Illicit Affairs | Joe Burrow

19

Camille continuo con su vida luego del divorcio o eso intento, tuvo que atravesar los cinco pasos del duelo para poder iniciar una nueva etapa.

La negación, esa etapa tan dura de aceptar, Camille estuvo negada a aceptar que su vida era otra, su mente se negó a aceptar que tenía que hacer cosas para superar al que fue el amor de su vida. Y le fue más difícil cuando misteriosos arreglos florares llegaban a su puerta cada domingo. Había una ilusión dentro de ella que esperaba que fuera Dalton el responsable de eso.

Pero al descubrir quién era el verdadero remitente la ira la invadió, se molestó consigo misma al pensar que su ex había sido el responsable de esos regalos. La ira fue su peor enemiga, pero también su mejor aliada. Aprendió a controlarla pero la ira surgía en los momentos que eran necesarios, como cuando uso a la ira para destruir los regalos que Joe le mandaba y luego enviárselos en una caja con una nota llena de furia. Ella hubiera preferido que sea una orden de alejamiento pero Joe tenía que aprender de una forma tranquila.

La negociación llegó cuando tuvo que aceptar ir a un bar con sus amigos del trabajo, la habían invitado a ver el partido de la semana 16 donde los Bengals se enfrentaban a los Chiefs, los eternos enemigos. Tuvo que aceptar ver a su ex jugar, y que eso no le afectara en lo absoluto, y lo logró. Esa noche después de semanas pudo sentirse tranquila entre tantos extraños.

Cuando la semana 17 llegó también lo hizo la depresión. Camille lloró durante una semana entera cada noche. Eso le sirvió para por fin dejar atrás todos los recuerdos, todas las heridas, todas las traiciones.

La ayudo a iniciar la etapa de aceptación. Cuando la temporada de playoffs inicio Camille era una mujer nueva. Finalmente había logrado superar toda esa época tan oscura para ella.

Una semana antes del campeonato de la conferencia americana (AFC Championship)...

Camille's Pov

—Lo se Megan, pero es mucho lo que piden —conteste con el teléfono pegado al oído, Megan quería que me uniera al viaje para ver el Super bowl en Miami— ¿De donde voy a sacar veinticinco mil dólares?

—Estuviste casada con un jugador que posiblemente juegue ahí, ¿podrías conseguir algún descuento? —respondió ella riéndose.

—Eres muy graciosa, pero si te soy honesta, no me quedaron amigos ahí.

—Bueno, entonces solo iremos a Miami a embriagarnos, conocer hombres apuestos y disfrutar del sola, la playa y la arena.

—Es un buen plan, me gusta.

—Perfecto, voy a organizar el viaje, seguramente seamos nosotras dos porque el resto va a buscar la forma de ver el partido, pero pensándolo bien podría gastarme el dinero de la entrada en algún bolso Channel.

Sonreí a través del teléfono—Bien, avísame cuando tengas todo listo, nos vemos. —Corte la llamada.

Casi tres meses, pasó tanto tiempo que siento que fue una vida entera.

Nadie me buscó en todo este tiempo. Y estoy mejor que nunca. Sané y es lo que importa.

El amor no va a volver a tocar a mi puerta en mucho tiempo, o voy a intentar de que no pase. Ya atravesé situaciones que me dejaron un poco traumada y volver a confiar en un hombre va a ser complicado.

Ojalá algún día pueda encontrar a esa persona indicada.

El teléfono que conecta con la recepción de mi edificio sonó, al responder me dijeron que había un repartidor para entregar un paquete, les indique que lo dejen subir ya que había hecho un par de compras días atrás.

Dos minutos después el timbre de mi departamento sonó.

—Hola bonita. —dijo la otra persona cuando abrí la puerta.

—Joe —susurre.

—¿Puedo pasar?

—¿Que quieres?

—Hablar.

—No.

—¿Perdón?

—Te acepto la disculpa, pero no te perdono.

—Quise decir...

—Ya vete porfavor.

—Es urgente.

—Ya supere todo ese drama contigo y tu esposa, no voy a meterme otra vez en ese problema.

—Te extrañe.

—Joe, basta.

—¿Porque devolviste mis regalos?

—No los quería.

—Estas mas linda.

—Gracias, ahora vete.

—¿Enserio ya no me quieres?

—Joe, —respire profundo— yo nunca llegue a sentir algo por ti.

Pude notar como algo en su mirada cambio.

—Interprete mal las cosas entre nosotros.

La puerta del departamento frente al mío se abrió y mi vecina chismosa se asomó.

—Es mejor que pases, hablaremos para dejar todo en claro.

El asintió e ingresó. Entre detrás de él, Joe observo todo mi departamento con detenimiento.

—Es un lindo lugar, pequeño pero acogedor.

—Mi pequeño hogar.

—Bien, hablemos. —dijo al sentarse en medio del sofá de tres piezas.—Siento que lo nuestro nunca fue claro.

—Nunca hubo un nosotros.

—¿Enserio no sentiste nada por mi?

—Si de verdad quieres que sea honesta, yo solo quería acostarme con alguien, estaba triste y vulnerable, y fuiste quien estaba ahí para contenerme de alguna forma.

—Me siento usado.

—Solo digo la verdad.

—Yo si llegue a sentir algo por ti —confesó haciendo contacto visual conmigo.

—Tal vez si la circunstancias fueran otras te daría una oportunidad —bromee.

—¿Como has estado?

Esta vez sentí que su pregunta fue genuina.

—Mejorando poco a poco, ¿y tú?

—Nervioso, en unos días es la final de conferencia.

—Son un gran equipo, van a llegar lejos esta temporada.

—A veces dudo de mi mismo.

—No tiene nada de malo, pero recuerda no dejar ganar a esos pensamientos. Eres el mejor en el campo, de eso estoy cien por ciento segura.

—Gracias, de verdad. Nesecita a escuchar eso de alguien. —se pasó la mano por la cara.

—¿Que tal el bebé y Sarah?

—Uhm, bien supongo. —soltó una risa nasal— Me dejó.

—¿Como?

—Sarah me dejó.