Capítulo 23 Simplemente no en casa.

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Tocó la puerta dos veces, fue el código que ambos escogieron para saber que el otro era quien tocaba la puerta y no un extraño, un profesor o un guardia nocturno. Segundos después la puerta se abrió de repente revelando a Loid.

—Entra —Loid enganchó una mano en su cintura y tiró de ella dentro de la habitación.

Yor se aferró a sus hombros mientras dejaba una risa suave en el aire que contagió a Loid, él cerró la puerta con el pie y luego estrelló sus labios contra los de ella, Yor correspondió inmediatamente.

—No podía irme sin despedirme de ti —susurró Yor entre besos cortos.
—Bueno, puedes venir a visitarme cuando quieras —habló soltando el agarre de su cintura solo para subir por su cuerpo hasta sujetarla por las mejillas.
—-¿A la casa de tus padres? —indagó nerviosa—. Pero, vivimos a cinco horas de distancia…
—No, no a mi casa… aquí, en Eden —contestó.

Yor apartó su rostro del suyo solo para poder ver directamente a los ojos de Loid, quien no tenía una mirada divertida o de broma, él estaba hablando en serio.

—¿Espera, eres del grupo de estudiantes que se quedará en el internado por las vacaciones de fin de año? —preguntó.

Bastante sorprendida.

Loid fijó sus ojos azules en ella, la expresión sonriente de su rostro se desvaneció en segundos y asintió con la cabeza suavemente.

—Papá se llevará a mamá de vacaciones por esas dos semanas y aunque mamá insistió en que debía llevarme, papá dijo que era mejor que me quede aquí a estudiar o en casa pero completamente solo —contestó, con el tono de voz más bajo.

Yor apretó los labios, sus manos acariciaron sus hombros y subieron por su cuello hasta sostener el rostro de Loid por las mejillas. Él se encogió de hombros y volteo su rostro para dejar un beso contra la palma derecha de la mano de Yor.

—No te preocupes por mí, estaré bien, preciosa —susurró.
—Lo siento —murmuró Yor acariciando sus pómulos con los pulgares.
—No es tu culpa.

Ella sabía que no lo era. Pero aún así no quería que él estuviera solo en las fiestas por tres semanas solo en el campus. No es justo que él se quede solo aquí, no después de todo lo que él hizo por ella. No cuando ella sabe que él quiere ver a su mamá después de cinco meses de no haberla visto. Ella extraña tanto a su familia que sabe cómo se siente él, pero no acerca de quedarse aquí solo. Sin ella incluso.

—¿A qué hora te vas, preciosa? —preguntó él, intentando desviar el tema.
—No, eso no importa... Solo dime, desahógate estoy aquí —murmuró Yor intentando conectar con él.

Loid negó con la cabeza.

—Estaré bien, Yor.
—No está bien —agregó con firmeza.

Yor se paró en la punta de sus pies, apoyó la frente contra la de Loid intentando llegar a él. En este momento él se sentía más lejos de lo que incluso estuvieron cuando no se hablaron.

—Preciosa, yo te prometo que estaré bien. No es la primera vez que mi padre me aleja de mi mamá o que no me escucha cuando le pido que por favor me deje ir con ellos o que me deje ver a mamá... Estaré bien, no quiero perder estás pocas horas que tenemos juntos —explicó, cerrando los ojos.

Casi como si estuviera evitando que las emociones salieran a la luz.

—Ven aquí —ella tomó su mano y lo llevó a la cama.

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