Capítulo 43: Completamente Tuyo

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21 de diciembre 2022

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21 de diciembre 2022

Kailay Real

Tenía la respiración agitada, el sudor destilando entre mis poros, mientras que Ans me sujetaba las caderas intensificando las estocadas. Mis piernas temblaban y me costaba quedar en la posición.

—Eres mía —gruñó mordisqueando mi hombro.

Gemí con tan agradable sensación apoderándose de cada célula de mi cuerpo.

—¿A quién le perteneces? —gimoteó apretando su agarre en el puño de cabello que sostenía.

—A nadie —lo reté sintiendo como taladraba mi interior extasiando mis neuronas.

Mis brazos fallaron acto que me hizo elevar más las nalgas aferrándome a las sábanas.

Me nalgueó con furia.

—Te daré una oportunidad, espero que pienses bien la respuesta —advirtió marcando un camino de besos que enloquecía mis corduras.

Si sabía que era suya ¿cuál era el afán de preguntarlo?

—¿A quién le perteneces? —repitió en un movimiento que la corona de su miembro rozó el punto exacto elevándome al éxtasis.

—¡Joder! —grité desesperada. —¡Soy tuya!

Toda imagen desapareció ante mis ojos sobre saltando de la cama. Tenía la respiración agitada, el sudor destilando entre mis poros, pero esta vez estaba sola con el sol filtrando entre las cortinas iluminando la habitación.

Ahogué un grito de frustración en la almohada incorporándome.

—¿Es enserió? —me quejé al caer en la realidad.

Revisé la hora siendo las once de la mañana de un lunes. Se suponía que debía estar trabajando, y no teniendo sueños húmedos con mi jefe. Me encaminé hacia el baño con la sensación del éxtasis aun hormigueando mi vientre confirmando la humedad de mi ropa interior.

Tomé una ducha de agua fría tratando de bajarme la calentura y me vestí con lo que tenía de ropa, compuesta por una falda de tubo, blusa, tenis.

—¡Buenos días! saludé a Luzma que bregaba entre los útiles de la cocina.

—¡Buenos días señorita! —respondió amable. —Toma asiento y le sirvo la comida.

Asentí encaramándome en el taburete.

—¿Y el señor Cribans?

—Salió temprano y me pidió que te dijera para que fueras a la oficina en cuanto te levantaras —informó sirviéndome el desayuno.

—Gracias Luzma.

Me dediqué a comer, mientras trataba de analizar quién me había mandado las flores. Por más que intentaba no encontraba a alguien que estuvieran enamorado de mí a tal punto. El día anterior me comuniqué con Miller quien se negó habermelas enviado dejándome sin opción y asustada. Ni siquiera quería estar en mi casa, aprovechando de la hospitalidad de Ans.

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