Prefacio

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Roy

Estrujé la nota rosada en mi mano, volviéndola una bola antes de arrojarla al suelo. Me recosté al lavabo, inspeccionando mis nudillos mientras me quitaba la sangre con una toalla mojada. Estaban lastimados, Suelym odiaba cuando eso pasaba. Levanté la vista cuando Donovan desató al sujeto de la silla y este cayó de bruces al suelo del baño. Estaba vivo, demasiado magullado por los golpes, pero sobreviviría. Él no era mi objetivo, solo un simple peón, pero debía aprender a dejar descansar en paz a los muertos y no me molestaba ser yo quien le impartiera la lección.

Andrew abrió la puerta, mirando con asco la escena. Estaba tan enojado como yo, pero mis métodos nunca resultarían de su total agrado, ni siquiera esta vez. Habíamos recibido una llamada del cementerio, la tumba del padre de Suelym había sido vandalizada, cubierta de sangre falsa y notas rosas con un mismo mensaje escrito una y otra vez: "¿Dónde está?"

No fue difícil rastrear al responsable, un hombre que respondió un anuncio en el periódico para un trabajo de mensajero, le ofertaron la tarea y accedió. No sabía quién lo contactó, no hizo preguntas, solo perturbó el descanso de mi suegro y el duelo de mi novia a cambio de cuatrocientos dólares. Viéndolo en ese momento, siendo arrastrado por Donovan y Gio para sacarlo del baño, me preocupé de haberme pasado un poco, quizás descargué gran parte de mi resentimiento en él. Como fuera, me reconfortaba que la sangre sería más fácil de limpiar en los azulejos. Suelym no debía saber sobre esto.

—Le enviaron una nota a Kristal —dijo Andrew, deteniéndose frente a mí, pero todavía con la vista clavada en la silla ahora vacía—. Brandom la interceptó antes de que ella la viera.

—¿Lo mismo? —pregunté, dejando la toalla sobre el lavabo.

Andrew asintió. Siempre lo mismo. Una nota rosa. Un corazón dividido por dos líneas en una cara, una pregunta en la otra: ¿Dónde está?

—¿No le has dicho? —preguntó Andrew, pronunciando cada palabra despacio. Sabía que era terreno cenagoso. Suelym no era un tema de conversación sencillo de llevar a la mesa en aquellos días.

—No responde mis llamadas —admití—, y si las respondiera tampoco se lo diría. No necesita perturbarse con esto, solo le hará daño.

—No puedes aislarla toda la vida, Roy. Ella no te lo perdonará si se lo ocultas más tiempo.

—Puedo vivir con que me odie si eso la mantiene a salvo —dije, pasando por su lado para salir al corredor.

—¿Y crees que está a salvo? —preguntó, tomándome del brazo para que lo observara— Él no parará hasta tenerla aquí.

—Y yo no pararé hasta verlo muerto —afirmé, zafándome de su agarre—, veamos quién llega a su meta primero. 

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora