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Una semana había pasado desde que Joe y Camille hablaron por última vez. 

Ese mismo día, luego de hablar con sus amigas, Camille dejo Miami sin avisarle a nadie. Los días que siguieron tampoco respondio ningun mensaje de parte de Joe. Él no entendia el repentino cambio en Camille, pero al estar repleto de eventos, reuniones y firmas de contratos no pudo hacerse de tiempo de ir a buscarla para solucionar lo que sea que estuviera pasando entre ellos.

Para Camille, los actos de afecto y cariño de Joe le parecieron sinceros, puros y detallistas, pero algunas acciones le hacían pensar que tal vez estaba siendo la otra mujer en un matrimonio que no había terminado. Tan solo al ver algunas entrevistas que se pasaban por la televisión a la hora estelar donde se mostraba a la pareja sonreir a las cámaras, con abrazos y muy raros besos, al escuchar a la gente por las calles hablar sobre la pareja que parecía reinar la ciudad, ella solo esperaba no haberse equivocado en confiar en alguien nuevamente.

Fue el viernes por la tarde cuando Joe esperó a Camille en el estacionamiento del trabajo de ella. Apoyado sobre el capó del auto de ella, vestido con una sudadera gris, pantalón negro,gafas oscuras y gorra de béisbol intentaba lucir desapercibido. 

Al bajar del ascensor, Camille tragó en seco al verlo esperándola. Algún día lo volvería a ver, pero no espero que él la emboscaría en el único lugar que ella creía que estaría a salvo.

—Cuando volví a Miami no te encontre ahi, ¿me puedes dar una razón? —Fue lo primero que él dijo cuando ella desbloqueo el auto.

—Tenía que trabajar, mi vida no puede cambiar su rumbo solo porque a ti te apetecía pasar un par de días de vacaciones.

—Podrías haberlo dicho por mensaje, pero elegiste ignorar los míos. 

—Estuve muy ocupada esta semana.

—Me sentí como un tonto al volver y no encontrarte ahí.

—Yo me sentí una estúpida al ver las fotos que tu esposa subió a redes.—dijo ella antes de ingresar al auto y cerrarlo de un portazo.

—Bien, ya entendí porque estas enojada, ¿acaso no te quedó claro que a la que quiero es a tí?—dijo Joe sentándose en el copiloto.

—Un puto corazón, le comentaste un puto corazón. —dijo ella mostrándose celosa.

—En mi defensa fue un corazón naranja, no significa nada. 

—¿Enserio crees que voy a tomar lo que acabas de decir como un argumento de defensa?

—Por dios Camille, es mi esposa ante el mundo, se iba a ver mal si no comentaba algo.

—Tienes razón, es tu esposa.

—Además fuiste tú la que no quiso ir conmigo ese día, yo estaba dispuesto a gritarle al mundo sobre nuestra relación y respete tu decisión de hacerlo.

—Pero no para que luego ella publique fotos que me hagan interpretar que ustedes siguen juntos.

—¿En qué idioma debo decirte que yo quiero una vida a tu lado?

—Eres de lo peor, y yo una idiota por caer ante palabras bonitas.

—Te he sido sumamente sincero con mis sentimientos, ¿porque no me crees?

—Tu historial deja mucho que desear.

—Pero prometí serte fiel, y lo he sido.

—Te odio.

—¿Ya ahora que hice?

—Me hiciste hacerte una escena de celos por un maldito comentario en Instagram.

—Yo no decido sobre las cosas que Sarah pública, pero hablare con ella.—suspiró él—Hoy mismo le pediré a mis abogados que aceleren el proceso de divorcio.

—Y ahora me siento peor, quede como la que te exige que te divorcies de tu esposa.

—En tu defensa, fue Sarah la que pidió el divorcio.

—No importa.

—No te martirices, pronto seré un hombre soltero legalmente. Aunque no me molestaria que me hicieras otras escenas de celos.

—Debes pensar que soy una loca, por pasar de querer arrancarte la cabeza a querer besarte.

—Cualquier cosa que hagas conmigo yo estaré feliz.

—¿Un poco masoquista no crees?

—Si, bastante raro. —Joe dejo un corto beso en los labios de la castaña—¿Quieres ir a tu casa o la mía?

—La mía —contestó ella.

—Bueno mi pequeña Toretto, conduce.

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Domingo

Joe había terminado de hablar con uno de sus abogados que se encargaba del proceso de divorcio, sintió tranquilidad al saber que el abogado de Sarah y los suyos estaban en el mismo camino a terminar el divorcio en buenos términos.

Pero esa tranquilidad se vio afectada por la tormenta que se avecinaba, una tormenta que ingresaba por la puerta principal de su casa. Fred, su agente, ingresaba con un semblante preocupado y ansioso a la vez.

—No puedes divorciarte de Sarah.

—Es casi medianoche Fred, vete a casa.

—No entiendes la cantidad de cosas que estan en juego, no puedes darte el lujo de atravesar un divorcio.

—Camille necesita saber que soy un hombre libre, y además se lo prometí.

—Con todo respeto, a ella no le importo eso cuando estuvieron juntos en ese hotel al inicio de la temporada pasada.

—No sabes el contexto de todo.

—Tampoco me interesa.

—Fred, no voy a dar marcha atrás.

—Como tu agente voy a tener que detener ese proceso, tu imagen no se puede ver afectada por un divorcio, tienes a los ojos del mundo sobre tí, Sarah y tu son la pareja de américa, son el John F. Kennedy y Jackie O., no vas a dejar todo solo por irte con Marilyn.

—A John lo asesinaron de un disparo.

—Exacto, ¿qué crees que hará la gente cuando se enteren que dejaste a tu esposa embarazada por una mujer que ha sido tu amante por meses?, sin mencionar a las otras mujeres. No les va a importar que seas un campeón, tan solo mira como tratan a Brady y él no fue quien tuvo un romance extramarital.

—Yo se que en el pasado la cague, y por eso mismo no quiero hacerlo ahora, quiero que Camille sienta que de verdad me estoy esforzando en hacer las cosas bien, y lo primero en la lista es no hacerla sentir como si fuera mi amante.

—Pues tendrás que hacerlo. O es tu carrera profesional, o es la chica que llevas conociendo por unos meses.

—No puedo elegir entre ambas.

—O miéntele, dile que firmaron el divorcio.

—Jamás se creería esa mentira.

—No pierdes nada con intentarlo.

—¿Y si me pide que le muestre los papeles?

—Puedo conseguir unos falsos.

—Lo haces sonar tan fácil, pero está bien, acepto tu propuesta, y habla con Sarah para que deje de publicar fotos por las redes que hagan parecer que seguimos juntos.

—En la vida hay que hacer sacrificios, yo hablare con Sarah y su abogado para arreglarlo, tu solo mantente a ti y a tu querida fuera de los ojos de las cámaras.

—Camille me va a odiar si se entera que le mentí.

—No duele lo que no se sabe, ella no se va a enterar, de eso me ocupo yo.


Illicit Affairs | Joe BurrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora