𝐄𝐕𝐄𝐑𝐌𝐎𝐑𝐄 | Amanda Evermore vive en el distrito uno, criada desde pequeña para ser una guerrera y así, cuando tuviese la mayoría de edad y estuviera totalmente lista, se uniría a los juegos del hambre como voluntaria para dar orgullo a su dis...
Me dormí toda la noche aunque por un momento me envuelve el miedo de escuchar el cañonazo que anunciaría la muerte de Peeta así que me paso el resto de la noche vigilando y a primera hora del día me levanto a colocar trampas para el desayuno.
La comida desapareció así como llegó, creo que era de esperarse estos últimos días, nos dejamos llevar y ahora pagamos las consecuencias.
No sé cómo pero lo logro, vuelvo a la cueva con una extraña ardilla tomada de la cola y la destripo, le quito la piel y reviso su carne. Los vigilantes suelen colocar trampas en todos lados, incluso en los lugares mínimos.
Cuando me adentro a la cueva nuevamente, Peeta ya se ha despertado y me mira confuso.
—¿Qué es eso que traes en la mano?— inquirió, con una leve sonrisa.
—El desayuno— respondi —Aunque aún intento investigar cómo hacer una fogata sin hacer tanto humo, no quiero que los demás nos encuentren.
Él asintió, levantándose para sentarse —Eso me recuerda, Cato y los demás profesionales te están buscando desde que Katniss soltó el nido de rastrevíspulas.
—Creo que era algo de esperarse— asegure.
Me senté junto a él, mientras veía cómo sacaba los frutos que había recolectado mientras esperaba a que las trampas tuvieran algo.
—Por eso creo que no deberías salir tu sola.
Mi ceño se frunce un segundo, creyendo que era un chiste o algo así.
—¿No confías en mi?— me pregunto. Creí que Peeta sabía que había estado entrenada desde cierta edad para los juegos.
Todos en el Capitolio y en los distritos saben que a "los profesionales" no se les llama así solo porque sí.
Él niega —Confío en ti, en quien no confío es en ellos. Amanda, no viste la expresión de Clove cuando dijo que ella sería quien te mataría.
El tono de voz del chico me dice que realmente fue malo, así que me quedo unos segundos en silencio.
—Vale— me rindo —No saldré por tanto tiempo.
—Gracias— suspira —Podemos esperar a que me cure y salir ambos.
—Ya que— encogí mis hombros.
En realidad no se si cumpliré esa idea, pues quedarnos aquí podría indicar quedarnos sin comida y agua, por ende, morir en unos días.
Pero decido no tocar más el tema y preparar el desayuno con su ayuda. No me queda de otra más que utilizar los frutos en el agua fría para preparar una sopa con estos.