Comensal

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Balag había recibido la invitación

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Balag había recibido la invitación. Le parecía muy extraño que El Vial, el nuevo restaurante que había conseguido todos los premios y condecoraciones culinarias, no se la hubiera enviado antes. 

Él era, por encima de todos los críticos gastronómicos, el más reverenciado e influyente, si algo le gustaba, el restaurante despegaba al olimpo de la restauración. Aunque si algo no le gustaba... Podía ser feroz. 

De todos modos ya se sentía más tranquilo, durante meses se obsesionó por la falta de interés de El Vial por su opinión. Habían dañado su orgullo, pero por otro lado, necesitaba probar ya los famosos manjares de ese lugar. Secretamente  quería darles una mala nota por la estocada a su vanidad, pero ante todo era un profesional, o eso le gustaba pensar.

Lo extraño de ese lugar era su misterioso chef,  jamás había dicho su nombre o había mostrado su cara al público. Algo bastante extraño, el gremio de la alta cocina estaba lleno de narcisistas con afán de focos, Balag lo sabía bien.

El Vial tan solo atendía a un comensal por semana, y por fin, era su turno.

—Le presento nuestro primer entrante, su nombre es: El padre. Una muestra de nuestra mejor carne, familiar aroma que despertará recuerdos perdidos, jugosa, con un golpe de calor sutil, este plato se sirve frío. 

La carne fría no le parecía algo original ni rico, probó un trozo con delicadeza.

—¡Espectacular! ¿Qué tipo de carne es? ¡Jamás había probado algo así! —felicitó el crítico con sorpresa.


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El gabinete de los horroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora