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— No quiero

— Por favor Noona, solo puedo confiar en ti.

— Jungkook, que tenga que ver tu apariencia para que vayas a una cita no es del agrado —dijo con un puchero— es como ver a mi hermanito pequeño tener su primera cita.

—Ya te dije que no iré a una cita.

—No te creo —abrió el closet para ver si ropa— algo me dice que tendrás una cita con una chica hermosa —susurro con desánimo— me pone celosa.

— ¿Qué?

— Nada —tomó un atuendo y se lo dió— listo, ahí tienes, ahora ya me voy.

— Noona —tomó su muñeca deteniendo sus pasos— ¿cómo sería tu declaración ideal?

— ¿Mi… declaración? —jalo del agarre con molestia— ¡¿acaso usarás la declaración de otra para hacérsela a ella?!... ¡¿Te volviste loco?!

— No es lo que piensas, Yeppeun.

— Bien, te daré mi idea, de todas formas nunca se me cumpliría —exclamó con los ojos llorosos— me gustaría que el chico que me gusta me confesara en medio de un concierto de Ailee, mientras ella canta la canción perfecta y él toma la iniciativa de besarme y susurra en mis labios cuánto le gustó.

— Creo que ves muchos dramas

— Nos vemos mañana

— Noona —interrumpió nuevamente

— ¡¿Ahora que!?

— ¿Te gustaría ir al cine hoy?

— Pero, yo creí que saldrías con Kim Yung Hee —respondió media atontada, Jungkook se le acercó un poco y tomó sus manos

— Quiero contarte algo.

— ¿Qué pasó?, me estás asustando, conejito.

— Quiero cantar, iré a audiciones y quiero que me desees lo mejor.

— Siempre voy a desearte lo mejor, Kookie, voy a apoyarte siempre, ¿Que dicen tus padres al respecto?

— Ellos me apoyan, Yeppeun —estrecho su cuerpo dejándola descansar en su pecho— tendré que alejarme, pero siempre estarás en mi corazón, Muriel, nadie podrá sacarte de aquí, lo prometo.

En mi vida me había dolido tanto la cabeza, siento que se me partirá en dos en cualquier momento, mis ojos pesan y el olor a fermentado sale por cada poro de mi piel

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En mi vida me había dolido tanto la cabeza, siento que se me partirá en dos en cualquier momento, mis ojos pesan y el olor a fermentado sale por cada poro de mi piel.

Me siento en la cama y me quejo llevando ambas manos a mi cabeza, quiero vomitar, a esto le llamo resaca, algo no inusual en mí y que no quiero volver a experimentar, pero algo llama mi atención, algo no encaja en todo esto.

¿Cómo es que llegué aquí?

Lo último que recuerdo es a mi bebiendo en un puesto de comida, solo y viendo la pantalla de mi teléfono donde estaba el contacto de Muriel junto a su fotografía.

¿Qué sucedió?

Decido abrir los ojos mirando a mi alrededor, entonces mi estómago ruge de hambre y puedo sentir un aroma delicioso en el aire, recuerdo que debo cocinar y no quiero ni levantarme, fue ahí que me dejó caer nuevamente y giro en sentido contrario, atraje la otra almohada y abrace con fuerza, tiene un aroma delicioso, una fragancia conocida y extraña le que me trae recuerdos de …

Abro mis ojos y las imágenes se presentan como oleadas que me inundan en una desesperación por no recordar antes. Estuvo conmigo, finalmente la hice mía, sus besos, su cuerpo, ¡Maldición!, fue una noche espectacular y quiero volver a repetirla.

Rápidamente me levanto tomo un boxer y comienzo a buscarla, pero no está en ningún rincón de mi departamento, en cambio, sobre la mesa y cubierto con una sombrilla hay comida, sopa de abadejo, arroz, kimchi, rollos de huevos y otras guarniciones. Buscó con desespero mi teléfono hasta que al fin dio con él y no dudó en llamarle, un par de tonos bastaron para que contestara con su bella voz.

— Hola

— ¿Dónde estás?

— Debía trabajar.

— Es sábado.

— Incluso trabajó los domingos, es el horario de la estación radial —y quizás ni se dió cuenta que me dió una pista de dónde trabaja

— Necesitamos hablar. Iré por tí, dime a qué hora sales y…

— Jungkook —me interrumpió— debo volver a trabajar, te llamaré cuando pueda.

— No lo harás, si te conozco como lo hago, Te arrepientes, ¿verdad? —por un momento guardó silencio y yo morí en esos instantes, el pecho me dolía de manera colosal.

— No lo hago —sus palabras no me calmaron las ansias— pero, no era el momento.

— ¿A qué te refieres? —escuche una campanilla como cuando abren la puerta de alguna tienda, ¿me mintió?

— Yeobo —oí a lo lejos y eso terminó por destruir todas mis esperanzas.

— Estás con Ji Sung.

— Hablamos luego.

— No lo haremos, es mejor dejar todo hasta aquí, terminar todo aunque no haya tenido un inicio —no pude contener mis lágrimas, ella tampoco decía nada— Adiós Muriel.

— Por favor.

— Quiero que seas feliz, entiendo ¿sí?, todo está bien, todo está muy bien, dale mis felicitaciones a Han.

Y con la última frase corte la llamada, me duele el pecho en demasía, solo espero que en serio ella sea feliz. Camine hasta la mesa y decido comer lo que preparo para mí, sabiendo que será lo único y último que obtenga del amor de mi vida.


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