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Los Cincinnati Bengals habían logrado llegar a la etapa de los Playoffs de la mano de Jake Browning. Había sido una temporada difícil para el equipo de Ohio, el estado anímico de los fans y los jugadores no era el mejor, todos estaban preocupados por la salud del Quarterback principal del equipo. La salud de Joe había mejorado desde su cirugía, pero debido al tipo de lesión que sufrió su recuperación había sido larga. 

Habían sido meses de terapia física y psicológica. Sus padres y Sarah siempre estuvieron a su lado acompañándolo a cada sesión, su meta era poder volver a jugar antes de que la temporada terminara, no quería decepcionar a sus fans.

Pero la realidad era otra, por más que él deseara jugar la recomendación de los médicos era que el dejara el futbol al menos por un año.

—¿12 meses? —exclamó Joe un poco furioso.

—6 a 12 meses, ese es el tiempo de recuperación para que el hueso sane por completo.

—¿Por qué nadie me dijo esto antes? —miró con fastidio al doctor.

—Lo lamento Joe, pero es imposible que puedas entrar a un campo de juego en esta temporada.

—No me digas eso, es lo único que me queda.

—Apenas han pasado cinco meses, si te sometes a algún esfuerzo físico como jugar un partido las secuelas de algún golpe pueden ser mortales.

—Siento que me estoy muriendo por dentro, necesito volver al juego, no puedo quedarme sin hacer nada.

—¿Cómo han sido las sesiones con el fisioterapeuta?

—Todo va bien, pero eso no es el asunto.

—¿Y con el psicólogo?

—Es difícil.

—¿Cómo es eso?

—Digo que debe ser difícil trabajar con un paciente que no recuerda una parte de su vida.

—Todo va a mejorar, en los informes dicen que tus avances son muy buenos.

—Pero no dicen que puedo volver al juego, es lo que más me importa.

—Vas a volver, como fanático de los Bengals créeme que es lo que más quiero, pero ahora como tu doctor debo procurar tu salud.

—Bien, lo entiendo. Ya debo irme, ¿algo más que tenga que saber?

—Cualquier cosa te llamare.

—Estaré atento, gracias.

—Nos vemos Joe.

—Nos vemos.

Afligido sale del consultorio, camina por el pasillo a paso firme pero con la mirada perdida, ahora podía decir que había perdido todo, a su familia, a su esposa y ahora el deporté que más amaba. Se sentía vacío por dentro, un sensación horrenda en el pecho que jamás había sentido.

Dentro de él crecía un odio hacia si mismo, hacia la persona que fue en el pasado y que tomo decisiones que repercutieron de manera perjudicial en su presente. 

—¿Eres Joe Burrow? —la voz de un niño pequeño lo detuvieron antes de subir al ascensor.

—Cariño no molestes al joven. —dijo una mujer.

—No se preocupe, ¿eres fan de los Bengals?

—Si, ¿me firmas mi camiseta?, se que no es una del equipo pero no importa ¿verdad?

—Lo hare con gusto, ¿tienes un marcador?

—No, pero le puedo pedir una a la recepcionista, ¿puedo mamá?

—Claro ve.

—Gracias por detenerte, eres su héroe. —agradeció la mujer.

—No hay porque agradecer.

—Enserio, esto significa mucho para él.

Joe sonrió amablemente, lentamente observo con detenimiento el área en el que se encontraba, el letrero de "Oncología" le llamó la atención.—¿Puedo saber porque esta él aquí?

—Quimioterapia. —respondió la madre.

—Oh, lo siento mucho, ¿es muy grave?

Ella asintió—Es un niño que ha pasado por mucho pero aun así sonríe alegre, créeme que jamás olvidara haberte visto hoy.

—Aquí esta —dijo el pequeño al volver con los adultos.

—Bien, ¿a nombre de quien?

—Brady.

Joe tragó en seco—Mi hijo también se llama como tu. —dijo mientras firmaba la camiseta.

—¿Enserio?, Wow eso es genial, yo no conozco muchos niños que se llamen así.

—Si que lo es.

—¿Se lo pusiste por Tom Brady?

—Exacto.

—A mi también. —contestó emocionado el pequeño.—¿Tu porque estas aquí?

—Vine a ver a un amigo.

—¿Ya te vas?

—Si, pero antes, recuerda que somo Bengals y no hay nada que nos pueda vencer.

WHO DEY THINK GON BEAT THE BENGALS, NOBODY —dijeron los dos al unisonó.

—Te deseo mucha suerte Brady, nos vemos. 

—Adiós Joe Burrow —se despidió el niño abrazándolo desprevenido. Aquel abrazo estremeció el duro y roto corazón de Joe. A veces un abrazo puede curar muchas cosas.

—Hasta pronto. —dijo el mayor abrazando al pequeño.

Aquel encuentro había movido muchas cosas dentro de él. Le hizo replantarse muchas ideas y pensamientos, se lamentaba por si mismo y por la cosas que le estaban pasando pero conocer a aquel niño puso en perspectiva todo, habían otras personas que la estaban pasando peor que él y por razones externas a si mismos, mientras que él solo era el resultado de sus propias decisiones.

Tenia que mejorar, debía empezar por disculparse y demostrar que iba a cambiar, que se enfocaría en su familia, en recuperarse por completo para volver la siguiente temporada, en disfrutar del tiempo que iba a tener para ver crecer a su hijo, a pesar de todo aun le quedaban cosas por las que vivir.

Antes de encender su auto inhalo y exhalo profundo. Comenzó a manejar por la autopista para volver a casa, el clima no era el mejor puesto que la nieve comenzaba a caer con fuerza. Aunque lo ponía nervioso que su auto se patinara sobre el asfalto, pero que no hubiera tantos autos a su alrededor lo calmo un poco.

Pero metros más adelante se encontró con un embotellamiento producto de un choque entre dos autos. Le envió un mensaje a su madre indicando que llegaría un poco más tarde de lo previsto, debía buscar a su hijo.

—¿Qué esta haciendo? —dijo cuando por el espejo retrovisor vio las luces de un camión aproximándose a gran velocidad hacia él. 

Y aunque intento salir de la vía antes del impacto, los frenos de aquel camión no funcionaban y la colisión fue inminente.


beso en la cola muack 💋👄

Illicit Affairs | Joe BurrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora