¿soy el malo por querer quitarle el marido a mi mejor amigo?

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Todos tenían días buenos y días malos.

Ese en particular parecía un buen día; despertó entre los brazos de su marido, le hizo el desayuno y ambos se despidieron con un beso.

Ese prometía ser un buen día.

Claro hasta que llegó a su trabajo y después de una... intensa jornada, por así decirle, sus túnicas que en un principio fueron grises acabaron pareciendo basurero debido a los diversos objetos que le habían lanzado.

Ser "apedreado" con verduras y agua sucia no era exactamente su definición de 'un buen día', sin embargo no fue lo peor que le habían hecho. Aún así sentía las rodillas entumecidas por haber permanecido arrodillado por mucho tiempo.

Menos mal ya había terminado.

"Hasta mañana donde te espera otro "buen dia' " le recordó su mente.

Afortunadamente dejó de lado esos pensamientos al ver a lo lejos del camino a su amigo y este al verlo corrió a su encuentro con una bandeja de deliciosos pastelillos. Bueno, al menos alguien si tuvo un buen día.

Le sonrió bajo toda la mugre y su amigo le tendió los dulces que aceptó contento comenzado a caminar por las calles del lugar mientras unos que otros les lanzaban miradas de vez en cuando. Oh, pero no los culpó. Después de todo fue un contraste divertido que mientras que su amigo iba vestido con túnicas elegantes, él fuera vestido como un pordiosero y aún así mantuvieran una charla amena.

Eso no se veía todos los días, aún más porque eran de diferentes lugares.

—¿Y bien? ¿Cuales son tus planes?

—Por lo pronto ir a casa y quitarme esto —se señaló de pies a cabeza.

—Mmh —tarareó de acuerdo mientras le quitaba un tomate, o lo que quedaba de un tomate desecho de su cabello y lo tiraba a un lado de la calle— buena idea.

Llegaron a su casa e inmediatamente tomó un baño.

Ya con una renovada sensación de limpieza se colocó solo túnicas interiores. Después de todo solo eran él y su mejor amigo así que no había problema.

—¡Ow! Y yo quería invitarte a cenar —se quejó al verlo vestido ya para dormir.

—Podemos dejarlo para otro día —se disculpó con una sonrisa. No quería ir a la villa del contrario solo para recordarse sus propias circunstancias y la gran brecha que los separaba.

Pero es tu culpa. Tu elegiste esto” una vocesita molesta le recordó y se mordió los labios ante la verdad. Después de todo nadie lo había obligado a aceptar y, sabía que en el momento en el que dijera "basta". Él y su marido estarían fuera.

Quizá fue solo su orgullo o una vena masoquista que no sabía que tenía, lo que hizo que aceptara sus circunstancias solo para probarse a sí mismo que era digno de ser esposo de su esposo y que podía dejarlo volar en libertad tanto como antes de que se casara con él.

Si tan solo no fuera tan difícil.

Hablando de su marido

—¿Sabes dónde está-?

—Oh, verás aún estaba ocupado y luego nos invitaron a cenar junto con los otros y probablemente ya esté en su villa.

—Ah, ya veo —asintió suavemente. Así que esa noche iba a ser solo él —. Deberias irte, pronto caerá la noche —anunció viendo que el cielo estaba oscureciendo y las linternas colgadas en las esquinas estaban ya en encendidas.

¡Seré un villano! -Xicheng-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora