Capítulo 22 Consecuencias.

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—¡Papi! —gritó Anya, corriendo desde la puerta directo a la camilla.
—No grites, Anya. Otros pacientes están intentando descansar —dijo Yor.

Cerró la puerta detrás de ella, se acercó a Anya y la ayudó a subir completamente a la camilla. Gateó sobre la cama hasta que llegó a Loid y él la envolvió con su brazo bueno. Anya envolvió su cuello apoyándose completamente en él.

—Hola, Anya. Espero te hayas portado bien ayer en el zoológico —contestó Loid.
—Sí lo hice y también en la noche cuando me quedé ahí —respondió enérgicamente.
—Más bajo Anya —reprendió suavemente Yor.

Los ojos de Loid se dispararon a su esposa, la cual le estaba sonriendo de oreja a oreja, las mejillas teñidas de rojo y brillo en esos ojos.

—Perdón —fue lo que dijo ella y se apartó de su papá de un movimiento rápido.
—No te preocupes, estoy bien —tranquilizó Loid a su hija.

Yor alzó a Anya por su cuerpo y la acomodo a lado de Loid en la camilla para que no lo lastimara con su peso.

—¿Te duele? —ella presionó suavemente su mano en el abdomen de él.
—Un poco, los medicamentos ayudan.

Anya asintió con la cabeza y desvió la mirada a su mamá, que estaba sentada en la silla de al lado de la camilla mirándolos a ambos.

Ambos padres, podían jurar que Anya ya sabía lo que estaba pasando entre sus padres. Yor se quedó toda la noche y parte de la mañana con él, desde que se despertó Loid, Yor ha estado acostada en la camilla a su lado hasta que tuvo que ir por Anya. La ropa de su mamá era la misma que la de ayer y el olor de su mamá estaba impregnado en la camilla.

—¿Mamá se quedó contigo todo el tiempo? ¿Verdad? ¿Significa que están juntos? —preguntó.
—¡Anya! —protestó Yor cubriéndose la cara.
—No digas esas cosas en voz alta —murmuró Loid.

No sabían si iban a decirle a Anya lo que ha estado pasando entre ellos este último mes. Y mucho menos la relación que estaban empezando entre ellos. Finalmente, apenas eran unas horas de que sus labios estaban en los del otro.

Anya miró a ambos con los ojos entrecerrados, su cabeza giraba de izquierda a derecha. Yor evitando mirar a Loid y él intentando disimular el sonrojo de sus mejillas. Anya estuvo a punto de decir algo, sin embargo tocaron la puerta de la habitación.

Yor tomó a Anya y la bajó de la camilla, la puerta se abrió y reveló a una mujer con cabello pelirrojo largo y ondulado.

—Disculpe la molestia, pero necesitamos hacerle preguntas de su incidente —informó la mujer.

Loid con un movimiento rápido vió a ambas paradas al otro lado de la habitación.

—De preferencia a solas —dijo.
—No hay problema, Anya no ha desayunado, la llevaré a la cafetería y volveremos en un rato... ¿bien? —volteó a ver a su esposo.

Yor se acercó a Loid y dejó un beso contra su mejilla, Loid momentáneamente tocó la mejilla de su esposa con los dedos acariciando su nariz contra la de ella.

—Permiso.

Yor sujeto la mano de Anya, la mujer se hizo a un lado para que ambas salieran de la habitación para luego cerrar la puerta.

—Era necesario el beso de despedida o la caricia en la mejilla, Twilight —habló Sylvia.
—Estamos en un lugar público y tenemos que parecer un matrimonio —contestó Twilight.
—No me salgas con eso, agente Twilight, nadie más que yo los estaba viendo —agregó caminando a los pies de la cama.
—Para ella no, tú eres una persona extraña y que...
—No debes encariñarte de ninguna de las dos, Twilight y mucho menos con la situación en la que estamos.

Fragmentos de ti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora