Malaspina

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Atracamos en el puerto de la isla Malaspina después de una larga batalla con el mar encolerizado

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Atracamos en el puerto de la isla Malaspina después de una larga batalla con el mar encolerizado.

Esa isla perdida en la niebla no era nuestro destino, y al parecer no era el destino de nadie. El puerto estaba prácticamente desierto. Algunos pescadores de la zona nos miraban con recelo, tal vez se preguntaban que hacían unos tontos con un yate en su pequeña isla perdida en el trasero del mundo, qué se yo.

Intentamos buscar un restaurante. Queríamos un plato caliente y nutritivo que nos acabase de plantar los pies en la tierra.

 Encontramos una fonda de pescadores bastante desangelada, era la mejor opción, aunque debería decir la única.

Nos sirvieron merluza hervida, el pescado era muy bueno, no esperábamos menos siendo un pueblo pesquero, aunque la elaboración no tenía ninguna gracia.

—¿A caso no conocen el perejil en esta isla? ¿El ajo? ¿La cebolla? —murmuró mi amigo Gabriel entre risas.

—La merluza es un pescado noble y delicioso. Él nos lo proporciona, y no necesita ninguna de esa basura como perejil, ajo o cebolla para ser comido. Ustedes deberían venerar la comida que tienen delante del plato —dijo la mujer de la taberna con una seriedad digna de una austera monja de clausura.

—Disculpe, señora, mi amigo dice tonterías —me atreví a decirle a la cocinera que hacía a su vez de camarera—. ¿Tiene habitaciones para nosotros? Con este tiempo no podemos volver a nuestro yate.

Ella hizo algo que no esperábamos, se puso a reír, una risa retorcida y rara.

La posada comenzó a llenarse de gente, no eran clientes despreocupados. No, éstos nos miraban a nosotros, en poco tiempo esa multitud nos rodeó. Me dio incluso más mala espina que la risa de la señora.

—¿Qué está pasando? —preguntó mi amigo Carlos levantándose de su silla.

Él nos bendice con sus peces, y nosotros, una simple isla de pescadores le ofrecemos a los nuestros... —sentenció la cocinera.

 —sentenció la cocinera

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El gabinete de los horroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora