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— ¿Qué lees, Jungkook? —preguntó el niño.

— Un libreto, haremos una obra de teatro para el día de primavera, y con Muriel seremos los protagonistas —contestó emocionado— Ji Sung, te cuento un secreto.

— ¿Un secreto?

Noona me gusta, cuando seamos grandes me casare con ella

— ¡No puedes! —le gritó cólico— nosotros ya estamos comprometidos, le dije a mis padres y cuando salga de la escuela le pediré que sea mi novia

Ambos infantes se vieron molestos el uno con el otro, en ese momento, la amistad que habían formado se quebró por completo.

— Me volveré famoso, Han, le daré todo lo que quieras, llenaré de obsequios y no dejaré que te vea nunca.

Han, al escuchar las palabras, con sus ojos llorosos empujó a Jungkook tirándole al piso.

— Eso está por verse, Hyung.

— ¡Hannie! —la niña se entrometió entre ambos— te Vi empujar a Jungkook, ¿por qué lo hiciste?

— Noona, no es lo que parece.

— Eso no se hace, somos amigos —se acercó a Kook y acarició su cabeza— creo que deberías meditar en tus actos, y no me hables hasta que le pidas disculpas al conejito lindo.

— Eso no sucederá nunca, no quieres que te hable, bien, esta amistad se queda hasta aquí.

Ji Sung salió corriendo mientras sus mejillas eran humedecidas por el rompimiento de su corazón con lo sucedido.

El teléfono de Han vibraba a cada instante tras las llamadas de Muriel, hace dos días que no quiere hablar con ella y se sentía tan frustrado que escribió unas cuantas canciones

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El teléfono de Han vibraba a cada instante tras las llamadas de Muriel, hace dos días que no quiere hablar con ella y se sentía tan frustrado que escribió unas cuantas canciones.

La pantalla se apaga y a los segundos, entra un mensaje de ella.

Lo siento, Yeobo

Decía y a Ji Sung se le dibujó una sonrisa en sus labios, tomó el teléfono en sus manos y la llamada nuevamente entró.

Contestó, más no le hablo.

— Oppa, lo siento.

— Estoy ocupado.

— ¿En casa?

— Mjm!

— Tengo pollo picante —dijo ella y el timbre de su casa sonó por cada rincón.

Casi corriendo Han fue a abrirle la puerta, arregló su ropa, un poco su cabello, y luego tiró su aliento en la palma para verificar que no oliera mal.

Luego, solo la dejó pasar, volvió a su escritorio e hizo como si escribiera.

— Yeobo, ya llegué —gritó y a Han se le iluminó el rostro.

Giro en su silla, actuando molestia y enojo, más cuando vio a la chica como caminaba con una muleta a un costado, salto de la silla para ayudarle.

— ¿Qué pasó?

— Nada grave, la quemadura fue más profunda de lo que había pensado, y como no me hice curaciones ahora debo no forzar la pierna.

— Me hubieras dicho, habría ido a tu casa y evitar que vinieras —ella se dejó caer al sofá.

— Te lo habría dicho si me contestaras el teléfono —él se sentó junto a ella.

— ¿Por eso no fuiste a cenar?

— Mm!, fui al hospital, me dieron remedios y… —pensó en lo que diría…

Aquella tarde luego de tener una sesión de besos juntos Kook, quedaron que no dirían nada por el momento, Muriel sabía lo estropeada que estaba la relación con Han, y si él se enterase que estaban juntos temía a qué ya no le hablara más en su vida.

— Y luego me fui a casa, puse en silencio el teléfono y no ví tus llamadas.

— Ahora ya me siento mal, lo siento Noona.

— Está bien, lamento dejarte plantado, ahora, ¿Comamos?

— Si, ¿Quieres soda? —camino hasta la nevera

— Sip, mamá me llamó ayer, quiere que nos veamos en casa de tus padres mañana.

— ¡Ah!, sí, ya me llamaron para avisarme ¿Sabes que quieren?

— Ni idea —tomó una presa de pollo y la comió, Han, sonrió al verla.

— Eres un desastre Noona —tomó una servilleta y limpio su boca de la salsa picante— el hombre que quiera pasar el resto de su vida contigo deberá tener mucha paciencia.

— Espero que sea como tú —Han se quedó viéndola fijamente— Lindo, paciente, que me entienda y me quiera.

— Espero que si, y si no, le enseñaré con un par de golpes —ella rió y siguió comiendo.

Han, había sentido su rostro enrojecerse, por lo que bebió su soda fría trago tras trago queriendo pasar esa sensación en su cuerpo.

— Estuviste escribiendo —pregunto viendo las hojas sobre el escritorio.

— Solo un poco, me sentía frustrado.

— ¿Cuándo harás una canción de Amor?

— Cuando la mujer que me guste sienta lo mismo por mí.

— Olvídate de Lisa, Oppa —recordó verla muy cercana a Kai, lo que no le importó mucho luego de ella ser la amante del que se supone es su novio.

— Olvidarme de Lisa es fácil, no me gustó tanto.

— Así se habla, mi ardillita, ahora di Aah —abrió la boca expresando para que él imitara.

Han sonrió con ternura, su amiga siempre terminaba por cambiar su ánimo y darle el apoyo que él necesitaba.

Capitulo dedicado a quien me envía material de Hannie

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Capitulo dedicado a quien me envía material de Hannie..  MinDaniela19

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