CAROLINA Y EL CAZADOR DE TRASGUS 5: EL RESCATE
CAPÍTULO FINAL
Después de tanto tiempo os estaréis preguntando que fue de mí, de Xuanín, de Lorenzo, de mis padres y de todos los seres mágicos que fuisteis conociendo a lo largo de los capítulos anteriores.
Lo primero que os tengo que decir, mis queridos lectores es que este abandono informativo, no fue para nada fruto de mi desidia sino consecuencia de todo lo que aconteció precisamente durante esas fechas.
El estrés a que fui sometida durante el puente de Todos los Santos y todos los hechos acaecidos en las fechas posteriores a estas, que a continuación os relataré, me dejaron en tal estado de agotamiento mental y físico, que me fue imposible realizar actividad alguna, teniendo que abandonar mi trabajo y permanecer en cama sin moverme durante meses.
Ahora, llegada ya la primavera, comienzo a recuperar poco a poco mis fuerzas y aunque aún no consigo escribir con fluidez, quiero empezar al menos, a grabar el resto de la historia, para poder transcribirla posteriormente y que no quede en el olvido.
Por todo ello, como comprenderéis, en esta ocasión mi relato no puede ser tan preciso y detallado como lo fue anteriormente , pero seguro que podréis perdonarme si os privo de los pormenores.
Bueno pues empezaré a contar por donde lo dejé.
Llegué a casa agotada y decepcionada aquella tarde, pues sin la ayuda de Xuanín me era imposible encontrar la cueva. Aún no había llegado el fin de semana y tenía que trabajar y descansar algo, así que determiné esperar hasta el sábado para ir a por él.
El sábado por la mañana, no pude levantarme de la cama. Mi cuerpo había dicho basta y tuve que llamar a mi madre para que me trajese algo de comer y se ocupará un poco de mí. Permanecí en la cama durante una semana y el siguiente sábado ya encontré alguna mejoría.
Estaba preocupada por los trasgus que seguirían en la cueva, no sabía en qué condiciones y no me encontraba con fuerzas para rescatarlos.
El domingo, ya más recuperada, pude ir a Gúa. Al descender por el hueco cercano a la ermita y llegar al camino de Guadín me encontré una gran sorpresa que levantó mi ánimo y me permitió seguir adelante con mi aventura por lo menos durante unos días más.
En la entrada del camino, me esperaba un gran recibimiento. La banda de música tocaba en mi honor y una multitud de seres me vitoreaba.
Al frente de la comitiva estaba un señor trajeado que portaba chaqué, sombrero y una banda alrededor del cuerpo, era según supe después el Alcalde. A su lado y tan elegantemente vestido como el caballero anterior estaba El Bosgoxu, ejerciendo como presidente de la compañía. Sobre los hombros de éste y abrazado a su sombrero de copa, mi Xuanín. Detrás vestidas de gala las tres xanas Diana, Ana y Jana y un tropel de xanas desconocidas.
A otro lado del alcalde los mouros Fátima y Joseph y tras ellos, humanos cuyas ropas recordaban a los campesinos de los cuentos, trasgus, gigantes, bruxas y seres extraños y desconocidos.
Me llevaron en volandas hasta la plaza y allí me colocaron sobre una tarima. El alcalde y El Bosgoxu, leyeron sus discursos en los que me elogiaban con palabras grandilocuentes y luego me impusieron una medalla. Todos aplaudían.
Luego hubo una gran fiesta, mesas llenas de bebidas y comidas exquisitas. Me encantó, pero no podía quedarme mucho tiempo. Tenía que rescatar a los trasgus. Así que nada más comer me despedí de todos y llevándome a Xuanín volví para Gijón.
Pero antes de eso y durante el almuerzo, tuve una conversación con El Bosgoxu, le dije que tenía que volver con Xuanín porque creía saber donde habían encerrado a los trasgus y necesitaba su ayuda para rescatarlos.
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Una historia muy vulgar y otras que no lo son tanto
Short StoryRelatos cortos de diferentes temáticas sobre todo cuentos fantásticos o de humor, pero también alguno de miedo. Son muy irregulares en su extensión, los hay de un par de páginas, de veinte y de seis capítulos. En realidad sólo tienen dos cosas...