creías que las almas acudían a los funerales a contar a los asistentes y que seguro que no querías que viera que no estabas. Porque ella vino ¿verdad? ¿verdad que estaba aquí? Yo la sentí. Aún no se ha ido ¿verdad que no? >>
―No, no ¡claro que no señora!, aún no se ha ido―dijo Juan pensando que, como le había enseñado Teresa, cuando dos creen en algo juntos, el efecto se multiplica.
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Una historia muy vulgar y otras que no lo son tanto
Short StoryRelatos cortos de diferentes temáticas sobre todo cuentos fantásticos o de humor, pero también alguno de miedo. Son muy irregulares en su extensión, los hay de un par de páginas, de veinte y de seis capítulos. En realidad sólo tienen dos cosas...