CAPÍTULO LXIX

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GIANNA.

5 meses han transcurrido ya, y a veces me resulta difícil creer lo rápido que pasa el tiempo. Mi bebé ya no es más un frijolito, y mi panza de embarazada es más que visible. Además de eso mi marido está más sobreprotector que nunca conmigo y es que no es para menos, con el último susto que el bebé nos sacó y nos hizo salir en plena madrugada de emergencia al hospital, pero afortunadamente no pasó a mayores aunque fueron horas de mucha angustia para mí debido a lo ocurrido con mi primer embarazo.

Tuve que renunciar al trabajo en la agencia de Sebastien siendo un poco presionada por Leo al hacerlo, pero considerando que era lo mejor para mí y el bebé. Eso sí que no sin antes de haber montado las mejores campañas de marketing en las que la cara principal de ellas fue nada más y nada menos que el padre de mi hijo, Leo Hertzman. Al menos fue una buena forma de despedirme siendo muy agradecida por la oportunidad que Sebastien me dio, a pasar de todos los percances entre nosotros.

Respecto a lo qué pasó con Paul, mi padre, no ha sido nada fácil sobrellevarlo, la verdad. Todavía asimilo el hecho de que tengo a mi padre conmigo después de toda una vida sin una figura paterna a mi lado. Él se ha comportado muy lindo, es como si fuera otro Paul. Aunque no voy negar que me siento incómoda cada vez que me llama "hija", es como si un extraño lo hiciera. Y yo aún no soy capaz de llamarlo "papá", simplemente esas palabras no pueden salir de mi boca por más que lo intente, y no sé si algún día llegue a hacerlo.

Por el lado de mi mamá, nuestra relación no ha hecho más que decaer al enterarme de toda la horrible verdad detrás del supuesto abandono de mi padre. Ella me mintió o en sus propias palabras omitió verdades importantes para mi bienestar. Si es cierto que su relación con Paul fue fugaz y así terminó en embarazo, en el momento en que ella se lo confesó le pidió a Paul que se marchara porque no quería que su hija tuviera a un hombre como él como su figura paterna. Paul accedió sin saber cómo lidiar con esa situación pero al poco tiempo la buscó sin dar con ella nunca debido a que mi madre se cambió temporalmente de ciudad para que no la encontrará, sumándole el hecho de que no le dio su verdadero apellido lo que le imposibilitó encontrarla.

Lo que hasta ahora no pude descubrir es porque ese miedo y odio de mi mamá hacia Paul. No sé qué fue lo que hizo que la llevó a ocultarme a mí que soy su hija, la identidad de mi padre. Y ahora que tengo una relación cercana con él, ella me ve como si me hubiera aliado a su enemigo. Todavía hay muchas cosas que no entiendo en esa relación y con el hermetismo de mi mamá con el tema quien sabe si alguna vez sabré toda la verdad de lo que pasó.

—¿Amor ya estás lista? —aparece diciendo Leo entrar al vestidor.

Yo me quedo embobada viéndolo, y es que cada vez que frente a mí siento que mis hormonas se encienden y gritan su nombre. Seguro es el embarazo.

—Sí —replicó tomando mi bolso de mano.

Salimos de la casa, y seguidamente nos montamos en su auto deportivo con dirección al aeropuerto en donde tomaremos su jet privado.

Estamos a una semana de mi cumpleaños, y sé que seguramente ha planeado algo. Bueno antes de este solo hemos celebrado un cumpleaños juntos, pero cuando lo hizo fue muy especial a pesar de todo lo que pasó con... Jace.

De él luego del juicio no he sabido mucho la verdad, sé que ya no está jugando fútbol americano, y luego de que me confesó que iba a ser padre me rondó mucho en la cabeza la duda de quién era la mamá de ese bebé, y para mi sorpresa o la gran sorpresa de todos, esa duda se resolvió cuando fui a hacerme uno de mis controles al hospital. Vi saliendo de uno de los consultorios a una mujer con una inconfundible cabellera cobriza. Sí, era Rebecca. Y detrás de ella salió él.

MÁS MÍA QUE SUYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora