Illicit Affairs | Joe Burrow

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La Liga de Fútbol Americano estaba a la espera de los análisis sobre el estado de salud de Joe. Lo que había pasado en el partido días antes era de suma importancia, más cuando el Super Bowl estaba a diez días de suceder.

Para suerte de Joe y su equipo, los análisis dieron una visión positiva del estado de salud de Joe, que solo había sido una contusión y que él solo debía descansar hasta el día del partido. Cosa que Joe cumplio al pie de la letra. Y tal vez un poco obligado.

Los días que pasó en su casa su madre lo visitaba constantemente, Sarah se limitó a hablar con él por mensajes, para ella era difícil estar cerca de Joe, pero sí se preocupaba por él así que le enviaba postres por medio de la madre de Joe.

También hablaba por teléfono con Camille la mayor parte del tiempo, o al menos cuando ella no trabajaba, para ella fue complicado decirle a Joe acerca de su propuesta de ser solo amigos, puesto que tal vez un malestar como rechazarlo podria causarle algun daño a su salud. Así que solo se limitó a hacer caso omiso a cada comentario coqueto que Joe le dedicaba, fuera de eso sus conversaciones eran buenas, ambos sabían entender al otro, eran muy imaginativos para sacar un nuevo tema de conversación y nunca aburrían al otro. Joe le contaba acerca de jugadas importantes a lo largo de la historia del fútbol, Camille le hablaba sobre sus lugares favoritos en la isla que creció de niña, Joe explicaba con mucho detalle sobre la ciencia espacial, Camille escuchaba muy atenta a todo lo que él decía.

—¿Entonces no has vuelto a la isla desde que eres una niña? —preguntó Joe bostezando.

Eran casi las tres de la madrugada, y quedaba una semana para el último partido de la liga.

—Exactamente —Camille sonrió con nostalgia, la idea de volver no había rondado su cabeza.

—¿Y te gustaría volver en algún momento?

—Por supuesto que sí, pero el momento no se a dado, supongo que en futuro iré con mi es...

Camille se detuvo al escuchar lo que iba a decir.

—Termina lo que ibas a decir —dijo Joe con calma.

—No importa.

—Claro que si. Hace días te pones rara cada vez que te digo un cumplido o intento coquetearte, ¿que sucede?

—No quiero que te pongas mal, es solo eso.

—¿Porque me pondría mal al escucharte decir que en el futuro volverás a la isla de tu infancia con tu esposo?

—Por que siempre me estas insistiendo para intentar tener una relación formal.

—¿Y por eso ya no me rechazas?

—Joe no es eso.

—Camille, se que aún no estás lista, lo entiendo. No tenemos que ponernos raros con todo esto de querer aclarar nuestros asuntos.

—Esta bien.

—¿Amigos? —preguntó Joe bostezando nuevamente.

—Amigos.

—Bueno amiga, que descanses.

—Descansa Joe.

—Te quiero.

—Joe —se quejo Camille.

—¿Nunca le dices te quiero a tus amigos?

—Se cuales son tus intenciones Burrow. —Camille sonrió.

—Pero es verdad que te quiero, más que a mi balon firmado por Peyton Manning que tengo desde niño.

—¿Enserio estás tan interesado en mi?