Capítulo 28 Resignación.

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—Tenemos que hablar —habló Loid, encontrando a Franky en su lugar habitual.
—No voy a cuidar de Anya, hoy tengo...
—No se trata de eso. Esto es serio —interrumpió.

Los ojos de Franky subieron a los de él de golpe, analizando con los ojos a su amigo; con los codos apoyados sobre el mostrador y los dedos jugando entre sí y ojos distantes. Casi como si estuviera enterrando muchas emociones bajo toda esa lógica.

—Dame un segundo, luego iremos al bar —habló Franky.

Twilight solo retrocedió y cuando se dió la vuelta encontró a su esposa caminando directamente hacia él. Su boca se abrió y la garganta se le secó. Era bastante temprano para verla.

¿Qué acaso ya había hablado con su hermano? Pensó Twilight.

—Loid, olvidaste tu almuerzo, ten —ella se acercó a él, dejando un beso contra su mejilla y entregando la lonchera.
—Gracias ¿Ya te vas? —cuestionó tomando la lonchera.
—Sí, ya voy tarde a verme con Yuri, te veo en la tarde —otro beso rápido contra su mejilla.
—Hey, espera.

Ella se dió la vuelta, dió un paso pero antes de que pudiera alejarse más, él atrapó su muñeca izquierda con la mano, tiró de su brazo y ella dió una vuelta para terminar frente a frente con él.

—Voy a llegar tarde por tu culpa, déjame ir —susurró, con una sonrisa. No del todo convencida.

Twilight no contestó nada a ese comentario. Tenía el micrófono en la mano izquierda y solo tenía que engancharlo en su camisa, justo como la vez anterior. Él tomó su cuello con la mano izquierda y atrajo su rostro a sus labios. Ella cerró los ojos de inmediato y correspondió a su beso.

Sus dedos se enredaron en su cabello, deslizándose entre movimiento para llegar al dobladillo del cuello de su camisa, mientras sus labios estaban perdidos en el sabor y la sensación de los de ella. Rosados, saben a miel ahora por su labial y suaves contra los de él, ligeramente más carnosos que los suyos.

Y los movimientos de su mano izquierda se detuvieron, pero sus labios no.

Confío en ella.

Sabía que no debía, por más que su corazón la amara, que fuera capaz de recibir una bala por ella, él sabía que no tenía que confiar en ella. No podía.

Si aprecias tu vida, no puedes confiar en ella. Las palabras de Franky resonaban en su cabeza.

Al mismo tiempo que veía los ojos rojos de Yor en su cabeza junto a la sonrisa en esos hermosos labios que besaba cada mañana y noche.

Pero confío en ella, duermo a su lado, la abrazo y bajó la guardia con ella. Confío en Yor con mi vida.

Solo entonces llegó a la conclusión de que él no iba a ponerle un micrófono para escuchar su conversación con Yuri, él puede o no decirle lo que él cree. Si él le dijera la verdad... Tal vez, ella pueda aceptarlo por lo que se convirtió cuando se separaron, por todo lo que pasó mientras estaba lejos de ella. Tal vez pueda perdonarle por todo lo que ha hecho... Ella era y siempre será la chica de su historia.

Se separó de ella, pero apoyó la frente contra la de Yor, buscando aire a bocanadas rápidas y sus ojos se abrieron. Encontrándose con mejillas sonrojadas y ojos rojos brillantes.

—¿Ahora me dejaras ir? —preguntó, seguido de una risita.

Loid resopló. Dejó un último beso contra sus labios y se apartó de ella. Llevándose consigo el micrófono. No iba a cometer el mismo error una segunda vez. Confía en Yor, tal vez Yuri le diría lo que él cree, tal vez solo iban a hablar... Sea lo que sea, él confía en ella, además, su verdad... Lo que es él, le dirá cuando crea que sea oportuno.

Fragmentos de ti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora