9

1.2K 103 26
                                    

(+18 content)

Camille's Pov

Los nervios se apoderaron de mi—Tu er... nosotros no... mierda.

Hui.

Una persona normal hubiera cortado la llamada, pero Joe no es alguien normal, es un maldito voyerista que seguramente disfruto escucharnos a través del teléfono por no se cuanto tiempo. No sabía cómo reaccionar ni cómo enfrentarlo después de que escuchó algo tan íntimo entre Dalton y yo. La vergüenza y el enfado se mezclaban, haciéndome sentir vulnerable e invadida.

Corrí hacia el baño de damas, buscando desesperadamente un lugar para esconderme, aunque sabía que solo era una fuga momentánea. No esperaba que Joe me siguiera, pero al verlo reflejado en el espejo, supe que no había escapatoria. Tomé aire profundamente, preparándome para lo que estaba por venir.

—Escapar no te va a librar de esta conversación.

—Sal de aquí antes de que alguien malinterprete esto. —no me gustaría explicarle a Sarah por que su esposo me siguió al baño.

Porque estoy segura de que no soy la primera, ni la única, ni la última mujer con la que Joe va a engañarla, y ese es el problema, Joe no es el tipo de atleta que comparte su vida privada, pero luce como una persona tranquila, callada y tímida, que a simple vista no notas lo ventajero y casanova.

Joe sin decir nada se dirigió hacia la puerta, y cuando creí que se saldría giró el seguro de esta.

Volteó hacia mí y sonrió sin mostrar los dientes, mientras se acerba a mí lentamente se quitaba los guantes blancos y deslizaba el cierre de su chaleco.

—No tenemos nada que hablar, dejé en claro que lo que pasó esa noche fue solo un desliz. —volví a atacar.

—Solo responde una sola cosa, pero se sincera...

Su mirada penetrante me erizó la piel, llenándome de una mezcla de miedo y excitación que no quería admitir.

—Esta mañana cuando lo hacías con Dalton, ¿pensabas en mí?

¿Por qué quiere torturarme con esa pregunta?

—¿Por qué quieres saber eso? Pensé que conseguir acostarte conmigo era suficiente.

—Responde a mi pregunta nena, además fuiste tú la que me beso primero.

—No me llames de esa manera.

—No decías lo mismo cuando tu boca estaba llena de...—una bofetada de mi parte lo hizo callar.

Me agarro de las muñecas, la sangre me hervía y no sabría decir si era por los nervios o por otra cosa.

—Me engañaste para meterme en tu cama, ¿Cómo puedes hacerle esto a Sarah?

—Lo que pase entre mi esposa y yo es mi problema, ¿Qué hay de ti y Dalton? ¿Acaso no sientes culpa o algo?

No contesté.

—¿O la idea de yo te escuchara gemir mientras otro te complace encendió algo más en ti?

—Estas loco si piensas que voy a volver a estar contigo.

—Tu fuiste la que me envió un mensaje para vernos —acercó su rostro a centímetros del mío— yo te di una dirección y una hora, tu apareciste en la puerta de mi habitación de hotel predispuesta a pasar la noche conmigo.

Me solté bruscamente de su agarre, pero eso no justifica que sea un mentiroso. No quería verlo más a la cara, giré para darle la espalda pero al instante me di cuenta que fue mala idea, había quedado atrapada entre él y el lavamanos.

A través del espejo pude ver nuestro reflejo, él justo detrás de mí, aún sin tocarme podía sentir sus grandes manos sobre mi—Olvidémonos del resto de mundo por un momento, tu quieres esto tanto como yo, y no te imaginas cuando te deseo en estos momentos, pero no haré nada que tu no quieras.

La sensación de peligro al imaginar que alguien podría descubrirnos se mezclaba con los recuerdos de aquella noche en el hotel, intensificando mi deseo de volver a sentir su contacto.

Algo volvió a apoderarse de mí otra vez, como la otra noche en el hotel, un especie de corriente sustituyó al brillo de mis ojos por un fuego de deseo carnal creciente.

Fui pegando mi trasero a su pelvis, pude sentir como su entrepierna estaba dura e iba creciendo contra mí, cuando mi espalda estuvo sobre su pecho una de sus manos recorrió mi abdomen bajo, acaricio mis senos por sobre la tela de mi camiseta y termino sobre mi cuello al cual le dio un leve apretón antes de tomar mi mentón y hacerme girar el rostro hacia él para besarlo.

Cuando termino con mis labios estos quedaron rojos por la intensidad de sus besos, sus manos fueron colándose por dentro de mi minifalda hasta llegar al borde del diminuto short blanco que llevaba debajo para que mi ropa interior no se viera, metió su mano hasta llegar a mi sexo húmedo, donde con sus dedos acarició mi clítoris deseoso e hinchado, lo tocó por varios segundos hasta que noto que la humedad en mi centro se incrementó.

Fue que deslizando mi ropa con lentitud porque buscaba que las ganas de tenerlo dentro de mí aumentaran, y lo estaba logrando. Mi camiseta junto con mi top deportivo comenzaron a molestar así que Joe con mi ayuda logro sacarme los y dejarlos en el suelo junto con su camiseta y chaleco que él ya se había sacado. Dejó caer al suelo mi short junto con mi ropa interior, me hizo inclinar sobre el lavabo para que mi espalda se arqueara y el culo me quedara en pompa dejando mi zona íntima expuesta para él.

 El sonido del cinturón desabrochándose llego a mi oídos mientras que él me sonreía a través del espejo observándome con mucho deseo, con una rapidez que me dejó sorprendida había logrado ponerse el preservativo con éxito. 

Joe no rompió el contacto visual mientras introducía su miembro en mí. Nuestra imagen en el espejo podría ser digna de algún cuadro griego, nuestros cuerpos acoplados y unidos por el placer de sentir ese calor humano tan exquisito que solo lo sientes al estar conectado de manera carnal con alguien.

A pesar de haber estado con él, mi interior no se había acostumbrado al tamaño, por lo que sus primeros movimientos fueron lentos para poder entrar por completo en mí, pequeños jadeos salieron de mis labios mientras intentaba acelerar sus movimientos. Yo solo trataba de no hacer un escándalo, pero estar con Joe significaba no para de gritar ante cada toque y embestida.

La imagen del espejo mostraba como yo solo estaba cubierta por la minifalda y detrás de mí Joe sostenía fuerte mi cadera con una mano y con la otra acariciaba uno de mis glúteos. Podía ver como sus músculos de los brazos se contraían ante cada movimiento, como su pelo se volvía rebelde y una fina capa de sudor nos cubría a ambos.

Con cada embestida podía sentir como algo en mi interior se incrementaba, el movimiento de sus dedos sobre mi clítoris ayudo a que todos mis músculos se relajaran y que de mi boca solo salieron gemidos que tuve que controlan y silenciar, y cuando al fin lográbamos llegar juntos al orgasmo un llamado de urgencia proveniente de la puerta rompió nuestra burbuja.

—¿Hay alguien ahí? Es urgente, por favor —la voz preocupada de Sarah irrumpió en la habitación, destrozando nuestra burbuja de deseo y devolviéndome bruscamente a la realidad.




Sarah be like:

Sarah be like:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Illicit Affairs | Joe BurrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora